El Gobierno se resigna con Marruecos: «No podemos hacer más»

Los expertos consultados por ED destacan que "tenemos crisis para rato" y aseguran que lo que pretende Marruecos "es que España y el conjunto de la UE modifiquen su postura sobre el Sáhara Occidental", como hizo Donald Trump.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros. EFE

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España no mueve ficha respecto a la crisis con Marruecos. El Gobierno reitera que su posición no ha cambiado y continuará colaborando en el resto de asuntos, dejando al margen la cuestión del Sáhara. «No podemos hacer más», señalan fuentes gubernamentales a ED. En Moncloa prevén que la crisis se eternice, mientras Rabat insista en este asunto. Sin embargo y de cara a la opinión pública, los ministros esperan que «la alta diplomacia funcione y la crisis se resuelva en los próximos días».

La estrategia de Sánchez pasa por «intentar rebajar la tensión, tender puentes y continuar destacando que Marruecos es un socio estratégico», señalan las fuentes consultadas. Expertos diplomáticos ya advierten de que una crisis de tal envergadura no se resuelve de la noche a la mañana, pero en el Gobierno son conscientes de que este conflicto también desgasta la figura de Pedro Sánchez. «Hay contactos y esperamos que esta situación se resuelva cuanto antes», señalan desde el Ministerio de Exteriores.

El Gobierno español ha dado este miércoles un paso en las relaciones con Marruecos y ambos países se mantienen en una tensa calma. El Ejecutivo de Pedro Sánchez avisó este martes de madrugada del traslado del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, a Argelia.

Ghali, de 71 años, salió de Pamplona en torno a la 1.30 de la madrugada a bordo de un avión civil francés fletado por Argelia, principal defensor de la causa saharaui, y aterrizó dos horas después en un aeropuerto militar argelino desde donde fue trasladado a un centro médico para proseguir con el tratamiento de las secuelas causadas por la Covid-19.

Varios ciudadanos marroquíes se concentran en el exterior del Hospital San Pedro de Logroño donde estaba ingresado el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Foto: EFE/Abel Alonso

Marruecos se había quejado públicamente ante el Gobierno español sobre la «opacidad» que había envuelto la llegada de Ghali a España el 17 de abril pasado para ser tratado de un caso grave de Covid-19 en un hospital de Logroño, y su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, avisó que, si Ghali salía como había entrado, eso significaba que España optaba por «un empeoramiento de las relaciones». En Moncloa se curan en salud y aseguran que, mediante fuentes diplomáticas, se informó a Rabat de la salida de Ghali de España.

La pelota, por tanto, sigue en el tejado de Rabat. Este lunes, el Gobierno de Marruecos fue contundente en su comunicado dejando ver que el verdadero conflicto con España no es Ghali sino el Sáhara.

Los expertos consultados por ED destacan que «tenemos crisis para rato» y aseguran que lo que pretende Marruecos «es que España y el conjunto de la UE modifiquen su postura sobre el Sáhara Occidental» y se aproxime a la decisión que tomó el ex presidente estadounidense, Donald Trump, en diciembre cuando reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara. «Fue la primera potencia y democracia Occidental que tomó una decisión de estas características», comentan.

Esto implicaría contravenir la legalidad internacional y apartarse de la doctrina de la ONU. Sin embargo, algunas fuentes sostienen, que «bajo cuerda» los gobiernos españoles, «y Sánchez no es excepción», siempre han ayudado a Marruecos.

Una de las claves: el acuerdo pesquero con la UE

Como ejemplo destacan un caso que estaría a punto de explotar en los tribunales europeos y que podría alterar aún más la relación de España con Marruecos o con Argelia.

En enero de 2019, Bruselas y Rabat ampliaron el acuerdo bilateral por el que 128 barcos europeos, 90 de ellos españoles, podrían pescar en caladeros que pertenecen al territorio del Sáhara Occidental, a pesar de que una resolución previa del TJUE en diciembre de 2016 establecía que los productos procedentes del Sáhara Occidental no podían entrar en los acuerdos comerciales entre Bruselas y Rabat, ya que Marruecos no tiene jurisdicción sobre el territorio saharaui. Bruselas siguió adelante con el acuerdo, aduciendo que contaba con un amplio apoyo en territorio saharaui. 

Los abogados del Estado español que acudieron al Tribunal de Justicia de la UE se pusieron del lado de Marruecos, junto con los abogados del Estado de Francia y de la Comisión Europea en contra de los abogados del Frente Polisario a propósito de estos acuerdos.

Los abogados del Frente Polisario plantearon un recurso ante la justicia europea defendiendo que el pacto «fomenta las políticas de ocupación militar marroquí». El Polisario alegó que la UE y Marruecos no tienen competencias para celebrar acuerdos en su territorio, «pendiente de descolonizar».

En cuestión de semanas, el TJUE se pronunciará sobre el recurso formulado que permite la explotación de las aguas del Sáhara Occidental en beneficio del reino alauí. Será un dictamen trascendental si los tribunales dan la razón al pueblo saharaui, advierten los expertos. «Es en esas aguas donde se produce el 92% de lo que pesca Europa», señala el periodista Ignacio Cembrero en RTVE.

Una sentencia desfavorable contra Marruecos supondría un revés a la posición diplomática que mantiene con España y la UE en medio de un nuevo episodio de tensión con el Frente Polisario, después de que a principios de este año se recrudecieran los enfrentamientos con el Sáhara Occidental. La tensión no solo es con España: este mayo Rabat llamó a consultas a su embajador en Alemania y exige cada vez con más fuerza a Bruselas que siga el camino de Estados Unidos, que avaló las pretensiones marroquíes sobre el territorio saharaui en una de las últimas actuaciones de Trump.

Servicios sociales desbordados

Se trata de un conflicto que puede durar mucho y, ante ello, en Moncloa prefieren esperar y guardar la ropa, ya que implica actuaciones de la UE por encima del Ejecutivo de Sánchez, pese a que también salpique a España por la política migratoria.

El problema más acuciante que desde Exteriores tratan de controlar es la crisis humanitaria ante la crisis migratoria en Ceuta y Melilla y mantener la guardia alta ante otras posibles llegadas masivas de inmigrantes a las costas españolas.

La situación en Ceuta, donde los servicios sociales están desbordados por los miles de personas acogidas y las enormes colas a la entrada de la oficina de Asilo y Refugio de la frontera del Tarajal para solicitar una cita para la petición de asilo político han provocado también la reacción del Defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, quien este miércoles se desplazó hasta las ciudades autónomas para conocer de primera mano las condiciones en las que se atiende a estas personas.

Así, más de 250 inmigrantes colapsaron desde primeras horas de la mañana la oficina de Asilo y Refugio, acumulación que motivó que la Policía Nacional tuviera que desplegar varios agentes para contener y ordenar las colas.

Mientras tanto, en el espigón fronterizo entre Ceuta y Marruecos se mantiene la calma y no se ha registrado ningún nuevo intento de entrada a nado, pese a lo que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado siguen desplegadas para garantizar el control de la frontera.

Casado visitará Ceuta este jueves

Y con todo el conflicto desplegado también en el Congreso de los Diputados, el líder del principal partido de la oposición, Pablo Casado, visitará Ceuta este jueves.

El presidente del PP, Pablo Casado, acudirá este jueves a Ceuta para respaldar a los ciudadanos y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Foto: EFE/Juan Carlos Hidalgo/Archivo

Según ha podido saber ED, Casado visitará este jueves la ciudad autónoma para «mostrar su respaldo a Ceuta y los ceutíes en este momento de grave crisis con Marruecos», señalan desde su partido.

Casado mostrará además su apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y se reunirá con el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Jesús Vivas, con quien ya conversó por teléfono en los momentos más críticos vividos hace dos semanas.

Los populares solicitaron este miércoles la dimisión de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, por haber «generado una crisis diplomática de primer orden».  En el PP continúan con su estrategia de ofensiva total contra el presidente Pedro Sánchez, al que reprochan su «nulo peso exterior”.

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