De la PAH a Vanity Fair, la transformación en ‘casta’ de Irene Montero

La ministra de Igualdad desata la polémica con una entrevista de su vida personal para una revista de moda

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Irene Montero ha desatado la polémica con su última entrevista a la prestigiosa revista Vanity Fair. Su posado en la azotea concluye una transformación completa en la trayectoria de la que un día fue una férrea activista en la lucha contra los desahucios. Ahora, comenta su vida personal en uno de los rotativos de moda más afamados del país, cayendo en algo que se atribuye más a lo que en Unidas Podemos llaman casta que a la nueva izquierda que pretende ser.

Los rumores de una infidelidad, el acoso en su chalet o cómo le ha cambiado la maternidad son algunos de los temas de conversación que la número dos de Podemos no ha dudado en comentar, mientras España se encamina a la segunda oleada de la pandemia de coronavirus.

“Estoy descubriendo que la moda no es siempre impostura, también es una forma de expresar cómo eres”, ha asegurado la ministra de Igualdad en el reportaje.

La entrevista ha generado un amplio malestar entre los detractores de Montero, que le achacan que dedique su tiempo a repasar sus asuntos personales, en lugar de atender a los medios para hablar de las políticas públicas con las que su Gobierno debe hacer frente a la crisis sanitaria.

Los usuarios de las redes le reprochan su posado, ataviada con un vestido de punto de canalé y botones dorados de Maje. Y no paran de recordar las críticas a las que fue sometida la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por parte de los votantes de izquierda con su polémica portada para El Mundo, vestida de negro. 

Montero, de cajera de supermercado a ministra

Montero ha mostrado una nueva faceta desconocida en su personalidad que culmina un aluvión de cambios. En apenas unos años ha pasado de ser una estudiante universitaria que compaginaba sus estudios con su trabajo como cajera de la cadena Saturn de electrodomésticos a ocupar un puesto de primer nivel en el Gobierno.

Ha dejado atrás su pasado como defensora de los derechos sociales en las manifestaciones del 11M en Madrid para afincarse en su chalet de Galapagar, la casa de las afueras que ha comprado junto con el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias. Una adquisición en la que sigue reafirmándose.

“Dimos ese paso para proteger a nuestra familia. Y lo ocurrido en los últimos dos años ha demostrado que teníamos razón”, ha afirmado la ministra. 

Su posado para Vanity Fair ha convertido la portada en uno de los asuntos más comentados en las redes. Una situación que recuerda a otras fotografías desafortunadas de los líderes políticos. El epidemiólogo Fernando Simón subido a lomos de su moto para El País Semanal es uno de los ejemplos más recientes.

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