Navarro asume ya la posible ruptura del PSC

La dirección socialista ‘invita’ a acatar las medidas que decida la mayoría sobre el derecho a decidir

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Un dirigente del ala más catalanista del PSC, de los que ha coqueteado con CiU, y que formó parte de los gobiernos del tripartito sigue mostrando su enfado cuando periodísticamente se habla de que “el PSC dice tal cosa o tal otra”, porque el PSC “también soy yo, somos todos”.

Sí, pero los partidos toman decisiones colectivas, y tienen sus órganos internos. Y el PSC, la actual dirección que encabeza Pere Navarro, asegura que ya no puede más. Ha llegado la hora de la verdad.

Navarro, el primer secretario de los socialistas catalanes, el primero que ha llegado a decidir un voto en el Congreso diferente al PSOE, sobre el derecho a decidir, –no lo hizo Raimon Obiols, ni Pasqual Maragall, ni José Montilla—asume ahora la posible ruptura del PSC, el fin de una historia colectiva.

Un consejo nacional extraordinario

¿Es un tanto dramático? Esta vez no. El secretario de acción política del PSC, Antoni Balmón, convocaba este jueves un consejo extraordinario para este domingo, con la idea de establecer una especie de nuevo voto de confianza que deje claro el rumbo del partido.

Y lo que se adopte este domingo deberá ser la guía. Y quien no esté de acuerdo deberá acatar lo que dicte la mayoría. ¿Es justo, es un acto de exhibición de poder innecesario o contraproducente? Eso sólo lo podrán decir los electores y simpatizantes del PSC, cuando toque.

Reunión con los críticos

Pero este mismo viernes, Navarro quiere preparar el terreno, para que nadie tenga dudas de lo que puede pasar. El primer secretario del PSC se reúne con Marina Geli, Àngel Ros, Joan Ignasi Elena y Jordi del Rio. Forman parte de la corriente Avancem. Los tres primeros son diputados del Parlament, y tienen proyectos vitales distintos, y viven etapas políticas diferentes. Navarro lo sabe, y asume lo que cada uno de ellos pueda votar este domingo.

Porque el consejo nacional del PSC votará una resolución sobre el llamado derecho a decidir, sobre lo que debe hacer el partido respecto a la cuestión nacional. El hecho es que esa votación concreta podría originar una gran paradoja. Un miembro de la cúpula, respetado por todos los sectores, señala que el PSC “se podría romper por un desacuerdo sobre una consulta que no se celebrará, y de aquí a unos años se recordará como algo un tanto absurdo”.

El derecho a decidir como síntoma

Existe un caso concreto, el que apunta ese dirigente, pero, en realidad, hay otros factores. Se trata del acomodo de cuadros y dirigentes con una dirección que no ha acabado de dirigir el partido con mano izquierda. Y que, precisamente, entiende que ha actuado con excesiva mano izquierda. Una contradicción, pero un hecho, en todo caso.

La actual dirección, la que representa Navarro, Balmón, o Daniel Fernández, ex secretario de organización, considera que durante demasiado tiempo una elite del partido ha tomado decisiones que no encajaban con la mayoría social del socialismo catalán, y se asumían por un bien general de la sociedad catalana. Ahora han decidido decir basta, y caminar, –señalado las singularidades, cuando toque, pero caminar– con el PSOE.

El pacto con el Gobierno central

El hecho concreto es muy claro. Navarro defiende, como lo ha hecho también con meridiana claridad Miquel Iceta, que sigue influyendo en el cuerpo doctrinal del partido, que para poder convocar una consulta de carácter soberanista en Catalunya se debe llegar a un acuerdo entre el Gobieno central y el catalán.

Y, si se llega a ese acuerdo, luego ya se verá cómo se puede llevar a la práctica. Y una de las maneras, ciertamente, sería la de transferir, temporalmente –como ha ocurrido en el Reino Unido respecto al referéndum de Escocia—la competencia para celebrar un referéndum a través del artículo 150.2 de la Constitución. “Pero pedirlo ahora, llevar una resolución del Parlament al Congreso sabiendo que caerá derrotada, es constatar que, en realidad, no se quiere el acuerdo y que ya se quiere saltar de pantalla, buscar otra alternativa”, afirma un miembro de la dirección, del entorno de Navarro, apuntando directamente a CiU y ERC.

Grupo mixto

El PSC, por tanto, puede estar al borde de la ruptura. Los diputados en el Parlament que no secunden a la dirección tienen la puerta abierta, y se podrían integrar en el grupo mixto. Entre los señalados, hay dudas sobre su posible decisión, como las hay sobre la diputada Rocio Martínez, que no votó en contra –se abstuvo, como otros cuatro diputados—en una resolución en el Parlament sobre el derecho a decidir que defendía CiU y ERC.

El grupo parlamentario decidió votar en contra, pero cinco diputados decidieron no votar, ni a favor ni en contra.

Para la dirección del PSC, para “el PSC nominal”, al que se toma como el todo, aunque pueda ser una parte, no hay ninguna causa para la ruptura. El PSC, se recuerda, ha defendido en todo momento una consulta, siempre que sea acordada y legal. Pero no se quiere hacer la operación inversa.

El gobierno de las grandes ciudades

En el fondo está la cuestión del apoyo electoral. El PSC, Navarro, –si se pretende personalizar y situar nombres detrás de las siglas–, ha decidido no perder las pocas plazas que mantiene: las alcaldías de las grandes ciudades metropolitanas.

La idea es volver a crecer después, asumiendo que lo prioritario es mantener el núcleo duro.

El problema, del cual se es consciente en la sede de la calle Nicaragua, es que puede que sea demasiado tarde. Y que la propia dinámica de la sociedad catalana haya descontado ya el papel del PSC como partido.

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