La privatización del transporte sanitario catalán, un misterio de 2.000 millones

La Generalitat estira los plazos para evitar un nuevo fiasco como el caso ATLL

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La Generalitat no quiere un nuevo fiasco como el caso ATLL. El CatSalut, ente público que gestiona la sanidad catalana, estira los plazos para adjudicar los nuevos contratos del transporte sanitario catalán –la mayor licitación del mandato, valorada en 2.000 millones de euros–. Los pliegos del concurso fijan unos límites que están a punto de expirar si no se recurre a situaciones jurídicas excepcionales.

Esta confusión es una más en la frente para el sector. Las empresas que gestionan actualmente el servicio están en pie de guerra. Primero, porque las puntuaciones del concurso –el resultado provisional– dejan a la gran mayoría de ellas sin contrato alguno para los próximos diez años frente a firmas de mucho más tamaño y poder financiero que han aterrizado recientemente en el sector. Segundo, porque la Generalitat hace cuatro meses que no les paga, igual que a los hospitales concertados o las farmacias.

 

Los plazos fijados por los pliegos

Las puntuaciones del concurso se dieron a conocer a finales de enero. Las bases fijan que, una vez la mesa aprueba la clasificación, las empresas adjudicatarias tienen diez días hábiles para entregar la documentación necesaria y otros diez para presentar la fianza. «De no cumplir con los requerimientos, se entenderá que el licitador retira la oferta», señala el documento.

En caso de que las ganadoras –en este caso, las empresas Falck, TSC, y Egara– hayan cumplido con las exigencias del CatSalut, este ente debería notificar la adjudicación del contrato en los cinco días hábiles siguientes o, ampliar a cuatro meses el proceso si se produce una situación excepcional y justificada.

 

Silencio desde CatSalut

Ni las empresas que han sido apeadas del concurso ni los sindicatos saben en qué términos se encuentra el proceso. El CatSalut asegura que la clasificación final no está hecha y pide tiempo para resolver la licitación. Previsiblemente, será la próxima semana.

De hecho, el oscurantismo es aún mayor. La mesa de contratación se niega a mostrar el detalle de las ofertas ganadoras, algo inusual en un concurso público. Esta situación ha llevado a los sindicatos a aventurarse con cálculos propios que algunas de las ofertas ganadoras rayan lo temerario. Si Salut mostrase los datos reales, se acabaría la especulación.

 

Los tres ganadores

La gran ganadora de la licitación es Falck, una multinacional danesa que realiza todo tipo de servicios. Podría adjudicarse hasta seis lotes –unos 1.000 millones– de los 13 totales. Su trayectoria en Cataluña es corta ya que se introdujo en el sector tras adquirir en 2012 las ambulancias de Vicente Lozano, firma con sede en Granollers.

La segunda empresa con más lotes –cuatro– es Transport Sanitari de Catalunya (TSC) del fondo de inversión italiano Investindustrial, los dueños de Port Aventura. Finalmente, la UTE Egara-Lafuente tienen provisionalmente tres contratos en sus manos pese a que son algunas de las empresas con más problemas laborales del sector en Cataluña.

 

Un dolor de cabeza extra para Artur Mas

La polémica en la licitación se ha incrementado, además, tras conocerse que la investigación del caso Innova, una trama corrupta que afecta a ex dirigentes del Institut Català de la Salut (ICS), tiene abierta una pieza separada por posibles alteraciones de concursos pública en el ámbito sanitario. En el sumario, según publicó el diario El País, constan esbozos del futuro mapa del transporte sanitario catalán dos años antes de producirse la licitación.

Si finalmente el proceso se interrumpe –es probable ya que las empresas derrotadas han mostrado su voluntad de impugnarlo–, el Govern de Artur Mas se enfrentaría a un nuevo dolor de cabeza de calado tras el fiasco de ATLL.

 

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