España Suma: Casado baja a la obra para reconstruir la derecha

Aflora la estrategia de Pablo Casado para erigirse de facto líder de las futuras coaliciones de centroderecha

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El presidente del Partido Popular (PP), Pablo Casado, está convencido de que el centroderecha español se debe refundar. Y se ha puesto manos a la obra. Los pasos que da delatan que es su objetivo. Los más llamativos hasta la fecha son 1) el registro de la marca España Suma (y otras 16 variantes, entre ellas, Cataluña Suma, según informó en exclusiva Economía Digital), y 2) plantear un plan de investidura alternativo al de Pedro Sánchez para desbloquear la formación de un gobierno.

Las fuentes consultadas señalan que este movimiento estratégico empezó con un preámbulo: el “rearme ideológico del PP”. “La vuelta a las políticas liberales es especialmente necesaria después de haber tomado el centroderecha en los últimos años del Gobierno Rajoy decisiones en la dirección opuesta”, remarca para mEDium el doctor en economía Javier Santacruz.

El regreso a las políticas liberales se aprecia con nitidez en la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso tiene, como también avanzó Economía Digital, el encargo de Casado de convertir la región en una suerte de laboratorio liberal que, a su vez, haga de dique de contención para las decisiones que tome Sánchez desde la Moncloa relativas, esencialmente, a impuestos y libertades.

Puntos fuertes de Casado

Política de pactos y “rearme” –terminología del propio PP— son, por ahora, los puntos fuertes de Casado. Éstos se encaran con las habilidades de Albert Rivera. Aunque su apuesta por lograr el sorpasso a la formación popular estuvo a punto de triunfar (apenas se quedó a 600.000 votos de superar a las listas de Casado), procede preguntar si la estrategia de Ciudadanos es de un solo disparo o tiene, ciertamente, más recorrido. Rivera, obseso él de las encuestas, no cesa en el empeño de topar con la respuesta.

Por ahora, las proyecciones electorales avanzan, por ejemplo, el más que probable descalabro electoral del partido “naranja”. Especialmente en Cataluña, donde Lorena Roldán –de acuerdo con datos del CIS catalán— perdería sufragios. Éstos volverían, sobre todo, hacia las filas de Miquel Iceta y/o Eva Granados (PSC). Los socialistas estarían en condiciones de apuntalar un gobierno estable en la Generalitat, que, también con toda seguridad, presidiría Esquerra.

No sólo la demoscopia señala la posibilidad. Los republicanos tienen ganas de gobernar y ya dejan señales por el camino que los delata. Muestra: el “nuevo” Gabriel Rufián regañó a los historiadores catalanes por “vivir” del dinero público. Empieza Esquerra a trasladar a sus bases mensajes de partido gestor y no sólo apego al llamado “procés”, que todo lo justifica (incluso las subvenciones dudosas).

La derecha en Cataluña y el País Vasco

Los párrafos anteriores se resumen en dos puntos que benefician a Casado: cae el suflé de Ciudadanos y habrá legislatura estable en Cataluña. Ergo menos tensión. El PP necesita tiempo, cierta tranquilidad, y predisposición de sus contrincantes para armar el proyecto de refundación del centroderecha. Cataluña y el País Vasco –siempre con el permiso de Navarra— tienen un papel clave para la refundación de la derecha española.

Requiere Casado, según los analistas de mEDium, una presencia sólida en las demarcaciones catalanas. Y las vascas. Cataluña Suma, aún sin una coalición detrás, serviría para sustituir a las siglas (PP) más alejadas de la sociedad catalana en futuras contiendas electorales.

“La práctica desaparición del Partido Popular en Cataluña y la impotencia de Ciudadanos en su implantación en comunidades como Euskadi o Galicia se explicaría tanto por su reacción defensiva a los excesos de los nacionalismos como por una falta seria de empatía con sociedades con una especial identidad”, analiza para Economía Digital José Antonio Zarzalejos.

“La derecha requiere un relato de España que no la recluya en las mesetas del país ni la enlace con los planteamientos más endogámicos del entendimiento español”, añade el periodista. Por tanto, para recuperar la presencia en estas comunidades autónomas esenciales para el país, el Partido Popular debería liderar un nuevo discurso territorial dentro de su plan de refundación y coalición.

¿Es posible? En todo caso, sería recomendable. Según Santacruz, “la refundación del centroderecha contribuiría a la moderación”. Pero no sólo a la de los partidos inscritos en esta corriente ideológica. Una hipotética nueva casa común del centroderecha también “recentraría” –asegura Santacruz— a los partidos de izquierda. Esencialmente al PSOE y a sus futuribles socios nacionalistas, como Esquerra. 

Superar a Vox

Un discurso liberal y empático con los nacionalismos parece posible. A juicio de Roger Montañola, uno de los impulsores de la plataforma Lliures, “el patrimonio de la defensa de la unidad de España lo ha tenido la derecha”. “Pero su mayor error –continúa— es la confusión entre unidad y uniformidad”. Más que un bloqueo ideológico existe uno práctico: superar a Vox.

“Es un partido surgido de los extremos del PP que lo está sometiendo a un proceso de involución táctico y a la vez no deseado”, analiza el director de ED Libros, Fèlix Riera. Pero, en el camino hacia un nuevo PP con posibilidades de recuperar la Moncloa, ¿es Vox el único atascadero a superar? ¿Hasta qué punto el aznarismo puede girarse en contra de la creación de una España Suma con opciones?

Si el aznarismo es sinónimo de FAES puede, incluso, ser de utilidad. “La derecha española necesita una gran FAES para debatir, pensar y formular propuestas sin complejos, que puedan ser analizadas lejos de la ansiedad que implica la praxis de la política cotidiana basada en la guerrilla de la declaración y la contradeclaración”, sostiene el número dos por Barcelona del PP en las pasadas elecciones generales, Joan López Alegre. 

Ascendencia de José María Aznar

La influencia del expresidente José María Aznar –quién ya integró a todas las corrientes de la derecha en el PP tras heredar, políticamente escribiendo, a Manuel Fraga— parece, por ahora, un aliciente. “La prueba de que la derecha en España ha sucumbido al socialismo imperante en los últimos años es que el 74% de los ciudadanos rechaza, de una u otra forma, el capitalismo”, explica Manuel Llamas, analista del Instituto Juan de Mariana.

La idea fuerza de que el proyecto de España Suma necesita ideología y que ésta, a su vez, necesita ganar fieles en Cataluña y País Vasco parece dominar, salvando matices, las respuestas que dan los influencers de la derecha. Pero también señalan que urge un líder. El camino de Casado para alcanzar tal reconocimiento transita por una fase inesperada. El jefe de los populares ha sabido situarse recientemente como una alternativa válida a Sánchez. Y de paso adelantar a Rivera.

Con el pacto a tres en Madrid en funcionamiento, gana credibilidad al presentar, por ahora oficiosamente, su candidatura a la presidencia del Gobierno. Todo depende del rey. Pero la suma de PP, Cs y Vox en el Congreso suponen más “síes” que los que acumuló Sánchez en la última votación. Puestos a exigir una abstención “por el bien del país”, “¿por qué debe hacerlo el PP y no el PSOE?”.

Presión a Ciudadanos y Vox

Casado dibuja un autorretrato de líder alejado del bloqueo, al que sí está afiliado Rivera, a la vez que se protege del desgaste al que quiere someterle la Moncloa en las próximas semanas. Está convencido de que la remontada está en camino, sostienen en su entorno, y de que un adelanto a noviembre de las elecciones metería más presión a Rivera y Santiago Abascal para crear la coalición de la que ellos esperan.

La reconstrucción del centroderecha parece haber empezado ya.

Ismael García Villarejo

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