Carlos Carrizosa (Cs): «Me preocupa cómo el socialismo ha validado el discurso del independentismo»

El dirigente naranja cree que el primer paso para la refundación del partido pasa por la reflexión de si Ciudadanos continúa siendo una herramienta útil para los españoles

Carlos Carrizosa, diputado de Ciudadanos en el Parlament / Ciudadanos

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Carlos Carrizosa recibe a Economía Digital en su despacho del Parlament, poco después de finalizar el último pleno ordinario de la cámara catalana, antes de la paralización de la actividad política por las vacaciones estivales. El líder de Ciudadanos en Cataluña hace un repaso a los principales temas de actualidad: Caso Borràs, situación política de Cataluña, refundación de Ciudadanos, el conflicto judicial por el uso del castellano en las aulas o la situación que vive la ciudad de Barcelona. 

Pregunta¿Cómo esta Cataluña?

Respuesta – Desde hace muchos años, Cataluña sufre una parálisis y decadencia social y económica. Muchas empresas se marcharon y no se ha llevado a cabo ninguna medida para recuperar a todas estas empresas. Estamos asfixiados a impuestos y entre tanto, otras comunidades van cogiendo aquello que nosotros perdemos.

Tenemos un gobierno (Generalitat) centrado en supuestas mesas de diálogo y en agitar el espantajo de la independencia. Esto ha provocado que Cataluña haya perdido fuelle y además hay un Govern muy paralizado que se pelean entre ellos. El diagnóstico total es catastrófico, porque la sociedad está tensionada y crispada. La situación política, social y económica es nefasta.

P¿En qué se apoya Ciudadanos para hacer esta valoración?

R– Las 5.000 empresas que han abandonado Cataluña desde el inicio del Procés, cuando se produjo un golpe a la democracia en el año 2017, ya son síntoma incontestable. La huida de inversiones y el incremento de las mismas en la Comunidad de Madrid es otra evidencia.

A pesar de todo, la sociedad catalana está entrando en un proceso similar al que se vive en Italia. Las instituciones y la clase política no tira del carro, pero aguantamos el tipo porque hay una sociedad civil fuerte, con una larga tradición de creación de riqueza y una enorme voluntad de exportar por parte de las empresas.

No tenemos unas instituciones que nos ayudan a salir de la crisis, controlar el precio de los combustibles y la inflación. Hay un Estado elefantiásico que gasta el dinero en cuestiones que no son las necesidades de la población.

P – ¿Cuál es la receta para revertir la situación?

R – La mejor receta para la política en Cataluña es entrar en la senda del realismo y el pragmatismo. Personalmente, me preocupa el papel del PSC. Lejos de hacer una labor pedagógica en la sociedad y señalar los excesos del Govern de la Generalitat o gastos en chiringuitos procesistas, el principal partido de la oposición no pone freno.

Aquí, en Cataluña y en el resto de España, los socialistas validan el discurso independentista, como si el discurso de la represión tuviera algo de verdad y nosotros les debiéramos algo.

Hasta que no volvamos a una situación de realidad, no nos recuperaremos. La Generalitat no abandona el dispendio para mantener el caldo de cultivo reivindicativo-separatista que no nos aporta nada.

P El 21 de diciembre del 2017, Ciudadanos ganaba las elecciones en Cataluña y ahora tiene seis diputados en el Parlament. ¿Cómo se puede entender el cambio?

R – En Cataluña hay un evidente hartazgo. Nosotros, a pesar de la victoria electoral del 21 de diciembre, no pudimos formar gobierno y esto creó frustración. El socialismo y, más recientemente, Salvador Illa, ha aprovechado esta circunstancia para reprochar a Inés Arrimadas que no se hubiera presentado al debate de investidura, cosa que el PSC tampoco ha podido hacer. 

Una táctica de desgaste de nuestra imagen que, luego, se ha realizado a partir de falsedades o mentiras. Todo esto contribuyó a crear la imagen de que Ciudadanos ganó y nada cambió. A partir de aquí, en un contexto de muchísima abstención, provocado por el hartazgo, Ciudadanos no ha sido capaz de movilizar votos suficientes.  

P – ¿El PSC es un partido constitucionalista?

R – Lamentablemente, hoy en día, el constitucionalismo casi solo es una etiqueta que no se le puede colgar al PSOE. Eso es, porque básicamente sostiene el Gobierno de España con los votos de aquellos que quieren destruir España: ERC y Bildu. Impugna la transición democrática, hasta el período de Felipe González y todo al dictado de Bildu. 

En Cataluña, la gran obra del PSC en esta legislatura ha sido pactar una ley de lenguas con el separatismo para neutralizar las acciones del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y así evitar que se aplique el derecho de hablar español en las escuelas catalanas. 

P – Ciudadanos ha creado un grupo de trabajo para la refundación del partido. ¿Qué planteamientos se han puesto encima de la mesa?

R – Para la refundación, nos hemos mirado en el espejo de otros partidos liberales europeos y nos hemos encontrado que estas crisis de representatividad ya las han sufrido. Ciudadanos creció muy rápido y ahora, nos vemos obligados a hacernos la reflexión de si somos una herramienta política útil para España. 

Una vez seamos capaces de responder a la pregunta, entonces será cuando debamos poner a punto la herramienta. Yo creo que hace falta un partido liberal y reformista en España, que no te haga elegir entre impuestos altos o libertades individuales. Una formación pragmática que sea capaz de pactar a su izquierda y derecha, excluyendo a los populismos. 

El bipartidismo, por si solo, ha sido incapaz de resolver grandes retos de la economía española o nuestros sistemas institucionales: Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Constitucional o la Fiscalía General del Estado. 

P – ¿En esta nueva etapa, el camino de Ciudadanos será en solitario o buscando pactos con otras fuerzas?

R – Ciudadanos tiene que culminar el proceso de reflexión y refundación desde sus estructuras, con el apoyo de la militancia y escuchando también al resto de la ciudadanía. En Cataluña, la situación es diferente porque hay 1,2 millones de personas que en algún momento u otro han colocado la papeleta naranja en las urnas. Nuestro voto lo tenemos instaurado desde el año 2006 y en el resto de España, el boom de Ciudadanos se produjo en 2015. 

En Cataluña, pese a los resultados de las últimas elecciones, la marca Ciudadanos va a hacer un buen papel en las elecciones municipales y demostrará en las próximas elecciones autonómicas que representamos a muchos catalanes. 

P – ¿Y qué estrategia ha configurado el partido para las municipales?

R – Llevamos desarrollando nuestra estrategia desde las elecciones autonómicas del 14 de febrero del 2021. Somos la segunda fuerza constitucionalista en Cataluña, después del PSC y a bastante distancia del Partido Popular. Vox, por el momento, no tiene representación en los ayuntamientos. 

Ciudadanos aspira a que la ciudadanía revalide el trabajo municipal que hemos hecho y además valide la inequívoca representatividad constitucionalista que nosotros suponemos en los ayuntamientos de Cataluña. Muchos consistorios, gobernados por el PSC, no tienen la bandera española ondeando en su fachada. 

Algunas personas pueden pensar que es una cuestión simbólica, pero para Ciudadanos demuestra una preterición de los sentimientos de parte de la población. No hablamos exclusivamente de un tema legal, se trata del respeto a los sentimientos y a todos los ciudadanos que deben tener las instituciones. 

P – ¿Qué opinión le merece el proyecto de Valents?

R – Un proyecto nunca debe asentarse sobre la base del transfuguismo. Valents y otras iniciativas similares, no tienen capacidad o impulso para obtener representatividad en ninguna institución. Una cosa es aspirar a que los concejales tránsfugas revaliden con su marca y otra cosa es que lo consigan. 

P – Volviendo a la actualidad, la exdiputada de la CUP, Anna Gabriel, ha regresado de Suiza para ponerse a disposición del juez Pablo Llarena en el Tribunal Supremo. ¿Cómo interpreta este movimiento?

R – El asunto de Anna Gabriel me parece más grotesco y pintoresco, sin que represente ningún cambio político o judicial. Esta señora podría haber vuelto a España hace mucho tiempo, porque cuya hipotética condena representa, como mucho, dos años de inhabilitación. 

Que la señora Gabriel o el entorno independentista hable de exilio, me parece una auténtica burla o sarcasmo a todos los exiliados que han tenido de irse de sus países para proteger sus vidas y libertades. Nos sorprende que todavía hay una parte importante de la población, consumidora de esta mercancía podrida del separatismo, que ha vuelto una exiliada. 

P – Caso Laura Borràs. ¿Qué escenario contempla para la presidenta del Parlament? 

R – Debe terminar con su dimisión, destitución o suspensión. Laura Borràs no puede continuar al frente de la cámara catalana. Tiene unas imputaciones por hechos graves relacionados con la corrupción. No puede continuar porque ha sido una nefasta presidenta, cortando y expulsando a los diputados de la oposición de una forma absolutamente sectaria. 

Tampoco puede seguir tras los últimos casos de intimidaciones a personas que hablan de ella en términos que no le gusta o colaboradores de su estrecha confianza que intimidan a periodistas por preguntar a Borràs sobre sus trapis con su amigo Isaías. 

Además, ella y su mesa vulneran el reglamento del Parlament admitiendo unos votos que el Tribunal Constitucional dice que no son válidos. ¿Por qué los diputados de la oposición tenemos que soportar una sensación de inferioridad?

P – El independentismo, el PSC y parte de los comunes reprochan a usted y al conjunto de Ciudadanos, el uso del término golpe de estado para hablar de los hechos de octubre del 2017. ¿Alguna respuesta? 

R – Científicamente y según la doctrina política, en Cataluña se llevó a cabo un golpe de estado, porque el objetivo era subvertir el orden constitucional con medios ajenos a los que dispone la ley. No hace falta tener un caballo de Espartero o un revolver en el Congreso. 

Nuestra concepción se basa en el criterio de juristas y estudiosos como Kelsen. Entiendo que políticamente te puede molestar la palabra golpista y más cuando vas de adalid de la democracia. En Cataluña nunca podemos asumir esa superioridad del discurso separatista que nos imputa a nosotros el papel de represores, cuando ellos falsean votos del Parlament sin ninguna cobertura legal. La recuperación de Cataluña pasa por la asunción del principio de realidad. 

P – Ciudadanos ha mantenido una postura muy vehemente en contra de los indultos a los presos independentistas. ¿Si su formación hubiera estado en el Gobierno de España, cuál sería su decisión?

R – No cabía indultar a los presos del Procés. Ha debilitado la posición de España en el panorama internacional. Si como país ya cometimos el error de permitir, durante años, que estas personas crearan un libro blanco de la independencia o realizarán el supuesto referéndum ilegal, el indulto genera un corriente de opinión externo que ya se apañarán los españoles con sus propios líos. 

Ya se habla de darle un indulto a Marta Rovira, huida a Suiza sin haber sido juzgada. Una clara desautorización al papel de los jueces y tribunales, cuando el indulto debería ser consecutivo al estudio de una sentencia y remediar unos hechos supuestamente injustos. 

P – ¿Qué se juega Barcelona en mayo del 2023? 

R – Nos jugamos que Barcelona deje de ser el juguete del sectarismo de los comunes y el populismo de izquierdas. Barcelona parece el campo de pruebas de lo que sería el sueño de la ciudad de Colau y los suyos, pero no tienen en cuenta al resto de personas. La inseguridad se ha agravado, las reformas urbanísticas son un desastre y también ha empeorado el tráfico. 

No existe una oposición tan clara a Colau como la que ha representado Ciudadanos. Nosotros llegamos a romper el grupo municipal por el apoyo de la parte de Manuel Valls a la investidura de Ada Colau. Nunca hemos dado ningún voto al gobierno municipal, el modelo de Ciudadanos pasa por el espíritu emprendedor de los barceloneses, las sinergias con la burguesía y el comercio o promocionar un turismo que ha sido tan denostado.  

Barcelona ha padecido la tormenta perfecta del separatismo en la Generalitat y del populismo de izquierdas en el Ayuntamiento. Ambos han empobrecido al gran corazón de la producción, de la cultura y de la sociedad catalana que es Barcelona. 

P ¿En septiembre, a la vuelta de las vacaciones, qué escenario contempla en las aulas catalanas con el conflicto judicial por el uso del castellano?

R – Gracias al pacto del socialismo con ERC, tanto en Madrid como en Cataluña, la sentencia que otorgaba el derecho a recibir una educación en castellano ha quedado neutralizada. Ya se están denegando peticiones privadas e individualizadas de padres que antes si se aceptaban. 

El próximo curso estaremos peor que hace muchos años, cuando si se aplicaba el 25% a quién lo pedía. Todo por culpa de la intervención del jefe de la oposición, el señor Salvador Illa, al pactar con el separatismo en perjuicio de los que fueron sus votantes. 

Ciudadanos se ha puesto en contacto con el PP en Madrid para interponer un recurso de inconstitucionalidad. Creemos que la ley no se ajusta a derecho y por eso queremos presentar, conjuntamente, el recurso.

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