Loria y el carrito del ‘helao’

C/ Roger de Llúria, 35 www.restaurantloria.com 93-412-33-72 1 sobre 5

Hace casi un año ya que en la antigua sede del restaurante Noti –nombre con el que evocaba un antiguo y extinto diario vespertino de Barcelona que tenía allí su redacción– abrió sus puertas un nuevo local, el Loria.

Pertenece al Grupo Galera, con intereses en el mundo del golf, el espectáculo y la gastronomía. No acabo de entender por qué en la web del establecimiento no se hace mención del pasado más reciente de aquellas paredes, para nada vergonzoso.

Los promotores han invertido mucho dinero en dar una vuelta de 180 grados a la decoración. Parece más pequeño porque se han habilitado dos ambientes donde antes solo había uno.

Madera sin pulir

Madera sin pulir en el suelo, en los medios tabiques que separan los dos comedores de la planta baja, situados a niveles diferentes, y en la escalera que lleva a las cocinas, los servicios y una sala privada con capacidad para unos 16 comensales, dotada de una gran pantalla de televisión.

Antes de la sala, una barra y una mesa de madera alargada como invitando a tomar unas tapas. Es un local de estos que ahora surgen tantos en la ciudad, como un gastro bar, informal, abierto muchas horas y una cocina que podríamos definir como de moda.

Restaurante Loria (Barcelona).
 

Tienen cerveza Mahou de barril que sirven muy correctamente, con un estilo caña madrileña logrado. No hay carta de vinos, sino una muestra de sus referencias en estanterías a la vista. Cada botella lleva una etiqueta con el precio en bodega y el precio en la mesa, bastante próximos.

El margen del vino

Es una información que falsea la carga que le ponen a cada vino. Así, un Camins del Priorat dice costar 24 euros en la bodega y 29 en la mesa; de manera que solo cargan cinco euros, el 20%. Ignoro quién es el mayorista al que acude Loria, pero les recomendaría que cambien porque le pone 10 euros más por botella de este buen vino.

Lo mismo ocurre con el Fenomenal, que dice costar 10,6 y 16,6 euros, respectivamente. Pero que lo normal es pagar por él 7 euros en bodega. Bebimos un simpatiquísimo tempranillo de Castilla –Me and you- que pagamos a 17 euros. No sé cuánto dicen que vale en bogeda, no me fijé, pero he visto después que lo normal son 7 euros. O sea, que le cargaron más el 150%.

Es curioso que unos profesionales como estos se dejen pillar con el carrito del helado tan gratuitamente. Un gesto excesivamente agresivo con los clientes.

Y el caso es que la cocina no está mal y mantiene una buena relación calidad precio. Nos hizo gracia que entre las tapas figurara un «homenaje» a la patata brava. La probamos, y estaba bien. Como el won-tou de langostinos acompañado de mayonesa de albahaca.

De segundos comimos un bacalao con pochas, bien hecho. Y un entrecot con humus, también satisfactorio. Y, luego, un café Medalla de Oro estupendo; la mejor nota de la comida. Pagamos unos 30 euros por persona, un precio que encontré equilibrado. Una lástima.

Economía Digital

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