Casado se marca un Rajoy: esperará a que Sánchez ‘caiga’ y mantendrá las distancias con Abascal

Los populares están convencidos de que Vox ha tocado techo y Casado anima a los suyos a "aglutinar una mayoría suficiente para no depender de otros partidos"

Pablo Casado, durante la rueda de prensa que ofreció este lunes al término del comité de dirección del PP

El líder del PP, Pablo Casado, durante una rueda de prensa. Foto: EFE

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Las últimas encuestas de intención de voto catapultan a Pablo Casado a La Moncloa. Pese a que Pedro Sánchez ha remodelado el Gobierno, los distintos sondeos consolidan el ascenso de los populares mientras el presidente del Gobierno se convierte en el líder europeo peor valorado.

«El cambio de ciclo es imparable», señalan desde Génova. La tarea más ardua hasta ahora es que los populares se lo creyeran y ahora la nueva orden dada por la dirección nacional a los suyos consiste en «esperar» y «evitar errores».

Según ha podido saber Economía Digital, Pablo Casado se está marcando ‘un Mariano Rajoy’ en toda regla y por eso no preocupa Vox pese a las polémicas que protagoniza, la última con el PP de Ceuta como protagonista. Distancia y a esperar.

Una de las características más reconocibles del expresidente del PP consistía en esperar a que todo se resolviera por sí solo. Una táctica que ya plasma el sabio Sun Tzu en El arte de la guerra o el famoso proverbio: «Siéntate en el umbral de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo».

Se trata de la misma táctica que aconsejan hacer desde la cúpula popular a los suyos en estos días de tantos sondeos. «El enemigo de Pedro Sánchez es el propio Pedro Sánchez», insisten fuentes populares. Por ello, sin pausa pero sin prisa. La estrategia de los populares seguirá consistiendo en hacer una férrea oposición, pero «sin arriesgar», insisten.

Pablo Casado aprovechó el balance del año para reivindicarse como futuro presidente: «España nos echa de menos». Foto: EFE

Fuentes populares explican que los errores del PP «son cien veces más amplificados por los medios» que los errores del Gobierno. «Parece mentira, pero es así», insisten. De ahí que ante declaraciones dudosas o «posibles trampas», Génova asesora a los suyos a guardar silencio antes de caer en un error.

Casado explicó a los suyos, en una reunión extraordinaria con motivo de su tercer cumpleaños al frente del partido, que la palabra «alternativa» tiene que estar en su vocabulario «porque eso es lo que ha hecho el PP hasta ahora».

El presidente popular entiende que con la Convención Nacional de octubre, la formación se encamina a culminar una redefinición ideológica, estratégica y organizativa sin precedentes hasta conseguir dotar al país de una «alternativa» al Gobierno actual.

Casado insufla fuerzas a los suyos a la espera de estos dos años, hasta convocarse las próximas generales si no hay adelanto, para rearmarse, también en los distintos territorios. «Nos viene bien este tiempo», sentencia un diputado veterano del partido.

La relación con Vox

Sin embargo, nada es tan fácil como lo pintan y los populares siguen dependiendo de Vox para gobernar. Así lo advierten las distintas encuestas y también son conscientes en la formación de Santiago Abascal. La diputada Macarena Olona adelantó ya esta semana que el PP debería asumir que «el Gobierno será con Vox o no será».

Las relaciones Casado-Abascal siguen rotas después del discurso del primero en la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez. El líder del PP quiso romper lazos con un duro discurso donde se distanció de los verdes para ser la «alternativa» al actual Gobierno.

El líder del PP, Pablo Casado, y el de Vox, Santiago Abascal, charlan en una imagen en el Congreso de los Diputados de 2020. Foto: EFE

El último rifi-rafe sucedido en Ceuta tampoco ayuda. Vox anunció que rompía la relación con el PP, para luego templar gaitas al día siguiente. Los populares enmendaron el error y modificaron su postura respecto a la reprobación de Santiago Abascal.

Fuentes del PP asumen que hasta el momento dependen de Vox, pero la estrategia de Casado pasa por «no tener que depender de otros partidos» y así se lo hecho saber a sus diputados, barones y alcaldes. «Se ha visto en Galicia y también se ha visto en Madrid con Isabel Díaz Ayuso», insisten las mismas fuentes.

El mantra popular en estos momentos pasa por reconocer y explicar a la ciudadanía que «cuando el PP es la alternativa que aglutina los votos del centro derecha y que incluso recibe votos de socialdemócratas, generalmente tenemos mayorías de gobierno. O mayorías absolutas como en Galicia, o mayorías que suman más votos que la izquierda como en la Comunidad de Madrid», comentan.

Según Casado: «Nuestra posición es ir con nuestro programa y plantear una amplia mayoría que nos permita desarrollarlo sin ningún tipo de cortapisas. Eso se hace ganando a Sánchez y aglutinando una mayoría suficiente para no depender de otros partidos». Cabe recordar que para conseguir 176 escaños, Casado necesita recuperar al votante ‘fugado’ a Vox y mientras tanto contar con su apoyo.

Lo cierto, según ha podido saber ED, es que no todos en la familia popular creen esto a pies juntillas. «No deberíamos de caer en las trampas de la izquierda y deberíamos seguir teniendo una relación formal como hasta ahora porque nos necesitaremos más adelante», intuye un dirigente destacado dentro del PP.

Casado y la cúpula del PP están convencidos de que el llamado ‘efecto arrastre’ se traducirá en dos millones de votos trasvasados de Vox a su cuenta como partido hegemónico de la derecha.

Los populares están convencidos de que Vox ha tocado techo y de que ellos aún tienen margen para crecer por el centro, por la izquierda y por la derecha, favorecidos por el efecto arrastre al ser el principal partido de la oposición.

Para ello, los populares se abren ahora a entrar en la ‘guerra cultural’ para quedarse con una parte del pastel de votos de Abascal. El expresidente José María Aznar ya lo dejó claro: «La batalla de las ideas es esencial». Una frase llevada a la práctica por el ‘Sanchismo’, que ha retorcido el brazo de la derecha todos estos años.

Esta semana y por su tercer cumpleaños al frente del PP, Pablo Casado se da cuenta en Gredos. Los suyos lo catapultan a La Moncloa, pero los más veteranos advierten que la batalla no está ganada, «ni por la izquierda, ni tampoco por la derecha».

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