El Rey propone a Sánchez como candidato a la espera de ERC

El presidente en funciones llamará la semana que viene a Quim Torra y el resto de presidentes autonómicos para engrasar la negociación de la investidura

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Siguiendo con el previsible guión de la investidura, el rey Felipe VI designó este miércoles al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, como candidato a la investidura. Pero el encargo del monarca a Sánchez, una formalidad tras completar el primero la preceptiva ronda de consultas con los líderes de los partidos que obtuvieron representación parlamentaria el 10-N, no ha ido acompañado esta vez de la convocatoria de un pleno de investidura por parte de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.que fue quien anunció el encargo del jefe del Estado minutos después de las nueve y media de la noche.

Sánchez, que compareció tras Batet, reclamó a todos los partidos «responsabilidad y altura de miras», anunció que el lunes se reunirá con los líderes del PP, Pablo Casado, y de Cs, Inés Arrimadas, y que la portavoz del PSOE en el Congreso citará a todos los partidos en busca de apoyos, y que la semana que viene llamará a todos los presidentes autonómicos también para insistirles en la necesidad de que se constituya un gobierno «cuanto antes». Es decir, que llamará al presidente de la Generalitat, Quim Torra, que lleva meses quejándose de que no le coje el teléfono.

El anuncio de esa llamada es un gesto más para tratar de engrasar las negociaciones con ERC, por ahora la única opción que tiene Sánchez de que salgan los números. Porque la sesión de investidura, que el PSOE pretendía que se celebrara antes de fin de año, tendrá que esperar por lo menos hasta enero, por más que insistan los socialistas o Pablo Iglesias en la necesidad de echar el gobierno a andar cuanto antes mejor, como hizo también este miércoles el líder de Unidas Podemos.

La única alternativa de Sánchez a ese aval de Esquerra pasaría porque el presidente del Gobierno ahora en funciones optara por romper su preacuerdo de gobierno de coalición con los de Iglesias y se hiciera carne ese pacto constitucionalista por el que aboga ahora la líder de Cs, Inés Arrimadas, que también este mismo míercoles insistía en la necesidad de que los socialistas rectifiquen y se olviden de «populistas y nacionalistas». A cambio, Arrimadas plantea una mayoría alternativa que cuenta que podría sumar 221 escaños (los de PSOE, PP, Cs y Navarra Suma), y así se lo trasladó al rey, según explicó tras su encuentro con el monarca.

Pero esa opción es una entelequia, porque Sanchez no la contempla y porque el PP ha insistido por activa y por pasiva en que no faciltará la investidura de Sánchez. Y este miércoles su jefe de filas, Pablo Casado, volvió a hacerlo ante Felipe VI. «Somos la alternativa sistémica» al PSOE, zanjó para dar carpetazo al asunto.

Así las cosas, quien sigue teniendo los tiempos y la sartén por el mango es la formación que preside Oriol Junqueras. Lo dejó claro el secretario de Organización del PSC cuando, después de que la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta, descartara una investidura de Sánchez este diciembre, replicó resignado que si el acuerdo «no es posible hasta enero, será en enero».

Conversaciones cuesta arriba entre ERC y PSOE

Que sea en enero está por ver, claro. En primer lugar, porque las negociaciones entre socialistas y republicanos se hacen más empinadas a medida que avanzan. Es decir, a medida que toca pasar de las declaraciones de buenas voluntades a las concreciones.

El martes, los negociadores de ambos bandos saldaron su tercera reunión, esta vez en Barcelona, con un nuevo comunicado conjunto, más sucinto que el de la semana pasada y en el que se hablaba de «coincidencias notables» por lo que se refiere a «la recuperación de derechos sociales, civiles y laborales» y de «avances en la definición de los instrumentos necesarios para canalizar el conflicto político sobre el futuro de Cataluña». Avances que por supuesto no se concretan y que tienen más que ver con la buena predisposición a llegar a una entente que con verdaderos pasos adelante.

De hecho, no hay avances respecto del formato que debe tener la mesa institucional en la que retomar las relaciones entre la Moncloa y la Generalitat, meollo de las conversaciones, porque los socialistas quieren circunscribir esa reconexión a la ya existente comisión bilateral de los ejecutivos central y autonómico, pero los de Junqueras consideran que es necesario un espacio diferenciado. Que es, de hecho, el único formato que aceptaría JxCat, que además quiere que esos contactos incluyan reuniones «al máximo nivel». Es decir, entre Sánchez y Torra.

El mismo presidente del grupo de ERC en el Parlament admitió este miércoles en la cámara catalana que las posiciones aún están muy alejadas. «El PSOE ha reconocido el conflicto político; ahora, falta bilateralidad y voluntad y garantias para llegar a una solución política. Hace años que lo sabemos y hace tiempo que esperamos, y a estas alturas, nosotros no tenemos la prisa que ellos tienen por su calendario», dijo.

Una negociación fiscalizada por JxCat

Pero además, esas conversaciones están fiscalizadas por JxCat, con el president Quim Torra a la cabeza. Los posconvergentes levantaron el martes el pie del acelerador de las críticas a sus socios mal avenidos en la Generalitat y retiraron la moción que habían presentado en el Parlament para afear a ERC la tibieza con la que consideran que están planteando las conversaciones con los socialistas. Pero eso fue solo a cambio de que ERC les cediera senadores para poder formar grupo propio en el Senado.

La diputada que lleva la voz cantante en JxCat en Madrid, la exconsellera Laura Borràs, lo dejó claro este miércoles tras su cita con el rey, y también que, una vez tengan grupo en la Cámara Alta, volverán a presentar la moción. Y el propio Torra volvió a leerle la cartilla a Esquerra, a la que, en una seca intervención en la cámara catalana, exhortó a que centre la negociación en la amnistía y la autodeterminación, y a que exija una mediación internacional que los republicanos por ahora no han puesto sobre la mesa.

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