La pérdida del Ayuntamiento de Granada aboca a Ciudadanos al abismo en Andalucía

La dirección en Andalucía del partido de Inés Arrimadas defiende el “encapsulamiento” de la coalición de Gobierno con Juanma Moreno

Los líderes de Ciudadanos, Juan Marín y del PP-A, Juanma Moreno al término de una rueda de prensa. Foto: EFE

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El Ayuntamiento de Granada era, hasta este miércoles, la gran referencia de poder local de Ciudadanos en Andalucía, un partido que encadena un revés tras otro desde aquella fracasada moción de censura en el Gobierno de la región de Murcia que tan lejos queda ya en la memoria pero que tan infaustos resultados ha traído al partido de Inés Arrimadas desde entonces.

La pérdida de este gobierno local, que pasa a manos del PSOE por la incapacidad de Cs y PP de llegar a un acuerdo tras la dimisión de Luis Salvador (Cs) como alcalde una vez que los seis concejales del PP y dos de Ciudadanos abandonaron su equipo de Gobierno (en teoría, por la falta de cumplimiento del supuesto acuerdo fraguado entre el popular Sebastián Pérez y el propio Salvador en las pasadas elecciones locales), muestra la descomposición que sufre la formación naranja y su incierto futuro en todo el territorio nacional.

Con todo la formación retiene todavía en el territorio andaluz algunas plazas de cierta importancia, como el cogobierno de Córdoba con el Partido Popular, o la alcaldía de Alcalá de Guadaira en Sevilla. A menos que Fran Hervías, ex secretario de organización de Ciudadanos, ahora al servicio del PP de Pablo Casado, siga ejerciendo con éxito de fontanero y captador de almas tránsfugas, a día de hoy Ciudadanos cuenta con 16 alcaldías y unos 480 concejales.

Con todo, cifras verdaderamente discretas en comparación con otras formaciones de su tamaño. Por ejemplo, Unidas Podemos cuenta con más de mil concejales en toda Andalucía y más de 60 alcaldes.

De ahí que el verdadero motor de Ciudadanos en Andalucía sea, sin duda, su poder regional, plasmado en una vicepresidencia –Juan Marín– y cuatro consejeros: Javier Imbroda (Educación), Rocío Ruiz (Igualdad), Rocío Blanco (Empleo) y Rogelio Velasco (Economía). Sin embargo, desde el principio de esta legislatura todos sus miembros han adolecido de una pobre rentabilidad mediática de sus políticas.

Al menos eso se deduce de las encuestas en las que apenas alcanzan un reconocimiento por parte de los encuestados y que arrojan una notable pérdida de diputados a la formación que abocaría, como ha ocurrido en la Asamblea de Madrid tras las últimas elecciones autonómicas, a una fagocitación de Ciudadanos por parte del Partido Popular.

Según el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces, institución dependiente del Gobierno andaluz, publicado el pasado marzo, Ciudadanos pasaría de los 21 diputados actuales a 7; por su parte, el PP de Juanma Moreno pasaría de los 26 diputados actuales a una horquilla de entre 40-43 diputados. En la cámara andaluza, la mayoría absoluta está 55 diputados. De ahí que Ciudadanos confíe en seguir siendo decisivos para la formación de Gobierno futura.

Es por esa razón que ante esta nueva crisis, surgida ahora en el Gobierno de Granada, la dirección nacional de Ciudadanos haya decidido actuar de manera contundente. “Hecho ya el estropicio, lo mejor era actuar y tirar para adelante, no enrocarnos en el error”, han comentado a este medio fuentes de la dirección regional del partido naranja.

Tan pronto se supo que, en contra del criterio de los líderes de su partido, Luis Salvador votaba, junto con el único concejal que se mantenía a su lado, Francisco José Huertas, a favor de que el socialista Francisco Cuenca volviera a ser el alcalde de Granada, Marina Bravo, secretaria general del partido anunció en Twitter que abría expediente de expulsión del partido a ambos ediles.

En declaraciones a los medios en el patio del Parlamento de Andalucía, visiblemente molesto con la situación, Juan Marín argumentó que con su voto afirmativo –y no con la abstención, opción que igualmente hubiera hecho a Cuenca alcalde pero que hubiera evitado contravenir el código ético del partido-, Salvador apoyaba a un imputado por prevaricación, malversación y usurpación de funciones públicas en una causa abierta sobre cursos de formación, cuyo archivo, por otro lado, ha solicitado la Fiscalía desde hace meses.

“Para este nuevo PSOE ya estaba Susana Díaz”, ha lamentado Marín, que ha recordado a la prensa que en 2015 “consiguió que Chaves y Griñán dimitieran” antes de que Ciudadanos apoyara la investidura de Susana Díaz. En este sentido, Marín criticado que Juan Espadas, “siendo alcalde”, pueda “sostener, mantener o ni tan siquiera felicitar a un alcalde suyo imputado por corrupción” a la par que considera que la actuación amparada por el candidato del PSOE a la Junta de Andalucía “se incluye dentro del pacto antitransfuguismo”.

Visiblemente molesto con esta situación, Marín responsabilizó de esta situación a su ex compañero de partido Fran Hervías. “Cuando los intereses se dejan en manos de un chapucero, como hemos visto que ha sido el señor Hervías, pueden pasar todas estas cosas”. De ahí que Marín considere que “Teodoro García Egea debería pedirle explicaciones al señor Hervías sobre todo aquello que le prometió y nada está cumpliendo, porque está haciendo una voladura de muchos ayuntamientos que hoy podrían estar en manos del Partido Popular y Ciudadanos”.

Al ser preguntado sobre si se sentía decepcionado por cómo ha gestionado el PP la crisis municipal de Granada, Marín cree que “ha perdido una gran oportunidad de poder mantener una alcaldía con Ciudadanos, a partir de ahí tendrán que explicar por qué se marcharon del equipo de gobierno”.

Con todo, este señalamiento directo a la estrategia de captación que está siguiendo la dirección del Partido Popular desde Génova contrasta con la buena relación –el encapsulamiento, la buena salud, la fortaleza del Gobierno de coalición, son algunos de los términos del discurso de Ciudadanos- de la que presumen Juan Marín y Juanma Moreno y con la que, de manera continuada, frenan el ruido acerca del adelanto electoral.

Ganar tiempo para subir en las encuestas y dejar atrás los errores

Según las fuentes consultadas por Economía Digital, la previsión, a día de hoy, del presidente andaluz sería convocar elecciones en mayo del año próximo, una vez esté completada al 100% la pauta de vacunación en toda la población y se haya empezado a notar la recuperación económica con la llegada de parte de los fondos de recuperación.

Desde el punto de vista político, estos 10 meses que quedan por delante serán suficientes para tratar de alcanzar la mayoría absoluta absorbiendo el voto de Ciudadanos, rascar en el electorado de Vox y traer para sí buena parte de la abstención que se quedó en casa en las elecciones de diciembre de 2018 tras las que, pese a obtener mayoría en las urnas, Susana Díaz perdió el Gobierno de la Junta de Andalucía.

La dirección regional de Ciudadanos, por su parte, hace una lectura distinta de lo que puede suponer estos 10 meses hasta que, previsiblemente, Juanma Moreno llame a las urnas. En este sentido, el partido naranja aspira a dejar a atrás el ruido orgánico –“yo a lo mío, que es mejorar la vida de los andaluces”, es el mantra que trasladan consejeros de Ciudadanos- para tratar de reconstruir el partido visibilizando de una manera más enérgica la labor de gobierno que se hace en Andalucía, fundamentalmente en las áreas sociales.

Si Juanma Moreno va a sorprender con un adelanto electoral a la vuelta del verano, pues suya es la prerrogativa de disolver la cámara y convocar elecciones, que pueda pillar a los naranjas tratando de salir a flote y con Juan Espadas apenas aterrizando en un PSOE del que ni siquiera es todavía secretario general es una posibilidad que no se descarta de manera taxativa pero cuyo planteamiento rehúye Ciudadanos. Pero en política, como en el dicho, “cada uno va a lo suyo menos yo que voy a lo mío”.

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