Sánchez improvisa un diálogo caótico y sin contenido con las minorías

El Gobierno se asoma a un calvario negociador con la apertura de conversaciones con los partidos de dimensión autonómica

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Los ciudadanos españoles, que según el último CIS aprueban por amplia mayoría que el Gobierno busque acuerdos con la oposición para paliar la crisis del coronavirus, han sido emplazados a cambiar de chip. El Gobierno ha dejado de hablar de unos nuevos Pactos de la Moncloa, como ha hecho las últimas dos semanas, y ahora abandera una «mesa para la reconstrucción social y económica del país», que, a efectos de comprensión general, supone un rebranding de su propuesta de acordar una solución a la hecatombe con todas las fuerzas políticas del país.

Lo que comparten ambas propuestas es el ADN de la improvisación de Pedro Sánchez. El Gobierno improvisó el martes, cuando anunció que la primera reunión de los acuerdos sería con Pablo Casado el jueves, sin informar previamente al PP. También dijo que Sánchez hablaría con todos los partidos en orden de mayor a menor representación parlamentaria. Pero cuando llegó el jueves, y ante la negativa de Casado de aceptar el calendario de la Moncloa sin previo aviso, el presidente acabó reuniéndose telemáticamente con los grupos minoritarios, con Ciudadanos, JxCat, Compromís, Más País, BNG y el PNV.

Improvisó nuevamente al corregir el nombre de su propuesta y también al abordar las negociaciones con los partidos que acudieron a la cita. Aunque quizá todo se debió, atendiendo a la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, a que «la pandemia requiere de una respuesta ágil, contundente y unitaria». Pero lo que el Gobierno llama agilidad es algo bien distinto para los grupos parlamentarios con los que Sánchez conversó durante la jornada, ya que acusaron al presidente de acometer las reuniones exhibiendo lo contrario a una hoja de ruta para salvar a España del abismo.

No ocultó Montero la espontaneidad del Ejecutivo cuando dijo, en la misma rueda de prensa, que «Sánchez ha concretado una propuesta que básicamente ha consistido en la creación de la mesa». Poco más. No se entiende, por ejemplo, si en esa misma mesa participarán, ya no solo los partidos de la oposición que se sumen a la iniciativa, sino también las administraciones autonómicas y municipales, la patronal y los sindicatos.

El Gobierno habla, por ejemplo, de «un acuerdo institucional» con las comunidades autónomas y de retomar la «mesa de diálogo social» con los actores sociales y económicos. Pero, ¿trabajarán codo con codo en la mesa de los partidos, o habrá tres mesas desconectadas entre sí? Las formaciones que ya han conversado con Sánchez tampoco tienen respuestas a estas y otras preguntas. A pesar de ello, Montero afirma que «el pacto avanza, está cada día más cerca y la mesa esperamos que se pueda reunir ya mismo durante la próxima semana».

Si Moncloa no sabe cuándo se reunirán, ¿quién lo sabe?

La vorágine de la «reconstrucción» consensuada

El Gobierno celebró al final del día que todos los partidos dieran su «sí» a participar en la mesa de reconstrucción, con la excepción del BNG, que aún no había trasladado su respuesta. Pero no aclaró apenas nada sobre los contenidos, el formato y el calendario de esas negociaciones. Nadie lo resumió con más exactitud que Inés Arrimadas tras hablar con Sánchez. La presidenta de Ciudadanos desveló que no recibió «ninguna propuesta concreta de metodología de trabajo ni de ámbitos de trabajo ni de acuerdos que tengan que salir de esta mesa».

Lo único que hizo Sánchez, según Arrimadas, fue emplazar a los partidos a una primera reunión de la mesa la próxima semana. «Doce días sin hablar hasta ahora y una semana más para la próxima reunión», criticó. «El grueso de la conversación ha sido definir la propuesta de Ciudadanos y pedir al Gobierno que concrete el contenido», añadió, señalando que el orden del día es responsabilidad del Ejecutivo, toda vez que los partidos ya han definido sus propuestas. «No hay concreción respecto al contenido de esa mesa ni el objetivo de los pactos ni el calendario de las reuniones», insistió Arrimadas.

También expresó sus «dudas» sobre la mesa el BNG, que ve «imposible» que las medidas «verdaderamente transformadoras» puedan pactarse con las fuerzas de la derecha. Para los nacionalistas lo que el Gobierno debe hacer es «buscar acuerdos a la izquierda y con el soberanismo de las diferentes naciones del Estado». En ese sentido, Quim Torra ya anunció que, para JxCat, suscribir unos pactos pasa por incluir el derecho a la autodeterminación, que para el independentismo catalán es una causa que no descansa ni siquiera en medio de una pandemia.

Los indicios de la vorágine a la que se dirige Sánchez con su improvisación también fueron confirmados por Más País y Compromís, que en la misma tónica de arrimar el ascua a su sardina ofrecieron al presidente su apoyo a la búsqueda de un pacto para la reconstrucción, pero con la condición de implantar una nueva fiscalidad más progresiva. Íñigo Errejón reclamó medidas «rápidas y contundentes» antes que «fotos de familia», y aplaudió que el Ejecutivo rehuya de los Pactos de la Moncloa y hable ahora de una mesa de reconstrucción, evitando así casarse con «imágenes del pasado».

El nuevo problema que se suma al caos en el que está inmerso Sánchez es que a los nacionalistas no les suena nada bien eso de la «reconstrucción nacional». Además del BNG y JxCat, el PNV ha puesto esta sensibilidad de manifiesto. Tras reunirse con el presidente, Aitor Esteban dijo que podía contar con los nacionalistas vascos para buscar acuerdos que fomenten la «recuperación económica y el mantenimiento del empleo», advirtiendo de que «ni esta mesa ni el estado de alarma pueden sustituir ni absorber las competencias y el autogobierno».

A problemas similares se enfrentará Moncloa este viernes, cuando prosiga con las reuniones con los demás grupos menos Vox, que se ha desmarcado de la iniciativa desde el principio, y el PP, que aún no ha coordinado con el Gobierno una fecha para la cita con Casado. El equipo de Sánchez ha dejado claro que, hasta no hablar con los populares, la mesa de reconstrucción no se activará, y ha insistido en que cuanto antes se hable el presidente con el líder de la oposición, mejor. Según Montero, los gabinetes de PP y del Gobierno mantuvieron conversaciones el jueves sin llegar aún a un acuerdo de agenda.

¿El pacto avanza?

Al alud de interrogantes que despierta la espontaneidad con la que Sánchez aborda los acuerdos para superar la crisis del coronavirus se suma la extraña celebración de que «el pacto avanza» de Montero en la rueda de prensa del jueves por la tarde. «Hoy hay una magnífica noticia porque todas las fuerzas han optado por decir que sí al diálogo», explicó, obviando los múltiples recelos lanzados durante toda la jornada por las formaciones participantes en los primeros acercamientos. La ministra portavoz constató un espíritu constructivo y dijo que espera que sea la tónica dominante.

Incapaz de responder con mayor concreción a las dudas de los medios de comunicación, la también titular de Hacienda admitió que las materias a tratar en la mesa de reconstrucción están «en abierto» porque el Gobierno no va con «una posición cerrada». «Es evidente a poco que podamos profundizar que vamos a hablar de la sanidad, de la educación, de la industria, del turismo, de la cultura… de todas aquellas cuestiones que han sido afectadas», dijo, añadiendo que el Ejecutivo está dispuesto a «hablar de todo eso» y también de las demás materias que quieran incorporar los grupos políticos.

«La mesa está pensada y diseñada justamente para poder compartir preocupaciones y diagnósticos, y poder dar soluciones consensuadas», defendió.

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