Álvarez de Toledo destroza la estrategia del PP de asfixiar a Marlaska

Malestar en el PP con su portavoz por abrir una polémica con Iglesias ("hijo de terrorista") en un pleno diseñado para acorralar al ministro del Interior

El líder del PP, Pablo Casado (d), y la exportavoz parlamentaria popular, Cayetana Álvarez de Toledo. EFE

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Nadie discute en el PP ni la talla intelectual ni la preparación de Cayetana Álvarez de Toledo. Tampoco está en discusión su incorregible tendencia a hacer política por su cuenta y riesgo, lo cual no sería un gran problema si no fuera porque es la portavoz parlamentaria del PP. Y en días como ayer muchos en el PP querrían que no lo fuera.

Había diseñado la dirección del PP una sesión plenaria en el Congreso para poner contra las cuerdas al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por haber purgado al coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos en plena investigación judicial sobre la actuación del Gobierno al inicio de la pandemia: Pero los titulares más gruesos se los llevó Álvarez de Toledo después de referirse a Pablo Iglesias como «hijo de un terrorista».

La frase desmoralizó a más de uno en las filas populares. «Se ha equivocado, se le ha calentado la boca y nos ha hecho mucho daño», lamentaron en privado voces del partido, desconcertados por la intervención de Álvarez de Toledo.

Había corregido el PP las preguntas que preveía formular en la sesión de control al Gobierno introduciendo hasta cuatro nuevas cuestiones, todas ellas dirigidas a Marlaska para hostigarlo, primero, por la destitución de De los Cobos y, luego, por el súbito anuncio de subir los salarios a la Guardia Civil. Pero el incendio provocado por el «hijo de un terrorista» dejó en anécdota el interrogatorio del PP.

Adiós al guion

¿Qué ha querido encubrir, señor ministro? ¿A quién quiere comprar, señor ministro? ¿Dónde ha querido entrometerse y no ha podido, señor ministro? Éste era el guion machacón que seguía la sesión y que había inagurado el propio Pablo Casado en su duelo con Pedro Sánchez: «El que sobra en esta farsa no es un coronel, es su ministro».

Pero Álvarez de Toledo voló por los aires este relato durante un intercambio al margen con Pablo Iglesias que, en principio, debía centrarse en los «acuerdos del Gobierno con el nacionalismo radical» y que acabó convirtido en la escena de la jornada cuando la portavoz parlamentaria del PP, harta de ser tratada por el vicepresidente como » señora marquesa», estalló:

«Usted es el hijo de un terrorista. A esa aristocracia pertenece: la del crimen político», le dijo Álvarez de Toledo al vicepresidente segundo, hijo de Javier Iglesias, que militó Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), una organización que llegó a utilizar la violencia en 1973.

La bancada del PP reaccionó con rostros desiguales. Unos pusieron caras de circunstancias. Otros batieron las manos porque, al fin y al cabo, es lo que suele hacerse cuando habla alguien del grupo. Y otros no supieron dónde colocarse, a diferencia de Iván Espinosa de los Monteros (Vox), que no dudó en mostrar su total aprobación con generosos aplausos y sonrisas a la portavoz parlamentaria del PP.

«Cayetana ha cometido un error de bulto. Ha abierto una salida de emergencia al Gobierno para que pueda hablar de otra cosa. Ahora se hablará del hijo del terrorista, de Franco y véte a saber. Y no de Marlaska y de la Guardia Civil. Las tertulias van a ir llenas con todo esto y solo porque Cayetana se ha dado este capricho en la tribuna», lamentaba un dirigente del PP al término de la sesión en el Congreso.

En efecto, el universo de Podemos apenas tardó unos minutos en reivindicar al democrático padre de Iglesias, convertido de pronto en  héroe anónimo de la Transición: «Francisco Javier Iglesias fue detenido en 1973 y encarcelado en Carabanchel por repartir propaganda del 1º de Mayo. Se jugó el tipo por las libertades que hoy disfrutamos».  

El malestar alcanza al entorno de Casado

La intervención de Álvarez de Toledo solo hace que alimentar el malestar de figuras del PP como el secretario general, Teodoro García Egea, con la portavoz. García Egea, que nunca ha sido de su cuerda, evitó defender a la portavoz parlamentaria, se refirió al asunto como «un rifirrafe» y pidió ser «útiles».

Pero los indicios respecto a la posibilidad de que la brillante Álvarez de Toledo sea marginada progresivamente se acumulan. Ya van cuatro martes consecutivos sin que comparezca tras la Junta de Portavoces, algo que dirigentes del PP interpretan como una primera maniobra para desplazarla. 

Es pronto para saber si será así finalmente porque le queda lo más valioso: el respaldo de Pablo Casado, su gran valedor. De momento no hay noticia de que haya perdido su apoyo. El de otros dirigentes, sin duda: «Nos ha metido en el barro, nos hemos llevado los aplausos de Vox y ahí es justamente donde se mueven a gusto PSOE y Podemos. Era un día para que Marlaska no saliera vivo del Congreso y se nos ha escapado».

 

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