Un fracaso anunciado: la Conferencia de Presidentes más tensa concluye sin acuerdos
El Gobierno y las comunidades autónomas no logran ponerse de acuerdo en ninguno de los 16 temas abordados en el órgano de cooperación política
Foto de familia de las autoridades asistentes a la XXVIII Conferencia de Presidentes, en Palau de Pedralbes de Barcelona. Foto: David Zorrakino / Europa Press.
El desenlace de la Conferencia de Presidentes ha sido el esperado: sin avances. El encuentro de alto voltaje, que desde un primer momento ha estado marcado por la tensión, ha culminado sin que los dirigentes que han asistido hayan alcanzado ningún tipo de consenso sobre los 16 temas abordados, que van desde la vivienda hasta la financiación autonómica, los motivos que provocaron el gran apagón eléctrico o la okupación.
De esta manera, el resultado ha sido el mismo que el obtenido en el último encuentro del órgano de cooperación política entre el Gobierno y las comunidades autónomas, que tuvo lugar el pasado mes de diciembre en Santander. En esa ocasión, no tampoco se alcanzó ningún acuerdo, si bien el líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, se comprometió a reunir un Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) para negociar la condonación de la deuda.
Crispación política
La tensión ya era una realidad antes de que se celebrase la reunión. El Partido Popular y el Gobierno se enzarzaron en un tira y afloja por el orden del día, que acabó ganando el partido presidido por Alberto Núñez Feijóo tras amagar con no asistir a la cita. «Sánchez tendrá su foto y nosotros, nuestras prioridades en el orden del día», celebraron los populares, que también sacaron pecho de haber logrado que el Ejecutivo diese su brazo a torcer.
Concretamente, los presidentes del PP habían solicitado abordar temas como la reforma de la financiación autonómica, la lucha contra la ocupación, el diseño de un plan energético para evitar apagones, el control de fronteras y política migratoria, las inversiones para evitar el caos ferroviario, el déficit de profesionales sanitarios, la financiación del primer ciclo de educación infantil y la retirada de los proyectos de ley de reforma del Poder Judicial y de la Fiscalía.
La llegada de los dirigentes autonómicos a la cita ha estado marcada en gran parte de los casos por la frialdad en los saludos entre los dirigentes autonómicos del PP y el presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, que les ha recibido junto al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y el delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto.
Ayuso opaca la cita
Uno de los mayores momentos de crispación política lo han escenificado la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la Ministra de Sanidad, Mónica García, a las cuales han tenido que separar los miembros del equipo de protocolo. Cuando García se ha acercado a dar dos besos a Ayuso, le ha apartado la cara y le ha recriminado que la llame «asesina», en referencia a los fallecimientos que tuvieron lugar en las residencias de mayores de la región en el marco de la pandemia.
La líder regional también ha acaparado el foco mediático al marcharse del encuentro en los discursos que el lehendakari y el presidente de la Generalitat de Catalunya han pronunciado en euskera y catalán, como ya había advertido previamente. A pesar de ello, se ha mantenido en la sala durante el parlamento del presidente de Galicia, Alfonso Rueda, del Partido Popular, quien ha pronunciado algunas de sus palabras en gallego.
Elecciones anticipadas
Los dirigentes autonómicos del PP han aprovechado sus intervenciones para trasladar que el escenario político actual es «insostenible», «crítico» y «convulso». En este contexto, han hecho hincapié que Sánchez no dispone de la mayoría necesaria para gobernar el país y lo han instado a disolver las Cortes Generales y convocar elecciones generales para dejar a los españoles que decidan en las urnas.
No se debe perder de vista que el Partido Popular ha convocado una manifestación en todo el país para protestar por los casos de corrupción que apuntan hacia el Gobierno encabezado por Sánchez. Con todo, el líder del Ejecutivo ha dejado bien claro que su voluntad es celebrar las elecciones cuando está previsto, en 2027, y ha hecho un llamamiento a dejar la crispación «en el perchero», que no ha logrado allanar el terreno para alcanzar consensos.