Sánchez avisa a Cs que ERC y PNV son sus socios prioritarios

El Ejecutivo apuesta por la "geometría variable" para negociar los Presupuestos, pero con preferencia por el bloque de la investidura

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El Gobierno dará prioridad a los partidos que facilitaron en enero la investidura de Pedro Sánchez en las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado, es decir, por ERC y PNV. Así lo ha subrayado este viernes la ministra portavoz, María Jesús Montero, después de que Ciudadanos insistiese en exponer su disposición a pactar las cuentas de la reconstrucción con el Ejecutivo, y después de haber cerrado los naranjas su tercer acuerdo con los socialistas para prorrogar el estado de alarma hasta el 21 de junio.

Acordar con Inés Arrimadas los Presupuestos de 2021 convertiría a Cs en socio, y eso divide al espacio de Unidas Podemos. Si bien ministros como Alberto Garzón (líder de Izquierda Unida) y Yolanda Díaz se han mostrado favorables de sumar a la formación naranja en las negociaciones, el ala más dura del entorno de Pablo Iglesias opone resistencia. El portavoz del grupo parlamentario morado, Jaume Asens, un hombre de la confianza de Ada Colau, cerró la puerta a unas cuentas con apoyo de Cs, que los ve «incompatibles» con el acuerdo de coalición.

Montero también ha restado importancia a la mano tendida de Arrimadas. En la rueda de prensa posterior al consejo de ministros, consultada por la «geometría variable» por la que apuesta el Gobierno en sus acuerdos parlamentarios, la también ministra de Hacienda ha señalado que ese seguirá siendo el enfoque de la Moncloa a la hora de abordar los Presupuestos, pero contando «con la interlocución prioritaria de aquellos grupos que hicieron posible la investidura del presidente de Sánchez».

Con formaciones como ERC, el PNV, EH Bildu, Más País y el BNG, entre otros, «tenemos un acuerdo estable de desarrollo programático que tendremos que ir llevando a cabo», ha explicado. La portavoz también ha transmitido de forma indirecta la tranquilidad que siente el Ejecutivo tras aprobarse la sexta prórroga del estado de alarma con la abstención de ERC, lo que da la sensación de que el Gobierno «ha venido para quedarse» por lo menos cuatro años y, con ello, también su apuesta por la «geometría variable».

Con respecto a los sudokus que ha tenido que jugar Sánchez durante las últimas semanas para sacar adelante las prórrogas del estado de alarma, con ERC como prioridad y con Cs como comodín, la titular de Hacienda ha considerado que es un ejercicio natural que «forma parte de la expresión de nuestra democracia» en un momento en el que «los ciudadanos han decidido que la composición del arco parlamentario sea la que es». Y eso obliga a estar «conminados» a balancearse entre las «diferentes sensibilidades» políticas.

Sin vetos cruzados

La misma coyuntura parlamentaria a la que ha hecho referencia Montero también obliga al Gobierno a que cada iniciativa que plantea «tenga que ser muy trabajada» para que cuente «con los apoyos necesarios y para que no haya vetos cruzados entre los diferentes grupos parlamentarios». A propósito de ello, la ministra ha manifestado que «no tiene sentido que en este momento haya vetos cruzados porque lo fundamental es que la política que vayamos a desarrollar sea eficaz, operativa, oportuna y que dé respuesta a la gente».

En este sentido ha celebrado la «buena noticia» de que Cs haya mostrado nuevamente su disposición a acordar los Presupuestos de 2021. «Así que bienvenidos a ese diálogo que sin duda el Gobierno de España pondrá en marcha y aprovechará, porque cuantos más participen del proyecto de Presupuestos más capacidad de consenso de esas cuentas públicas, y eso significará que muchos más participareos de la reconstrucción de este país», ha añadido, tras hacer un llamamiento a «aparcar las diferencias ideológicas».

Una vez más, una calurosa recepción a la mano tendida de Arrimadas pero también un subtexto que indica que el Gobierno solo llama verdaderamente socios a los partidos que le permitieron acceder a la Moncloa en enero. Varios ministros coinciden en ello off the record, según recogen los medios, y en Cs también entienden esto, pero seguirán haciendo alarde de su voluntad de pactos en aras de que Sánchez acabe retratándose. Y, de paso, también el PP, a quien los naranjas quieren arrastrar a un pacto de reconstrucción.

De hecho, fuentes de Cs trasmitieron a El País esta semana que solo apoyarían finalmente un proyecto de Presupuestos en el que también esté la firma de Pablo Casado. «No vamos a participar en unos Presupuestos con la mayoría de la prórroga», dijo un dirigente del entorno de Arrimadas, por lo que la operación se antoja viable, vista la deriva del PP durante las votaciones del estado de alarma. Todo puede cambiar: nadie espera una negociación de las cuentas antes de octubre, y en cuatro meses puede pasar mucho.

Una de las cosas que pueden pasar, por cierto, es que las negociaciones de los Presupuestos coincidan con la campaña electoral en Cataluña, cuya fecha la decidirá Quim Torra. Por eso es tan importante para Sánchez mantener una relación potable con Arrimadas; ERC podría dar la espantada en cualquier momento, como ya hizo en alguna votación del estado de alarma.

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