Guerra en Junts por las municipales: las bases cargan contra la llegada de candidatos del PDeCAT

Cuadros territoriales y militancia del partido de Carles Puigdemont ven con desagrado la operación de la Ejecutiva para captar alcaldes que en su día declinaron el llamado del prófugo para seguirle en su nueva formación

El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Sànchez, durante una rueda de prensa / EFE

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Junts sigue aplicándose a fondo en captar al mayor número de alcaldes posibles que en su momento decidieron quedarse con el PDeCAT. Una estrategia para la que la dirección presidida por Jordi Sànchez y varios ‘popes’ se han arremangado, y que ha generado malestar en parte de las bases. No entienden por qué hay que ir a buscar a quien negó a Puigdemont en su momento.

«Es un conflicto que afecta a la militancia o a algunos cuadros hiperventilados», explican desde la formación postconvergente a Economía Digital. Desde el partido, señalan que, aunque no ven mayores problemas en cómo se ha planteado el reglamento definitivo –que al final sí que incluye primarias de forma general–, es el asunto del PDeCAT el que genera suspicacias.

Los sectores más encuadrados en la vieja Convergència son los más proclives a llevar a cabo esta operación, para la que perfiles como Jordi Turull –gran conocedor de sus ex-compañeros– han tenido un papel relevante. «Veríamos con buenos ojos incorporar a determinados alcaldes y cuadros locales del PDeCAT», explican las citadas fuentes.

Los planteamientos más pragmáticos cuentan con la oposición de la parte del partido procedente de la mal llamada «sociedad civil independentista»: unas bases que vienen del independentismo de calle y asociativo, y que no tenía vínculos previos con CDC o el PDeCAT, mucho más entregada a la causa y cercana al relato de la ANC.

La ira contenida del sector ‘hiperventilado’

La operación iría sobre todo dirigida a alcaldes del PDeCAT vistos con buenos ojos por el grosor de Junts per Catalunya en ese municipio. Por ejemplo, desde Junts reconocen el interés que les suscita el alcalde de Martorell, Xavier Fonollosa, que gobierna sin demasiados problemas y cuenta con grandes simpatías entre sus vecinos.

Otros municipios se dan casi por perdidos, como podrían ser los de Calella, con Montserrat Candini; Igualada, con Marc Castells; Tortosa, con Meritxell Roigé; o Reus, con Carles Pellicer. Perfiles hostiles a Junts y, en algunos casos, en cuyos municipios existen rencillas con ex-compañeros cuando se produjo el cisma entre el PDeCAT y Puigdemont.

«Tampoco llegará la sangre al río, no estamos en momentos difíciles, pero sí que es una cuestión controvertida», matizan cuadros del partido a este medio. También, existen municipios donde la operación es complicada, puesto que aunque no sería imposible captar al alcalde, la oposición de Junts a nivel local imposibilitaría el pacto, como es el caso de Puigcerdà.

Lo que sí que descartan desde Junts es que el partido se plantee ningún tipo de coalición electoral con la marca que ahora impulsa Àngels Chacón, el enésimo intento de resucitar al nacionalismo moderado de centro-derecha. Buscan construir pasarelas para personas concretas, sin entrar en pactos con otras formaciones.

¿Qué dice el reglamento de Junts?

El reglamento de Junts per Catalunya, con una propuesta moderadamente distinta a la inicial, impone primarias para todos los candidatos de forma general, aunque «de forma excepcional, razonada y de acuerdo con la ejecutiva local», la Comisión Municipal Territorial (CMT), puede proponer a la dirección del partido «la excepción en la convocatoria».

Además, el reglamento deja claro que los alcaldes en ejercicio tienen prioridad para ser nombrados por el CMT: «Las personas que ejercen la alcaldía de un ente local y sean personas afiliadas o simpatizantes en la base de datos de Cataluña antes del 28 de febrero, y así lo manifiesten, previa consulta a la persona interesada, serán considerados candidatos a valorar».

Cientos de alcaldes permanecieron en el PDeCAT, pese a la presión de Carles Puigdemont y al liderazgo moral que ejerce el expresidente fugado en el entorno posconvergente. Junts, sin embargo, se quedó con el área metropolitana de Barcelona, y zonas nacionalistas clave, como la provincia de Girona.

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