El reparto de sillas en los municipios evita la ruptura definitiva entre Junts y ERC

Pese a los últimos acontecimientos con Laura Borràs y las peleas en el espacio mediático, los dos partidos conviven plácidamente en zonas como Lleida o Girona

Imagen general de la ciudad de Girona / Patronat de Turisme de la Costa Brava

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La suspensión de Laura Borràs como diputada y, a la vez, presidenta del Parlament ha vuelto a reanimar la guerra interna en el independentismo, especialmente entre Junts per Catalunya y ERC. Los sectores más radicales de la formación juntera acusan a los republicanos de haber abandonado el objetivo de la independencia, hasta con insultos racistas a una diputada.

A partir de la salida de Borràs como máxima dirigente de la cámara, algunas agrupaciones locales de Junts han pedido al secretario general del partido, Jordi Turull, que active la mecánica interna para convocar una consulta, con el objetivo de debatir una hipotética rotura del pacto de gobierno en la Generalitat. 

Lejos de la realidad, en el seno de Junts no se plantean salir de la plaza Sant Jaume y ceder el poder de la administración catalana a Pere Aragonès. De hecho, el último movimiento institucional de Borràs ha calmado el nerviosismo existente entre un sector, no menor, del partido. Estas mismas voces consideraban que la hasta hace pocos días presidenta del Parlament ponía en peligro las opciones de Junts, a medio y largo plazo, de permanecer en las instituciones. 

Ejemplo de la Diputación de Barcelona

En la Diputación de Barcelona, Junts convive plácidamente con el PSC y sin tener el fuego amigo que llega desde el propio independentismo, especialmente de Esquerra. El acuerdo entre socialistas y junteros se fraguó a partir de los deseos del sector pragmático. 

Un colectivo que nunca pondrá en discusión la figura pública de Laura Borràs o Carles Puigdemont, pero de puertas para dentro no quiere perder un generoso sueldo de alto cargo. A modo de ejemplo, para el ejercicio del 2022, PSC (Con la alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, al frente) y Junts se reparten un presupuesto de 1.060 millones de euros. 

Recursos que tanto los partidos de gobierno en el organismo supramunicipal, como los de la oposición, utilizan para, entre otras cosas, mantener un ejército de 92 asesores. La mayoría de estas posiciones sirven para cubrir a antiguos cargos orgánicos de los partidos que han perdido su escaño o representación en ayuntamientos o cámaras legislativas como el Parlament. 

Cambio radical en el territorio

La lucha latente de ERC y Junts en la Generalitat, Parlament, Diputació de Barcelona o en el Congreso de los Diputados desaparece en el territorio. Las dos formaciones independentistas gobiernan, sin fisuras, en las Diputaciones de Lleida, Girona y Tarragona.  

En comparación con el organismo provincial de Barcelona, las tres diputaciones se reparten muchos menos recursos, pero los acuerdos ofrecen una fotografía de las dinámicas en los municipios. En Girona, la Diputación se encuentra bajo el liderazgo de Junts y al revés en el resto de provincias. El sumatorio de los presupuestos de las tres diputaciones (Girona 162,8 / Tarragona 187,4 / Lleida 143,6) arroja una cifra aproximada de 500 millones de euros. Respecto de las retribuciones de los cargos electos y asesores, Junts y ERC aprueban un gasto de seis millones. 

Desde la óptica capitalina, el coste de mantener las diputaciones pequeñas de Cataluña puede parecer hasta aceptable. Ahora bien, más allá del beneficio económico del político, la importancia del organismo supramunicipal en las zonas ya citadas recae en el altavoz mediático que representa para aquellos dirigentes de poblaciones pequeñas. No se puede olvidar que los presupuestos de las Diputaciones otorgan cifras importantes de dinero a repartir para proyectos, de forma muy discrecional. 

Convivencia en los ayuntamientos

Pese a la precampaña de las elecciones municipales del 2023, Junts y ERC también han protegido a los ayuntamientos de sus disputas internas. El acuerdo de las dos formaciones les garantiza el poder en destacadas poblaciones de Cataluña como Girona, Lleida, Manresa o Valls.  

En Sant Cugat del Vallès, Lloret de Mar o la población fronteriza de La Jonquera, Junts y ERC se reparten las alcaldías con el PSC de socio preferente. En el caso de la ciudad limítrofe con Barcelona, los republicanos han bastado un ejecutivo local con socialista y los antisistema de la CUP.  

Frente a los ojos del independentismo radical, Esquerra ha optado por volver a la senda del autonomismo. Lejos de la realidad, las críticas no esconden que los republicanos como partido mantienen una fuerte implementación y estructura en el territorio. 

Por su parte, Junts es quién tiene más deberes de cara al ciclo electoral del 2023. Con Jordi Sánchez a la cabeza, el partido no ha conseguido el objetivo de captar a todos los líderes y votantes de la antigua Convergència, visibilizados a través del PDeCAT. El aterrizaje de Jordi Turull en la secretaría general del partido es una medida para intentar ordenar el espacio postconvergente.

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