Puigdemont llevará al límite el pulso con el Gobierno para su investidura

Puigdemont quiere mantener abiertas todas las opciones y todos los plazos para su investidura. Torrent pide un gobierno efectivo "desde el minuto 1"

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Carles Puigdemont está determinado a apurar todas las opciones a su alcance para forzar su investidura, pero no piensa desvelar hasta última hora cuáles son sus planes para que el Parlament lo restituya en el cargo. Así se lo ha comunicado este miércoles en Bruselas al presidente del Parlament, Roger Torrent, después de mantener una reunión de una hora en la sede de la Alianza Libre Europea (ALE), partido europeo que incluye entre otros a ERC.

La entrevista de Puigdemont y Torrent debía celebrarse en la delegación de la Generalitat en Bruselas, pero el Gobierno lo ha impedido y ha cerrado las instalaciones. De esta forma, el Gobierno ha querido demostrar a Puigdemont que piensa actuar con toda la firmeza para evitar sus golpes de efecto. El Ministerio del Interior ha dado instrucciones muy precisas para que los agentes impidan que el líder independentista se cuele en Cataluña y la Policía incluso ha iniciado tareas de vigilancia en el parque de la Ciutadella, donde se halla el Parlament.

¿Piensa regresar Puigdemont a Barcelona para su investidura presencial? «Hay muchas posibilidades. La ideal es la investidura presencial y tendrían que existir las condiciones para que se produzcan. Que nadie descarte las condiciones óptimas. No abandonaremos hasta el último momento la defensa de lo que el pueblo votó en las elecciones», afirmó el expresidente, que cambió de guión este martes y desde entonces juega al despiste con dos objetivos: evitar las zancadillas de ERC -partidaria de manejar un plan B a Puigdemont- y entorpecer el previsible recurso del Gobierno al Tribunal Constitucional (TC).

Lo cierto es que el expresidente de la Generalitat no tiene la menor intención de desvelar sus planes. Quiere mantener a todo el mundo en vilo y puede hacerlo. En un principio, la fecha para la celebración del pleno es el próximo martes, 30 de enero, pero Puigdemont recuerda: «Hay tiempo hasta el día 31». El 31 es el límite legal porque en ese momento se agotan los diez días siguientes a la sesión constitutiva del Parlament.

El presidente de la Cámara catalana no puso objeciones al discurso de Puigdemont, a quien reconoció como el candidato propuesto por la mayoría parlamentaria para su investidura. No obstante, a Torrent se le entendió todo cuando dijo que él es partidario de respetar todos «los mandatos democráticos» surgidos de las elecciones, entre ellos, poner fin a la intervención de la Generalitat. «Hace falta desterrar el 155 de nuestras instituciones. Necesitamos un gobierno que ponga fin al 155», dijo.

Fue una forma elegante de expresar que los catalanes no sólo concedieron en las urnas una mayoría de escaños a los independentistas para investir a un candidato en concreto, sino también para que la Generalitat recupere a un presidente y a unos consejeros. Torrent no fue más allá. Ha asumido que la pelota está en el tejado de Puigdemont y de la mayoría que le da respaldo. Las maniobras de confusión del expresidente se alargarán todavía durante unos días.

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