Sánchez retira en dos semanas su gran proyecto para la crisis

Más improvisación: el Gobierno pasa de los Pactos de la Moncloa a la "mesa para la reconstrucción", y de ésta a una comisión parlamentaria propuesta por PP

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Los proyectos políticos que anuncia Pedro Sánchez en plena emergencia del coronavirus duran de media una semana. Hace apenas una quincena, el pasado 4 de abril, el presidente del Gobierno emplazó a las fuerzas de la oposición a negociar todos juntos unos nuevos Pactos de la Moncloa para diseñar una salida a la crisis económica y social en la que ya está atrapada España por culpa de la pandemia. Pero las críticas fueron contundentes por parte de la práctica totalidad del arco parlamentario, así que su siguiente movimiento fue descartar unos pactos como los de 1977 en favor de una mesa de partidos.

Así las cosas, el pasado 16 de abril Sánchez transformó el proyecto de reeditar los históricos acuerdos de la Transición. Hablaba ahora de crear una «mesa para la reconstrucción social y económica del país» en la que podían sumarse todos los partidos y actores económicos y sociales que quisieran. Enseguida se supo que la citada mesa era el resultado de una improvisación que no se ha relegado solo a la gestión sanitaria de la Covid-19, sino que está abarcando toda la actividad del Gobierno. La idea de la mesa, que nunca se propuso con encaje parlamentario sino coordinada por el Ejecutivo, no tuvo mucho recorrido.

Moncloa se felicitó a finales de la semana anterior porque la mayoría de los grupos políticos habían trasladado su «sí» a sentarse en esa mesa, con la excepción de Vox y la CUP, que se autoexcluyeron de la ronda de contactos que Sánchez mantuvo el pasado jueves y viernes. Faltaba aún la respuesta del PP, cuya reunión telemática estaba agendada para este lunes a las 11.00 horas. Antes del encuentro con Casado, el Gobierno envió a los demás partidos fvorables a negociar una propuesta de metodología de trabajo para lo que ahora denomina «acuerdos para la reconstrucción social y económica».

Improvisación total

La imprevisión con la que asume el Ejecutivo estas negociaciones quedó de manifiesto cuando Pablo Casado, en una rueda de prensa posterior a la reunión, informó de que su partido rechazó el proyecto de la mesa de partidos y pidió trasladar cualquier negociación para unos acuerdos entre las fuerzas políticas al Congreso de los Diputados. Sánchez accedió. De repente, no había ni Pactos de la Moncloa, ni «mesa para la reconstrucción», sino la comisión parlamentaria de toda la vida, esta vez enfocada en consensuar unos acuerdos para «construir las bases económicas y sociales de la España del futuro».

Casado explicó que impulsó la creación de una comisión en el Congreso para alcanzar acuerdos «con luz y taquígrafos» ante la opinión pública y que rechazó el «debate paraparlamentario» que planteaba en un inicio el Gobierno.

«No me pueden obligar a compartir una mesa de negociación extraparlamentaria para abordar un plan de legislatura a medio plazo», dijo. La portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, respondió a esto en otra rueda de prensa, afirmando que «lo de menos es el formato, lo importante es que se produzca un acuerdo», y que «no tiene relevancia si es en una mesa de partidos o una comisión» parlamentaria.

El líder del PP criticó que «no tiene ningún mérito reunir en una mesa a tus socios de investidura y a un par de partidos más», entre ellos «aquellos que todos los días dicen que quieren destruir España», en alusión a los independentistas y Podemos. Otro de los argumentos de Casado en contra de la mesa de Sánchez es que en ese contexto sería imposible evaluar el apoyo a las medidas del Gobierno, incluso por parte de sus socios, quedando claro que el sistema parlamentario es el único instrumento que puede regularizar la respuesta a la crisis. «Ya sabremos qué grado de apoyo tiene el Gobierno», avanzó.

Otro cambio de marcha

Todo el relato del Gobierno se transformó —una vez más— a raíz de la reunión con el PP. Montero agradeció que Casado «esté presente en las conversaciones para la reconstrucción». Conversaciones, que no pactos, que no mesa. También aseguró que, en el marco de la comisión parlamentaria a la que se abre ahora Sánchez, «será el propio Congreso quien convoque día y hora de la reunión para esta mesa, así como el formato de la negociación, pero el Gobierno espera que sea a la mayor brevedad posible». No es lo que Moncloa trasladó a los partidos antes de la reunión con el líder popular.

Recordemos que unos minutos antes del encuentro Sánchez-Casado, el Gobierno envió una propuesta de metodología de trabajo [puede leerse aquí]  a varios grupos de cara a los acuerdos para la reconstrucción social y económica, en la que la palabra «Congreso» solo figura en tres ocasiones, de las que solo una es para decir que la sede física de las reuniones de los grupos de trabajo será «preferentemente» en la Cámara Baja. No avisó a las formaciones minoritarias que todo terminaría pasando por el Congreso, porque ese no se convirtió en el plan de Sánchez hasta que el PP lo exigió y el Gobierno se vio forzado a aceptar.

En el documento que envió a los partidos, el Ejecutivo proponía cuatro grupos de trabajo: reactivación económica, estado de bienestar, sanidad y respuesta conjunta europea. También propuso un sistema de proporcionalidad para elegir a los miembros de la mesa, según la cantidad de representantes de cada partido, a los que se sumarían hasta tres miembros del Gobierno, una fórmula que se antoja complicada en el marco de una comisión parlamentaria. Asimismo, habría un coordinador elegido por el Gobierno y uno por los partidos, lo que tampoco se corresponde con el funcionamiento del Congreso.

Antes de verse con Casado, en el citado documento, Sánchez proponía que el gabinete de Presidencia asumiera el secretariado de la mesa de diálogo, pero después de la reunión Montero afirmó que la metodología del funcionamiento de la comisión se abordará «en el marco de la misma» y «todas las formaciones podrán intervenir». «Es en la comisión del Congreso donde se va a formular el método, la composición, la capacidad… Vamos a someternos a las mayorías que se planteen en la comisión», añadió la ministra portavoz, subrayando una posición que el Gobierno no había trasladado en ningún momento hasta ahora.

Los socios de Sánchez, molestos

Fuentes del PNV acusaron al Gobierno de «improvisación» y «falta de rigor» al abordar «algunos asuntos nucleares de la crisis del coronavirus». Aunque han confirmado que participarán en la comisión parlamentaria, han criticado que el Gobierno «haya diseñado y convocado un foro antes de hablar con el PP». De hecho, en la propuesta de metodología de trabajo que envió Moncloa antes de la reunión entre Sánchez y Casado figuraba la intención del Ejecutivo de mantener, a ser posible, una primera reunión de la ahora inexistente «mesa para la reconstrucción» este mismo martes, que ahora ha sido desconvocada.

En declaraciones recogidas por Efe, una fuente parlamentaria de un grupo que suele apoyar las propuestas del Gobierno y del PSOE ha señalado que la comisión «se demostrará engorrosa». Otra fuente dijo que el plan «no es serio». Y otra señaló que el presidente «se ha plegado» a Casado. Laura Borràs, de JxCat, lamentó el viraje del Ejecutivo: «Trs una semana con los Pactos de la Moncloa arriba y con los Pactos de la Moncloa abajo, ahora resulta que el pacto es el del PSOE con el PP; de esta manera, no», dijo la portavoz postconvergente.

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