Mas amaga con ser el candidato a la Generalitat para negociar con Madrid

El ex president traza su propia hoja de ruta con la idea de lograr ''una concentración de fuerzas'' que lleve al Estado a asumir la independencia

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Artur Mas quiere seguir adelante. No se resigna. Amaga con ser el candidato a la Generalitat para negociar de forma bilateral con el Gobierno del PP, y lograr una victoria que se le resiste. A pesar de sus derrotas personales, del fracaso del congreso de constitución del PDECAT, Mas cree que tiene otra oportunidad, y se ha trazado una hoja de ruta propia.

Lo constató este lunes en un almuerzo con empresarios en la Cambra de Comerç, dejándose querer. «Espero que todo salga como está previsto y no cambien las circunstancias», aseguró, tras ser interpelado sobre su posible candidatura. Pero también señaló que se deben respetar las decisiones personales, en una alusión al president Carles Puigdemont que no quiere presentarse como candidato, a no ser que sea para «completar» la hoja de ruta soberanista, en casos como una posible ruptura con la CUP, por no aprobar los presupuestos, que condujera a nuevas elecciones de inmediato.

Fundación de partido

Su idea es convencer, de nuevo, al tejido empresarial catalán para que apoye la fundación que acaba de impulsar, y que será una fundación de partido, del PDECAT, y no la plataforma de intelectuales que deseaba, ajena a la nueva fuerza política, y que tuviera como misión ensanchar las bases del independentismo. Se trataba de conseguir, de verdad, la ‘casa gran’ del catalanismo, el objetivo que se marcó cuando era candidato a la Generalitat antes de la victoria de los tripartitos de izquierdas.

La cuestión es que los empresarios catalanes podrían, otra vez, escuchar a Mas, con la idea de que reoriente el proyecto soberanista para poder negociar con Madrid. El ex presidente, sin embargo, no quiere rectificar. Lo que pretende es alcanzar más fuerza, toda la necesaria para forzar una negociación con el Gobierno.

¿Cómo? Mas reapareció este lunes en la Cambra, pero no ha dejado de tener contactos con el mundo empresarial y social en todo el territorio catalán. Ofrece charlas por toda la geografía catalana, y está pendiente de todo en el Palau de la Generalitat. La situación ha llegado a incomodar a Puigdemont, según apuntan varias fuentes. Mas no se quiere ir. Y tiene un plan.

De la ley a la ley

La hoja de ruta de Mas pasa por aplicar el acuerdo suscrito entre Junts pel Sí y la CUP, con la aprobación de la ley de transitoriedad nacional antes del verano. «Se pasará de la ley a la ley, no habrá vacío legal», sostiene Mas. Pero el Gobierno recurrirá esa ley de «inmediato», como admitió Mas en la Cambra de Comerç.

Ante esa tesitura, el ex mandatario catalán aseguró que la respuesta, «con el choque de dos legitimidades», debía ser una gran movilización en las calles. «Desde la parte catalana hemos demostrado que esa fuerza la podemos mantener», aseguró. Pero si la negativa del Gobierno a convocar un referéndum de autodeterminación persiste, Mas dio por hecho que habrá elecciones, con candidaturas electorales que «pueden ser, de nuevo, complejas», en referencia a una posible reedición de Junts pel Sí, el acuerdo entre la ex Convergència y Esquerra Republicana.

En ese caso, Mas no descarta ser él el candidato, y perseguir una mayoría incuestionable «en votos, no en escaños», que constate una mayoría clara para proclamar la independencia.

Concentrar fuerzas

El objetivo es «concentrar fuerzas, porque sólo con una fuerza suficiente para lograr la independencia, se podrá negociar con el Gobierno». Mas rechazó que la solución al problema catalán sea la negociación de los 46 puntos que él mismo envió a Mariano Rajoy en la anterior legislatura. «se pueden negociar, pero no se puede renunciar a la petición del referéndum», insistió el ex president.

¿Va por libre Mas? ¿Le secunda todo su partido? Dependerá en gran medida de lo que quiera hacer Puigdemont, y de la dirección del PDECAT, que no encuentra el encaje en la nueva situación, con las apariciones constantes del propio Mas.

Los empresarios mantuvieron un silencio total durante su intervención. Siguen escépticos, pero se muestran confiados en el cambio de tono del Gobierno del PP. Con todo, siguen pendientes de Mas.

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