Cara y cruz de la derrota: Pontón hace historia y el PSdeG se descalabra (aunque Besteiro sigue)

Los nacionalistas marcaron su techo histórico, con más de 455.000 votos y seis nuevas actas, pero su crecimiento fue, en gran medida, a costa del PSOE, que acuñó sus peores resultados a pesar del apoyo decidido de Sánchez a su candidato

José Ramón Gómez Besteiro y Ana Pontón

Cabezas de cartel del PSdeG y del BNG, José Ramón Gómez Besteiro y Ana Pontón, en sus comparecencias en la noche electoral del 18F. Fotos: Europa Press

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“Cuidado con la fiesta, que nos la quitan de los fuciños”. Aquella frase histórica de Arsenio Iglesias bien valdría para resumir lo que este domingo le ocurrió en Galicia al bloque de izquierdas y, especialmente, al BNG de Ana Pontón. Todas las encuestas, hasta el momento en el que se conocieron los sondeos denominados a pie de urna, decían que, debido al gran impulso de los nacionalistas gallegos, era posible que el PP de Alfonso Rueda perdiese la mayoría absoluta en el Parlamento gallego, forzándolo, en el mejor de los casos, a una alianza con la Democracia Ourensana de Jácome que no le saldría barata. Pero no fue así. El heredero de Feijóo logró 40 escaños y no le hizo falta ni el alcalde de Ourense ni el voto emigrante para amarrarse a San Caetano. El BNG hizo historia: alcanzó su techo histórico, pero creció, en buena medida, a costa de descalabro del PSdeG, impidiendo el vuelco que veía tan cerca.

Es el resumen de una jornada electoral en la que BNG y PSdeG han marcado hitos para bien y para mal. Las dos caras de la moneda de una derrota.

Los nacionalistas partían ya de uno de los mejores resultados de su historia: los 19 escaños obtenidos en 2020, cuando se erigieron en segunda fuerza de Galicia, con el sorpasso a los socialistas. Este 18F batieron todas sus marcas y lograron su techo de votos: casi 455.000 papeletas que le otorgan 26 asientos en el Pazo do Hórreo, seis más que los que tenía.

Techo histórico del nacionalismo gallego

El Bloque mejoró las marcas históricas de Xosé Manuel Beiras y de Anxo Quintana y lo hizo con el empuje de Ana Pontón, la veterana que logró renovar el espacio nacionalista. Diputada desde 2004, tomó las riendas del partido en 2016, cuando se puso al frente de una organización rota tras la escisión que sufrió cuatro años antes. De ahí, los frentistas han pasado a triplicar su número de escaños y afianzarse como primera fuerza de la oposición. Este domingo, el BNG obtuvo dos diputados más por A Coruña, otros tantos por Pontevedra y sendas actas más por Lugo y Ourense.

El ascenso del BNG no es menor: en la última semana de campaña, el PP de Rueda y Feijóo optó por centrar sus ataque no ya sobre el PSdeG sino sobre Ana Pontón y los partidos nacionalistas. El de Os Peares insistió en un hecho en el cierre de campaña en A Coruña: en las elecciones generales, el 80% de los gallegos no votaron BNG. En julio del año pasado, los del Bloque aseguraban que podían llegar a conformar grupo propio en el Congreso, pero se quedaron como estaban, con el escaño de Néstor Rego. Sin embargo, los resultados de los comicios autonómicos evidencian que su estrategia, que se alejó del debate del clave estatal de populares y socialistas, supo pescar más allá del votante puramente nacionalista.

En esta campaña, Pontón no escondió sus siglas, pero se presentó como «la presidenta de un pueblo unido» y apeló a que “no había una sola forma de sentirse gallego o gallega”, ya que todas eran válidas. El BNG rentabilizó su discurso, pero los números dicen que lo hizo a costa, en gran medida, del PSdeG y del espacio rupturista, que ha sido incapaz de regresar al Parlamento de Galicia. Sube seis escaños frente a los cinco que pierden los socialistas.

Reconciliación frente a rupturismo

Otro dato a destacar de la campaña de Pontón es que mientras el espacio rupturista se desgajaba en dos listas distintas, la de Sumar y la de Podemos, exponiendo una vez unas luchas internas que ya han sido penalizadas por el electorado en distintos comicios, el BNG protagonizó la campaña de la reconciliación, con el apoyo manifiesto de Beiras, Martiño Noriega y Anxo Quintana.

Aún dentro de la derrota, la imagen del BNG se refuerza tras estos comicios. «Tenemos que ver como somos capaces de seguir ensanchando las bases del BNG y lo que demostramos es que el BNG no tiene techo y esa línea de seguir ensanchando va a ser clave. Aquí está la alternativa que puede darle una alternativa a este país y yo me siento con más fuerza, con más energía y con más ganas que nunca», dijo este domingo, en una comparecencia pública agridulce. «A pesar de todo, este es un resultado que rompe todos los techos electorales del BNG y nos sitúa como la esperanza de muchas personas; tenemos seis escaños más, más de 455.000 personas nos votaron y hemos ganado las elecciones en ciudades tan importantes como Vigo. Somos un BNG consolidado y fortalecido, pero esto ha sido insuficiente. Sé que hay mucha gente decepcionada y entiendo y comparto esa decepción«, resolvió.

Batacazo socialista

Efectivamente, para desalojar al PP de la Xunta era preciso que el impulso del BNG no se llevase por delante a su potencial socio de Gobierno, al PSdeG de Gómez Besteiro.

Los socialistas gallegos encarnan la cara más amarga de la derrota del bloque de izquierdas ya que firman sus peores resultados en la comunidad, al pasar de 14 a 9 escaños, con un 14,17% de los votos, un resultado que sitúa al PSdeG por debajo de los 14 escaños logrados por Xoaquín Fernández Leiceaga (obtuvo un 17,88% del voto) y Gonzalo Caballero (19,38% del voto).

El PSdeG se descalabra en resultados en Galicia curiosamente con un candidato, José Ramón Gómez Besteiro, que goza de buena imagen dentro del partido y que contó desde el principio con el apoyo decidido de Ferraz y del propio Pedro Sánchez, que tuvo una presencia continuada en una campaña en la que el PP supo medir los tiempos –Rueda convocó elecciones haciéndolas coincidir con el debate de la amnistía–.

Otro de los handicaps con los que lidió Besteiro fue su grado de conocimiento ya que, tras siete años apartado del foco mediático, regresó a primera línea política en marzo del año pasado, al ser nombrado, primero, delegado del Gobierno, y luego diputado en el Congreso con las elecciones de julio. Un año, según los resultados de este domingo, que no les bastó para hacerse conocer.

El PSdeG pinchó especialmente en Pontevedra y Ourense, ahí donde la influencia de Besteiro en el partido, en teoría, no es tan grande. En esas dos provincias perdió cuatro escaños, dos en cada una. El golpe fue menor en A Coruña, en donde se dejó un acta por el camino, manteniendo resultados en Lugo, de donde es originario Besteiro y su número dos, Lara Méndez.

Respaldo a Besteiro de Ferraz

Tras el descalabro socialista y teniendo en cuenta la inmediata caída, en el pasado, de líderes que no fueron capaces de mejorar su marca en las autonómicas, la noche electoral las miradas se centraron en el lucense, que mantiene su escaño en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, lejos de anunciar una dimisión, Besteiro indicó que el PSdeG “necesita consolidar un proyecto que sea reconocido entre la ciudadanía y que sea una verdadera alternativa real y segura” y que tomará posesión de su acta como diputado en el Parlamento gallego.

Las malas marcas del PSOE en Galicia son también un golpe para Sánchez, precisamente por la implicación que asumió y porque la derrota de Rueda le hubiera servido para sentenciar a Feijóo en Madrid. Ferraz asumió este domingo que los resultados habían sido malos. «A pesar de que la izquierda crece y la derecha ha retrocedido no ha sido suficiente, no ha sido un buen resultado», dijo la portavoz del partido, Esther Peña. Sin embargo, a renglón seguido, indicó que el partido confiaba plenamente en Besteiro como el mejor líder para recuperar la confianza de los gallegos.

Lo cierto es que, en esta campaña, y a pesar de la presencia del núcleo de Ferraz, que confrontaba con el PP estatal de Feijóo, el PSdeG no logró cambiar la imagen que lo posicionaba como la muleta del BNG para un cambio que, finalmente, no se produjo.

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