Las auxiliares de Barreras pactan una tregua con Ritz Carlton

Las subcontratas de Barreras se adhieren al acuerdo de refinanciación del astillero, aunque no cierran la puerta a futuras demandas

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Las auxiliares acreedoras de Barreras sellan una tregua con el nuevo dueño del astillero: Ritz Carlton. Las empresas han acordado su adhesión al plan de refinanciación que la firma viguesa ha pactado con las entidades financieras en un movimiento.

Lo hacen, aseguran, «por responsabilidad» y «porque para nada interesa el concurso», al tiempo que han mantenido que su aspiración es cobrar la totalidad de los 20 millones que todavía se les adeuda, según ha recalcado el portavoz de Uninaval, Alberto Rocha, y el secretario general de Asime, Enrique Mallón, en un encuentro con los medios tras esa reunión «difícil».

Puerta abierta a posibles demandas

Pese a ello, Rocha y Mallón explican que todavía queda «abierta» la posibilidad de que cualquier acreedor que lo considere pueda emprender acciones judiciales contra el astillero, de quien no han cobrado todavía su deuda pese a esperar los tres meses de margen que les solicitaba Barreras.

«Es la mejor solución, la menos mala, la única», ha señalado Mallón, que recuerda que sin este «paso adelante», «nadie cobraría nada». Según ha apuntado, la decisión de adherirse al plan de rescate de Barreras está condicionada a seguir negociando las fórmulas de pago del crédito, aunque ya hay un «compromiso» de que la deuda contraída en la construcción del barco de Ritz Carlton empezará a pagarse cuando se homologue el acuerdo y se retome el trabajo y el resto a la entrega del buque.

El mantenimiento del derecho de crédito ha sido una de las concesiones que ha decidido a las empresas a sumarse al plan, según ha indicado el secretario general de Asime. «Hemos conseguido que no se hable de quita en ningún documento (…), pero si queremos cobrar todos, el astillero tiene que ser viable», ha incidido.

Las condiciones del acuerdo

Las auxiliares han arrancado de Barreras el compromiso de que tomará en consideración varias condiciones: que, en los nuevos trabajos, se pague una parte por adelantado; que se devuelvan los avales que las auxiliares depositaron; y que se consolide y reconozca la deuda por los trabajos que quedaron a medio hacer cuando se paralizó la actividad, y que no habían sido facturados.

Con respecto al crédito vinculado a los proyectos de Havila y Armas, Rocha ha recordado que Uninaval propuso a la Xunta la compra de esa deuda, «una operación perfectamente defendible» siempre que haya garantías para la administración, y de este modo, la industria auxiliar «se pondría en una situación más cómoda y afrontaría con más músculo» los trabajos futuros.

A partir de que se valide judicialmente ese plan de refinanciación, la previsión es volver al trabajo «en una o dos semanas», según Enrique Mallón, y se seguirá negociando el pago de la deuda pendiente. En cualquier caso, ha advertido de que el plan de viabilidad de Barreras no podrá ejecutarse si no hay carga de trabajo más allá del barco de Cruise Yatch 1 Lted (naviera de Ritz Carlton), por lo que otros encargos son «imprescindibles».

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