Casado reafirma su liderazgo y une al PP en torno a un proyecto nacional

El líder del PP se muestra como alternativa firme a Pedro Sánchez y plantea su proyecto alternativo a la izquierda gobernante

El líder del PP, Pablo Casado, en el cierre de la Convención Nacional del partido en Valencia. Foto: Tarek/PP

La división de la izquierda acerca a Casado a Moncloa: el PP saca 30 escaños al PSOE Foto: Tarek/PP

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El líder del Partido Popular tiene ganas de gobernar. Pablo Casado volvió a Valencia, símbolo de las mayorías absolutas de José María Aznar y Mariano Rajoy para unir al partido en torno a un proyecto nacional. El PP se hace mayor y se aleja de ruidos.

La Convención Nacional que este domingo se cerró en la plaza de toros de la capital del Turia busca decirle a la gente que existe una alternativa a la izquierda gobernante.

Para ello necesita reforzar el centroderecha ensanchando la base del partido, elaborando propuestas que apelen a los liberales, conservadores y socialdemócratas defraudados con el ‘Sanchismo’ y trabajar todos a una adaptando el mensaje a los distintos territorios, siempre bajo el paraguas de un proyecto nacional.

No eran ni las 10 de la mañana y las calles aledañas a la plaza de toros de Valencia estaban colapsadas por numerosos autobuses con banderas del PP. «De Murcia hemos venido 30 autocares», comenta una señora sacando el abanico con una bandera de España del bolso.

Las 10:30 horas y la plaza comienza a llenarse. Génova llevó al dj-speaker que ameniza normalmente las fiestas del partido y comienzan a sonar temas actuales. Casado necesitaba autoestima y este domingo la tuvo llenando su principal feudo con más de 9.000 personas en la plaza y otras 2.000 se quedaron fuera escuchando los discursos.

Exhibir músculo y cierre de filas

Exhibir músculo para los partidos es fundamental. Además del ‘chute’ de adrenalina que genera internamente, sabiendo que la gente les acompaña; también de cara al principal rival refuerza el mensaje de plantar cara y convertirse en una peligrosa alternativa de gobierno. Los populares conquistaron con éxito esta táctica. Pero todavía quedaban más.

Casado superó la prueba del cierre de filas del partido con las palabras de la única dirigente capaz en estos momentos de hacerle sombra, Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid dejó claro el sábado que descarta la carrera a La Moncloa. Este episodio sucedió un día antes para no enturbiar el día grande del líder popular con su discurso para el cierre de la Convención. Casado consiguió este fin de semana reafirmar su liderazgo sin alternativa posible entre sus filas.

El presidente del PP, Pablo Casado,saluda a los militantes a su llegada a la Plaza de Toros de Valencia, donde cierra hoy la Convención Nacional. EFE/ Manuel Bruque
El presidente del PP, Pablo Casado,saluda a los militantes a su llegada a la Plaza de Toros de Valencia. Foto: EFE/ Manuel Bruque

Además de ello, el líder del PP unió al partido con un mensaje claro: se reconocerán las líneas maestras de los distintos territorios pero todos trabajarán al servicio de un proyecto nacional. Es decir, cada comunidad autónoma posee sus propias normas y matices que los barones populares defienden a capa y espada.

Casado les dará autonomía, como el anticipar o no la convocatoria electoral en Castilla y León, sin embargo, el líder del PP pide aunar esos proyectos territoriales en torno a una idea para España común que pivota sobre la idea de la libertad en contraposición con la que Pedro Sánchez y sus aliados abanderan.

Esos gobiernos regionales y sus presidentes son un escaparate que promociona la marca PP bajo la atenta mirada del líder nacional y candidato a la Presidencia del Gobierno. 

Una enmienda al ‘Sanchismo’

Y ahora solo queda el programa. Casado ofreció en la plaza de toros unas pinceladas de lo que planea presentar en otoño de 2022: una enmienda a la totalidad del ‘Sanchismo’ y para ello anunció la derogación de la ley de Memoria Democrática, la Ley Celáa, en clara defensa a hacer una «política sin complejos» para meterse de lleno en la batalla cultural.

«Será un plan para recuperar el orgullo de ser español. Una agenda reformista, devolviendo a los ciudadanos el poder que el socialismo le ha quitado. Una sociedad que no quiere ser tutelada ni que el Gobierno la siga amargando», señaló Casado.

En su discurso mantuvo las esencias del PP con la economía y en la capacidad del PP para «rescatar» a España siempre que lo necesita. «Hemos sostenido al país a pulso y a pulmón cuando la izquierda la dejaba a su suerte», señaló. Y, por eso, siguió, «no queremos el voto del rechazo» sino «el voto del reformismo, de los que quieren construir y dejar atrás este tiempo sin horizonte».

 Una plaza de toros llena, dentro de los límites que permite la pandemia, recibió al presidente del PP, Pablo Casado. Foto: EFE/ Manuel Bruque

Al igual que hizo con el plano económico, también el europeísmo saltó a la palestra. Es uno de los principios en los que los populares no coinciden con Vox, y que lejos de abandonarlos, los potencia combinándolos con otras propuestas comunes para arrastrar la masa de votantes.

«Somos el partido que fundó el euro» lanzó, insistiendo también en que «recuperará el protagonismo que le corresponde a España como cuarta economía europea», manteniendo la negociación sobre el Brexit y peleando por la reivindicación sobre Gibraltar.

En definitiva y si de una película se tratara, Pablo Casado todavía tiene que superar ‘las 12 pruebas de Astérix y Obélix’ para plantar cara a Pedro Sánchez en su carrera a La Moncloa. Comienza fuerte: afianzando su liderazgo frente a ruidos internos y externos y cerrando filas en torno a un objetivo común que es poner su programa al servicio de un proyecto nacional.

Las siguientes pruebas consisten en cerrar el ciclo de entrevistas con la sociedad civil y organizaciones por toda España en diciembre, reunir a su ágora y sacar conclusiones para moldearlas en forma de programa alternativo con el que enfrentarse al actual ‘gobierno Frankenstein’. Para ello, Casado ha exhibido músculo en Valencia, talismán del partido, para creerse que es el líder, que debe conducir a los suyos y alejar las distracciones y los ruidos internos.

Y también ha servido como ‘chute’ de adrenalina para los suyos, para que no se vean solos y buena prueba de ello es que en el último cónclave no asistió ni la mitad de gente y es ahí cuando vino el declive. Este domingo, Valencia fue un buen indicador de que el PP va por el buen camino para regenerar el centroderecha, según sus votantes. El llenazo también advierte al resto de fuerzas con Vox mirando por el espejo retrovisor porque el próximo domingo será el turno de Santiago Abascal en la Feria de Madrid (Ifema).

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