Las siderúrgicas de Megasa en España ganaron más de 55 millones antes de la crisis energética

La planta de Narón multiplicó por ocho sus ganancias en 2021 y la antigua factoría de ArcelorMittal en Zaragoza ganó nueve veces más

Interior de la factoría de Megasa en Zaragoza

Interior de la factoría de Megasa en Zaragoza

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El periodo que medió entre lo más duro de la pandemia por Covid-19 y el agravamiento de la crisis energética lo aprovechó Megasa, el grupo siderúrgico de la familia Freire, para acumular importantes beneficios. La inflación, al menos en su primera etapa, no hizo mella en la compañía sino al contrario, pues sus siderúrgicas españolas, una en Narón y otra en Zaragoza, ampliaron márgenes aprovechando el incremento de precios. La consecuencia fue que, entre las dos, registraron unas ganancias de más de 55 millones en el ejercicio de 2021.

La planta de Narón, el enclave desde donde los Freire hilvanaron una fortuna digna de Forbes, obtuvo unos beneficios de 25,4 millones, ocho veces más que en el año de la crisis sanitaria. Como avanzó este medio, la cifra de negocio se disparó un 80%, pasando de los 136 a los 246 millones e impulsando el resultado final. Megasa Siderúrgica, la sociedad de control de la factoría, cuenta con unos 130 trabajadores, una plantilla mermada desde una reestructuración emprendida por el grupo en 2014 y que implicó también una caída de producción en las instalaciones gallegas, que entonces alcanzaban las 800.000 toneladas. Ahora produce aproximadamente la mitad, adaptándose a las horas de menor coste energético y generando, al menos en 2021, importantes beneficios.

Éxito e inversiones en Zaragoza

Megasider, la fábrica de Zaragoza que Megasa compró a ArcelorMittal, dio un salto todavía mayor. Sus ganancias se multiplicaron por nueve en el ejercicio post-Covid, pasando de los 3,5 millones de 2020 a ganar más de 30,5 millones al año siguiente. Como sucedió en Galicia, la cifra de negocio se disparó, alcanzando los 325,3 millones, un 50,32% más. «El incremento en los costes de producción impactó igualmente al alza en los precios de venta de los productos terminados de la Sociedad, lo que unido al esfuerzo de contención de costes permitió el aumento en los márgenes de venta», explica el grupo en la memoria de ejercicio tanto de la factoría de Narón como de la aragonesa.

Megasider cuenta con unos 220 trabajadores y la llegada de los Freire, que adquirieron la planta en 2016, precedió a un fuerte conflicto laboral en el que las protestas se encadenaron durante un año. Los recortes propuestos por la dirección tras la finalización del anterior convenio para ajustar costes, sumada a un descenso de la plantilla, provocaron el conflicto, que resolvió un pacto en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA) en 2019. En 2021, la compañía avanzó que realizaría inversiones por valor de 70 millones en la factoría.

La fórmula de los Freire

Ambas plantas, Megasa Siderúrgica y Megasider, siguen la misma operativa, vendiendo su producción a Metalúrgica Galaica, la comercializadora del grupo, que se encarga de distribuirla a los clientes. Esta sociedad logró unas ventas de 1.590 millones en el ejercicio y cerró con 25,5 millones de beneficio. Las tres empresas cuelgan de un holding domiciliado en Madrid, Bipadosa, que también controla las dos factorías portuguesas de la familia, ubicadas en Maia y Seixal.

Curiosamente, los buenos resultados precedieron a los parones de producción que afrontaron las factorías en España y Portugal en 2022 debido a los elevados precios de la energía. Megasa, como Alcoa, forma parte de los grandes consumidores energéticos de la industria española.

Optimismo en el grupo

El problema de la energía, agravado por la guerra en Ucrania, y la inflación no menguaron, en todo caso, la confianza del grupo, que enfatizaba en el informe de gestión de sus empresas la solidez de la compañía ante tales vicisitudes: «La incertidumbre sobre la situación del entorno macroeconómico mundial, así como sobre la evolución del conflicto en Ucrania y sus consecuencias sobre la economía dificultan la evaluación del impacto que pueda tener sobre la sociedad, si bien su buena situación financiera y su capacidad para adaptarse a los diferentes entornos nos respaldan a la hora de afrontar este desafío».

Y añadía en la memoria de Megasider: «La sociedad, consciente de la importancia que la actividad industrial tiene en tiempos de crisis para la recuperación de la economía, continuará realizando sus mejores esfuerzos para adaptarse a los numerosos cambios de un entorno cada vez más complejo e impredecible, y para mantener su normal actividad».

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