Los convergentes reconocen ahora el liderazgo de Maragall

El grupo municipal de Xavier Trias se suma a las conmemoraciones olímpicas con loas hacia el ex alcalde socialista, al que hasta ahora han denostado

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Treinta años después de la designación de Barcelona como sede de unos Juegos Olímpicos, los convergentes reconocen por primera vez en público el «liderazgo» de Pasqual Maragall, el entonces alcalde de la ciudad, para conseguir aquel hito histórico.  

El grupo municipal de CiU, liderado por el ex alcalde Xavier Trias, presentará en el próximo pleno una declaración institucional en la que no sólo se hace un reconocimiento explícito al liderazgo de Maragall al frente del Ayuntamiento, sino también al del difunto Juan Antonio Samaranch como presidente del Comité Olímpico Internacional.  

Fuentes del grupo socialista indican que también preparan una declaración y que, probablemente, otros grupos harán lo mismo. No se descarta consensuar un texto conjunto. Estas fuentes celebran que, al cabo de tres décadas, los convergentes hayan cambiado totalmente de actitud respecto a la figura política de Pasqual Maragall.  

Hace tres años, Xavier Trias ninguneaba a Maragall

En 2012, el Ayuntamiento de Xavier Trias difundió una declaración sobre el veinte aniversario de las Olimpiadas de 1992 en la que no se hacía ninguna referencia a Maragall. Los socialistas montaron en cólera y, en el pleno posterior, presentaron otra declaración en la que definían al ex alcalde Maragall como «principal impulsor» de los Juegos, que el grupo de CiU se vio obligado a secundar para no quedarse solo.  

En declaraciones a Economía Digital, el concejal socialista Gabriel Colomé recuerda que históricamente los dirigentes de Convergència –en la actualidad, Partido Demócrata Europeo Catalán– siempre se opusieron a Maragall y a su obra olímpica: por ejemplo, Jordi Pujol se negó a prolongar una línea de metro hasta el estadio olímpico de Montjuic e, incluso, intentaron frenar el plan de hoteles. Jordi Pujol estaba obsesionado con Pasqual Maragall, al que ya veía como su principal rival político.  

Cuando Maragall no aparecía en los papeles

Poco después de las Olimpiadas, el parlamento catalán, dominado por la mayoría absoluta de CiU, aprobó una moción para felicitarse del éxito de los Juegos en la que no sólo no aparecía el nombre de Maragall, sino que tampoco salía el de Barcelona, la ciudad que los acogió.  

Xavier Trias empezó su mandato intentando desmontar la Barcelona Olímpica de Maragall. Incluso derribaron el «tambor» de la plaza de las Glorias, levantado con motivo de los Juegos, tal como rememora Colomé.  

Una vez que Jordi Pujol ha desaparecido del partido, los antiguos convergentes han enterrado la animadversión hacia la figura política de Maragall. Ahora, por propia iniciativa, reconocen su obra y lo que ha significado para Barcelona. Este cambio se produce cuando Maragall también se ha distanciado públicamente del PSC. Su hermano Ernest Maragall, eurodiputado en el Parlamento de Europa, ahora está en la órbita de ERC.

El difunto Samaranch provoca que se rompa la disciplina de voto 

Curiosamente, las conmemoraciones olímpicas han provocado el primer choque entre los dos socios del gobierno municipal: Barcelona en Comú, de la alcaldesa Ada Colau, y el PSC, liderado por Jaume Collboni. Esta misma semana, les socialitas han votado a favor de una propuesta del PP, que también contó con el apoyo de CiU y de Ciudadanos, para restituir una inscripción en una escultura del Ayuntamiento en la que se recordaba que era una donación de Juan Antonio Samaranch.  

Otras fuentes del grupo socialista precisan que advirtieron a Barcelona en Comú que no quitaran la inscripción: «Les avisamos, no nos hicieron ningún caso y, al final, paso lo que tenía que pasar». Se rompió la disciplina de voto en el equipo de gobierno por una referencia a Juan Antonio Samaranch.

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