Feijóo ante el espejo de Casado: una moción de Vox vuelve a cuestionar las esencias del PP

El PP no quiere ser un bloque único con Vox, y sólo gobernarán juntos si no les queda otra. Feijóo apuesta por un PP centrista en aborto o ley trans

El líder del PP Alberto Núñez Feijoo. EFE/ Kiko Huesca

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Han pasado dos años y medio desde el día en que el anterior presidente del Partido Popular, Pablo Casado, puso por vez primera una línea roja en el bloque de la derecha parlamentaria. Sucedió un jueves de octubre, en la primera moción de censura que registró Vox en esta legislatura -porque ya van dos, y con la misma aritmética-, pero las diferencias que el exdirigente popular marcó con respecto a la formación de Santiago Abascal, que supusieron una primera brecha que acabó con el político defenestrado como líder de su formación, siguen ahí.

Sólo han cambiado tres cosas: quién encarna al líder de la oposición -ahora es Alberto Núñez Feijóo-, quién es el candidato de la moción -Ramón Tamames, frente a la anterior ocasión que era el propio líder de Vox- y cuál va a ser el sentido del voto del PP -una abstención en lugar de un no-. Pero los temas con los que el partido de derecha radical quiere hacer de menos a los populares siguen siendo conflictivos en la sede nacional de Génova, 13.

El miedo a romper la imagen del partido moderado que está impulsando Feijóo, dar por cerrados temas difíciles para algunas corrientes de la formación -aborto, feminismo, ley trans, sólo sí es sí- y visualizar que con Vox, sencillamente, el PP no quiere gobernar al menos que no les quede más remedio, tal y como se han afanado en dejar claro desde la dirección popular en público y en privado, son aristas de una herramienta parlamentaria que nace muerta, por lo que el entorno de Feijóo consideran que dará más alas a Sánchez al visualizar su mayoría justo antes de unas elecciones que tienen que servir para impulsar al PP por el centro.

Lejos de la foto de Colón

Los números a los que el PP se dirige están ahí: la tendencia de las últimas encuestas, explica un alto dirigente popular a Economía Digital, muestra que la transferencia de voto del PSOE ronda el 10%, pero que la de Vox supera esa cifra. «En esa horquilla se mueve. Incluso el CIS apunta en ese sentido», alegan. Las explicaciones que se dan en Génova es que los electores sienten que el proyecto del PP sí que puede conseguir la Moncloa en esta ocasión, sin ser demasiado extremo, y por eso no quieren verse encajados de nuevo en esa imagen de las tres derechas -aunque Ciudadanos ya no esté en el mapa- que representó la foto de Colón.

En Génova saben que, en esta ocasión como en la moción pasada, el objetivo real son ellos, no el PSOE ni Pedro Sánchez, por mucho que la formación de derecha radical haya dado libertad al economista Ramón Tamames para defender su iniciativa dado que sólo quieren que sea un motor para «convocar elecciones generales». En Moncloa admiten que piensan seguir ese camino a la hora de argumentar su postura y mostrar que es la oportunidad perfecta para «contraponer modelos». Habrá que ver, alegan, dónde se sitúa el PP frente al «populismo, el extremismo y la demagogia» y dónde están las «prioridades».

Pero no van a romper con Vox como sí hizo Casado, a pesar de que los ataques son ahora quizás más furibundos desde la derecha radical hacia los populares. La idea es, sencillamente, «no participar del circo», ni para unos ni para otros. No quieren desgastarse más de lo necesario en un momento clave, en plena precampaña electoral para el 28 de mayo donde tienen cada vez mejores sensaciones. Y se afanan desde el entorno de Feijóo en recordar que la moción nace muerta, porque no tiene ningún viso de prosperar por la distribución de los escaños actuales en el Congreso de los Diputados.

Una victoria para Sánchez

Es la misma postura que el propio presidente del PP le expuso a Ramón Tamames en una conversación privada. «Si fueras mi padre no te dejaría hacer esto», le dijo, pero antes de eso Feijóo ya había sido tajante con el líder de Vox. «La moción es un disparate», le insistió a Abascal. Feijóo expuso a Tamames sus motivos: no ve acertada esta opción para él porque «el Congreso ya no es lo que era».

Cabe recordar que el afamado economista, de 89 años, ya fue diputado en la década de los 80, primero de Izquierda Unida y luego se pasó al Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez. Por aquella época no se debatían tantas horas como ahora, con 15 portavoces diferentes, le aseguró el presidente popular.

Feijóo le explicó que ahora mismo una moción de censura solo serviría para reforzar a Pedro Sánchez. «Le darías una victoria», le advirtió a Tamames, que le respondió pidiéndole confianza. Sin embargo, en el PP ven que todo esto «es muy folclórico» y que no lleva a ningún lado.

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