Seat enciende la luz roja: todo pendiente de las respuestas de Volkswagen

Gobierno y sindicatos están preocupados por el futuro de la marca, que no tiene prisa en clarificar la cifra de coches con motores manipulados

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La crisis de Volkswagen por las trampas en las emisiones se ha extendido este jueves a Seat, que ha admitido que ha montado motores diésel con el software tramposo. Se han confirmado así los peores augurios para la marca española del grupo, previsibles después de que VW cifrara en 11 millones los coches afectados en todo el mundo. Y se abre un periodo de incertidumbre para Seat, en medio del nerviosismo de instituciones y sindicatos, que quieren soluciones que garanticen la inversión de 3.300 millones prevista hasta 2019.

A raíz de una información que cifraba en medio millón el número de coches Seat con el motor manipulado –de los cuales entre 250.000 y 300.000 circularían por España–, la marca de Martorell se ha visto obligada a admitir que ha montado los motores EA189. Y el propio presidente, Jürgen Stackmann, lo ha admitido en una entrevista a Europa Press.

Contando los coches afectados

Sin embargo, no ha confirmado ninguna cifra. En los últimos días, la compañía está haciendo un recuento del número de motores diésel tramposos instalados, que son los 2.0 TDI anteriores a la normativa Euro 6. Seat ha garantizado que los modelos posteriores cumplen las normas medioambientales europeas y los requisitos legales.

Pero Seat no tiene prisa. Stackmann ha comentado que «sólo cuando esta investigación esté completamente acaba y sepamos de qué estamos hablando realmente, estaremos en condiciones de informar a nuestros clientes y al público sobre el número y los detalles de los coches afectados».

Este viernes se puede arrojar algo más luz, ya que el grupo Volkswagen podría hacer pública la lista de modelos afectados, entre los que podría haber varios Volkswagen (Golf, Jetta, Passat o Beetle) y Audi (A1, A3, A4 y A6), según los datos recabados en EEUU. En Europa, la lista será más amplia e incluirá modelos de la marca española. En Martorell se fabrican el Ibiza, el Leon y el Altea, además del Audi Q3.

Preocupación en Gobierno y sindicatos

Ante este escenario, el Gobierno, que tardó en reaccionar, se ha empezado a poner nervioso. El ministro de Industria, José Manuel Soria, envió una carta a Javier García Sanz, presidente mundial de VW, para expresar su preocupación y han anunciado, por fin, una investigación. Pero evitan valorar la actuación de Seat y los posibles delitos cometidos, tanto medioambientales como a nivel industrial y de consumidores, cosa que sí han hecho países como Alemania y Francia –a pesar de que el grupo VW no tiene fábrica en el país galo–.

Los representantes de los trabajadores de Seat, que tiene una plantilla de 14.000 personas, también están inquietos por la situación que se abre. Tanto la UGT como CCOO han pedido al grupo que aclare la afectación cuanto antes y actúe con responsabilidad para evitar males mayores.

Inversiones en peligro

Como el Gobierno, los sindicatos están preocupados por las inversiones previstas hasta 2019, de 3.300 millones, que aunque Jürgen Stackmann asegure que están garantizadas, la magnitud que está cogiendo, y va a coger, el caso, las ponen en entredicho. Pero además, también temen que la crisis pueda acabar costando puestos de trabajo.

El comité de empresa de Seat ha defendido la honestidad de la plantilla de la marca, ya que «los motores vienen hechos de Alemania» y en Martorell sólo se colocan, ha aclarado el presidente del comité, Matías Carnero. Los representantes de los trabajadores de la marca estudian personarse en una causa penal contra VW.

Los consumidores empiezan a organizarse

Ya está pasando en EEUU, donde se preparan denuncias colectivas de clientes de Volkswagen por un presunto engaño. Y está a punto de llegar a Europa. Este viernes, la organización de consumidores Facua presenta la creación de una plataforma de afectados por el fraude de las emisiones.

Es decir que a las esperadas multas de las autoridades, puede que las marcas del grupo VW tengan que sumarle indemnizaciones, lo que podría elevar enormemente el coste de las trampas. Sólo en EEUU se enfrentan a una multa de 18.000 millones de dólares (15.900 millones de euros). Y todo ello sin contar los costes de la pérdida de confianza por parte de los consumidores, que puede hacer caer las ventas.

Imagen de transparencia y renovación

Para intentar parar, o minimizar, esta sangría, el grupo VW se ha puesto manos a la obra para dar una imagen de transparencia –como con el anuncio de los modelos afectados– y en la renovación de su cúpula. El inicio fue el miércoles, con la dimisión del presidente, Martin Winterkorn, y continuará este viernes, cuando se reúne el consejo de supervisión de la compañía.

Según fuentes consultadas por Reuters, el consejo destituirá este viernes al consejero delegado del grupo en EEUU, Michael Horn, que admitió que la compañía ha cometido un grave error, y a los máximos responsables de I D de Audi, Ulrich Hackenberg, y de Porsche, Wolfgang Hatz.

También tiene pendiente nombrar al sustituto de Winterkorn. Todas las miradas se dirigen al presidente ejecutivo de Porsche, Matthias Müeller, que, también este viernes, podría coger las riendas del futuro de este gigante, ahora con los pies de barro.

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