La pugna entre Ada Colau y la Guàrdia Urbana arrecia tras los atentados

Los sindicatos de la Guardia Urbana de Barcelona exigen mejorar el armamento de los agentes pero la alcalde se resiste a ello

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El sindicato mayoritario de la Guardia Urbana de Barcelona solicitó a la alcaldesa Ada Colau en julio pasado, un mes antes de los atentados de la Rambla, que dotase con armas largas a los agentes para hacer frente a la amenaza terrorista.

En una comunicación dirigida a la gerencia de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, el Sindicato de Agentes de Policía Local (Sapol) recordaba entonces que estaban en el nivel 4 de alerta terrorista (el máximo es 5). Ante esta situación, el sindicato mayoritario del cuerpo reclamaba mejorar el “material operativo” para dar mayor protección a los ciudadanos.

Un portavoz sindical confirma que no les han hecho ningún caso. Según la ley de policías locales, compete a los alcaldes decidir el armamento reglamentario que lleven los agentes. Las organizaciones sindicales no piden que todos los policías vayan equipados con armas largas, pero sí que puedan utilizarlas en tareas de protección de determinadas instalaciones y en situaciones puntuales. Diversas policías locales españolas cuentan con armas largas, como subfusiles, aunque no es lo más habitual.

Lista de agravios

Los sindicatos de la Guardia Urbana de Barcelona han intensificado su beligerancia con Colau desde el atentado del 17 de agosto. En comunicados y notas internas, el Sepol subraya que la alcaldesa “ha conseguido desmotivar” a la plantilla. Insisten en que “ha demostrado un desconocimiento y un menosprecio preocupante” hacia las labores policiales. Incluso difunden una lista de agravios: la permisividad del Ayuntamiento con los manteros (este miércoles se registró un nuevo incidente a porrazos entre agentes y vendedores), las directrices para proteger a okupas en desahucios, la creación de un fichero con datos personales de los agentes, la desaparición de la banda de música, … y la intención de eliminar la unidad de apoyo policial. Precisamente, esta es la unidad que acudió a la Rambla después del atentado.

Guardia Urbana de Barcelona: los agentes advierten que la alcaldesa Colau les desmotiva

Eugenio Zambrano, portavoz de Csif, recalca que “no es un capricho” que los agentes reclamen disponer de armas largas. Recuerda que no sólo las organizaciones criminales o los terroristas utilizan este tipo de armamento, sino también la delincuencia común. Zambrano recomienda a Colau que siga el ejemplo del exalcalde Pasqual Maragall, del que se declaró discípula: en tiempos de este último se crearon los equipos especiales de ahora que la actual alcaldesa planea suprimir. Con Maragall, la Guardia Urbana superó los 3.300 efectivos y ahora no llegan a los 3.000. Colau convocó hace unos meses nuevas plazas, pero sólo serán 120, que se incorporarán en verano de 2018, cuando desde 2016 se han producido cerca de 190 jubilaciones que no se han cubierto.

Reclaman pistolas eléctricas Taser

Zambrano insiste en que el cuerpo necesita mejorar su armamento. Csif reclama a la alcaldesa que dote la Guardia Urbana con subfusiles, escopetas y pistolas eléctricas Taser. Estas últimas son una vieja reclamación de los agentes. Durante el mandato de Xavier Trias, se exigieron pistolas eléctricas. El entonces concejal de la Guardia Urbana y actual consejero de Interior de la Generalitat, Joaquim Forn, se negó en redondo. No obstante, los Mossos de Esquadra dispondrán de pistolas Taser el próximo año. Colau siempre se ha negado a ello.

Valentín Anadón, portavoz del sindicato SAP-Fepol, se muestra más cauto. Considera que se debe estudiar y debatir el armamento reglamentario de la Guardia Urbana, pero no el “caliente”, después de un atentado terrorista. Considera que a las policías locales se les “marginó” en el atentado de la Rambla y en la lucha antiterrorista. Su sindicato reclamará formalmente en los próximos días una nueva ley de policía en Cataluña para favorecer la “coordinación” de los diversos cuerpos. Anadón se queja de que cada consejero de Interior presenta su borrador para mejorar la coordinación policial y ninguno lo lleva a cabo.

A porrazos con los manteros

Este miércoles agentes de la Guardia Urbana se enfrentaron a porrazos con un grupo de manteros en uno de los accesos de la estación de metro de plaza Cataluña. Los incidentes se iniciaron cuando un vigilante de seguridad llamó a una patrulla porque uno de los vendedores se había colado. Este avisó a sus compañeros que estaban en el exterior para que fueran donde estaba él. Los agentes blandieron las porras contra una decena de manteros que acabaron saltando por encima de los puntos de control. No se registraron heridos. Este incidente abrirá de nuevo la polémica. Los sindicatos consideran que el Ayuntamiento actúa con excesiva permisividad con el top manta.

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