ERC airea en una muestra las corruptelas de sus socios

Una exposición organizada por la vicepresidencia del govern, en manos de ERC, bandea los casos de corrupción que sacudieron a Convergència

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Día sí día también hay nuevos episodios que acreditan que el de Quim Torra es un gobierno de coalición sostenido a base de cuchilladas entre sus dos socios cada vez más mal avenidos: Junts per Catalunya (JxCat) y ERC.  Si el martes la portavoz del govern, Meritxell Budó, volvía a rebatir planteamientos del vicepresidente y hombre fuerte de Esquerra en el ejecutivo, Pere Aragonès, esta vez a vueltas con ese eventual gobierno de concentración con el que los de Oriol Junqueras no dejan de amagar, la apertura al público, este miércoles, de una exposición sobre la corrupción en el Palau Robert de Barcelona organizada por la propia vicepresidencia de Aragonès y por la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), puede leerse como una andanada en sentido contrario.Y van.

El de la corrupción política es un asunto grave, que el año pasado ya mereció la celebración de un congreso en Barcelona sobre la historia de esa lacra en España, organizado, como la muestra ¡Corrupción! Revuelta ética, por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Y un asunto que ha marcado a fuego el actual periodo democrático. Y que ha salpicado especialmente a los partidos que han gobernado en España, PSOE y PP, y a los que más han mandado en los ayuntamientos y la Generalitat de Cataluña: el PSC y, sobre todo, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), metamorfoseada ahora —precisamente para hacer borrón y cuenta nueva— en ese Pdecat cuyo encaje en JxCat sigue sin resolverse.

Pese a la importancia del tema, la muestra, comisariada por el profesor de la UAB David Vidal, es la mar de modesta y apenas ocupa una pequeña sala del Palau Robert.Se trata de plantear un reflexión genérica sobre un cáncer cuyo coste social en España se cifra en 40.000 millones de euros al año, y salpimentarla con unos cuantos ejemplos. 

Promoción para la OAC

Y, de paso, promocionar la oficina Antifraude, creada a raíz de aquella acusación lanzada por Pasqual Maragall a Artur Mas en el Parlament que recoge la portada de El País del 25 de febrero de 2005, una de las que incluídas en la muestra. Aquello de “Ustedes tienen un problema, y se llama 3%”, que el entonces president retiró inmediatamente para salvar aquel Estatut cuyo recorte en el TC serviría cinco años después como espoleta para activar el procés.

En el panel dedicado a la OAC, ahora dirigida por Miguel Ángel Gimeno, se dan cifras: 1.637 denuncias presentadas a la oficina desde 2009, y 1.337 expedientes resueltos hasta final del año pasado. De hecho, Gimeno, en la presentación de la exposición, celebró haber pasado página a la “etapa oscura” de la institución, esa que culminó con el cese en 2016 del que había sido su director durante cinco años, el controvertido Daniel de Alfonso, al que grabaron engrasando las cloacas del Estado con  el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y que, según la Sindicatura de Cuentas, cobró 70.000 euros de forma irregular.

Corrupción en Cataluña

La muestra, que para más inri se exhibe en el mismo palacio en el que Mas tiene instalada su oficina de expresident, recuerda de manera sucinta las principales tramas de corrupción detectadas en Cataluña: el caso Filesa, por el que el dirigente del PSC Josep Maria Sala acabó en la cárcel, los casos Treball y Turisme, de financiación ilegal de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) y tres asuntos que sacudieron a Convergència: el caso Pretòria, que también salpicó al PSC; el caso ITV, por el que Oriol Pujol cumple condena, y  la trama del 3% y el caso Palau, claro.

Oriol, por cierto, no es el único hijo de Jordi Pujol que aparece en la muestra. En el suelo, hay un cartel con la frase “soy un dinamizador económico”, cuyo autor permanece oculto tras una alfombra roja, bautizada como “la alfombra de la vergüenza”. Al levantarla, quien no lo recuerde descubrirá que quien la pronunció fue el primogénito del expresident, Jordi Pujol Ferrusola.

Aragonès presentó la muestra el mismo martes que Budó le enmendaba la plana. Y, además de por el director de Antifraude, estuvo acompañado de otro peso pesado de ERC, el presidente del Parlament, Roger Torrent. Esquerra siempre ha hecho bandera de no tener ni una mancha de corrupción de la que avergonzarse en sus casi 90 años de historia. Pero hay algo incongruente en blandir esa bandera e instalarla en el Palau Robert cuando lleva gobernando con Convergència y sus herederos desde principios de 2016.

A menos que se trate de no tener miramientos con el lanzamiento de cuchillos a sus socios, claro. Porque no parece que en Esquerra compren la tesis de los posconvergentes de que el Pdecat y JxCat nada tienen que ver con el 3% y todas esas vergüenzas que ahora arrastra la familia Pujol.  

No viendo el vídeo que completa la exposición, que recoge tanto chistes gráficos como gags televisivos y que incluye un sketch del programa Polònia especialmente elocuente al respecto. En él, sendas versiones caricaturescas de Marta Pascal y Artur Mas visitan un despacho del partido. “¡Estoy harta de que intenten vincular el caso Palau al Pdecat!”, “no tiene nada que ver el Pdecat con Convergència”, “¡no me puedo creer que nos acusen de esconder cosas!”,  “¡lo que se ve es lo que hay!”, “¡no queda ni rastro del pasado!”, van protestando, mientras ambos escalan más que pisan unas sinuosas alfombras bajo las cuales hacen bulto lo que parecen montañas de secretos.

Cuando salen del despacho, quien emerge bajo las mismas es el mismísimo Jordi Pujol, que estaba durmiendo y reclama que apaguen la luz. Normal que ningún representante de JxCat en el govern acudiera a la presentación.

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