Ayuso comienza a definir los límites a Vox ante un posible gobierno de coalición en Madrid

Ayuso no cede ante la Ley de Igualdad de Vox a una semana de que se celebre el Pleno en el que Monasterio se comprometió a aprobar las cuentas públicas

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso durante la rueda de prensa de este miércoles tras la reunión del Consejo de Gobierno. EFE/David Fernández

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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, comienza a definir los límites a Vox frenando este jueves la Ley de Igualdad presentada por Rocío Monasterio, que en su articulado incluye explícitamente la derogación de las normas autonómicas que protegen los derechos LGTBI. Esto se produce a escasos días de que Vox se haya comprometido a dar luz verde a los Presupuestos de Ayuso blindando así lo que queda de legislatura. La actual relación podría servir para tantear el terreno a un posible gobierno de coalición en la Comunidad.

Las encuestas vaticinan que PP y Vox están condenados a entenderse si quieren mantener o alcanzar gobiernos autonómicos. Es el caso de la Comunidad de Madrid tras la desaparición de Ciudadanos en los últimos comicios. Desde el PP asumen el actual enlace, aunque de cara a 2023 aseguran que «es muy prematuro» realizar un diagnóstico.

El aquí y ahora predomina y lo cierto es que Ayuso está en manos de Monasterio para conseguir sacar adelante los Presupuestos de la Comunidad de cara a 2022. Lo que supone blindar su gobierno hasta las elecciones. Sin embargo, no todo va a ser un camino de rosas, como este jueves se pudo comprobar.

La abstención del PP a la Ley de Igualdad presentada por Vox impide que ni siquiera se inicie su tramitación parlamentaria porque la izquierda en bloque está en contra. La dirigente regional toma esta delicada decisión -que genera controversias internas en el seno de su propio partido- a una semana de que se celebre el Pleno en el que se deberían de aprobar las cuentas públicas.

Tras un cruce de acusaciones entre Ayuso y Monasterio, el ambiente se caldeó enseguida con la izquierda, a falta de palomitas, contemplando la sesión desde sus respectivos escaños.

Pero el verdadero trasfondo del PP viene a resumirse en la siguiente frase profesada por Ayuso a la representante de Más Madrid, Mónica García: «Madrid era la capital donde venían transexuales de todo el país a ser operados con total respeto. Madrid ha sido siempre la capital de la libertad y del orgullo gracias a los gobiernos del PP en el Ayuntamiento y en la Comunidad Madrid antes de que ustedes llegaran e intentaran apropiarse de la bandera desde el punto de vista radical, sectario».

El equipo de Ayuso valoró y no puede bajarse del tren a mitad de partido, regalando la bandera multicolor a la izquierda en bandeja de plata, como muchos ya esperaban. De hecho, el propio PSOE se sumó a la manifestación en defensa del colectivo LGTBI donde se coreó debajo del balcón del despacho de la presidenta regional: «Ayuso fascista, está usted en nuestra lista».

La decisión de la popular permite, por un lado, diferenciarse de Vox en la estrategia que en el PP está desarrollando en todos sus territorios para subir en las encuestas. Y por otro, marcar el paso como presidenta regional y evitar un excesivo protagonismo por parte de Monasterio para repetir el ‘efecto Ayuso’ en las urnas.

La abstención del PP ha caído como un jarro de agua fría en Vox, a quien impide que se cumpla en Madrid la ‘Agenda España’ que presentó Santiago Abascal en contraposición a la ‘Agenda 2030’ del Gobierno. La pretendida OPA de Vox al PP para arrancar votantes tiene que medirse bien sino quieren terminar siendo su muleta, como ya fue Cs y dónde ha terminado.

De momento, la líder del PP se sale con la suya respecto a la ‘Ley LGTBI’ dando una de cal y otra de arena. Ayuso ya permitió a Vox anotarse un tanto con algunas propuestas contempladas en el acuerdo sobre los Presupuestos. Así, Vox consigue arrancar cambios, algunos de ellos simbólicos, en las Cuentas del próximo año por valor 96,15 millones de euros, lo que supone el 0,4% del Presupuesto previsto por el Gobierno de Díaz Ayuso, cifrado en 23 millones. 

Algunos de los cambios ya estaban previstos en el acuerdo de investidura, otros tienen más carácter ideológico y el más costoso y el de mayor envergadura que exigía Vox tiene que ver con la gratuidad de la educación en etapas no obligatorias (Educación Infantil de cero a tres, FP y Bachillerato), que se introducirá de manera progresiva en un margen de tres o cuatro años por razones de impacto presupuestario ya que el coste estimado se calcula en 62,5 millones adicionales, pero ya el próximo año beneficiará a 18.000 familias.

El acuerdo incluye también otra de las exigencias históricas de Vox, como la reducción del gasto superfluo. Y esto afecta tanto al gasto en la promoción de Consejería, de arrendamiento de edificios, de estructura administrativa y de órganos o entes duplicados. Asimismo, Vox consigue que se hagan auditorías en los centros de menores no acompañados (Menas). Sin embargo, Ayuso no se ha comprometido a cerrar el de Batán, como le exigía Rocío Monasterio. Una de cal y otra de arena.

La presidenta comienza a definir así los límites del PP a Vox. La legislatura también servirá de laboratorio ante futuros pactos de gobierno. Todo lo contrario de lo que sucede en el Ayuntamiento de Madrid, donde el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, ha rechazado pactar las cuentas públicas con el alcalde José Luis Martínez Almeida.

Los de Santiago Abascal también han dejado caer al presidenta de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, quien ya avanzó un adelanto electoral. Los ojos siguen puestos en Castilla y León, donde los populares se temen el mismo movimiento de rechazo a las cuentas. De momento y hasta nueva orden, a Vox solo le gustan las políticas de Díaz Ayuso. Falta conocer si la entente tiene fecha de caducidad o irá más allá de 2023.

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