El revuelo que ha causado Coca-Cola con su último anuncio: ha usado Inteligencia Artificial

La marca recupera su clásico espíritu festivo con un spot generado por IA que sustituye a los actores humanos por animales digitales

Coca-Cola ha vuelto a encender la conversación navideña, aunque esta vez no por la magia de sus camiones iluminados, sino por el uso de Inteligencia Artificial (IA) en su nuevo anuncio. La compañía ha presentado una versión completamente digital de su icónico spot “Holidays Are Coming” de 1995, aquel que inmortalizó los camiones rojos decorados con luces y que se convirtió en símbolo de la llegada de la Navidad.

En esta ocasión, los protagonistas ya no son familias y niños emocionados, sino animales recreados por IA que observan el desfile de camiones en un paisaje nevado. Aunque la intención era ofrecer una reinterpretación moderna del clásico, el resultado ha sido recibido con desconcierto y críticas en redes sociales, donde miles de usuarios han calificado el anuncio como “raro”, “frío” y “demasiado artificial para transmitir emoción”.

La apuesta tecnológica de Coca-Cola

Desde la compañía, el mensaje es claro: la Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse en sus procesos creativos. Pratik Thakar, vicepresidente global y jefe del departamento de IA generativa de Coca-Cola, explicó en declaraciones a The Hollywood Reporter que la IA “acelera sustancialmente el proceso de producción”, reduciendo los plazos de trabajo de un año a tan solo un mes.

“Nos permite ser más ágiles, experimentar más y lanzar campañas con una frecuencia que antes era imposible”, señaló Thakar. La empresa también destaca que el uso de IA ofrece un acceso inmediato a su extenso archivo de anuncios históricos, lo que facilita reinterpretar sus clásicos con un enfoque contemporáneo.

Sin embargo, la justificación tecnológica no ha convencido a buena parte del público ni a la industria creativa, que ve en esta estrategia una pérdida de alma y una peligrosa tendencia hacia la automatización de la emoción.

Una ejecución que divide opiniones

El nuevo spot, desarrollado junto a los estudios Secret Level, Silverside AI y Wild Card, utiliza modelos generativos avanzados para construir cada escena, desde los paisajes nevados hasta los gestos de los animales que reemplazan a los personajes humanos.

Pero lo que debía ser un homenaje ha terminado resultando inquietante. Las expresiones de los animales, con miradas vacías y movimientos poco naturales, han recordado a muchos espectadores el fenómeno del “valle inquietante”, esa sensación de incomodidad que produce ver algo casi humano, pero no del todo convincente.

“Es como si la Navidad la hubiera soñado un robot”, ironizaban algunos usuarios en redes sociales. Otros, más críticos, lamentaban que Coca-Cola haya “sacrificado la calidez por la eficiencia” y que su nuevo Santa Claus —también generado digitalmente— parezca “demasiado perfecto para ser real”.

De la nostalgia al desconcierto

El clásico “Holidays Are Coming” de 1995 se ganó un lugar en la memoria colectiva por su mezcla de emoción, música y humanidad. Aquellas escenas de pueblos enteros saliendo a saludar los camiones rojos bajo la nieve evocaban una Navidad sincera y artesanal.

El nuevo anuncio, en cambio, ha sido descrito como una postal sin alma. Aunque la ambientación reproduce con fidelidad los paisajes y la iluminación del original, la ausencia de personas y la frialdad digital han generado una sensación de distancia emocional. “Coca-Cola ha perdido el espíritu que ella misma ayudó a crear”, opinan algunos expertos en marketing nostálgico. Otros defienden que la marca simplemente busca adaptarse a los nuevos tiempos, en los que la tecnología redefine los límites de la creatividad publicitaria.

Esta no es la primera incursión de la compañía en la inteligencia artificial. En 2023, el spot “Masterpiece” ya incorporó técnicas generativas para animar pinturas clásicas y crear un recorrido artístico por la historia de la marca. Aquella pieza fue mucho mejor recibida, principalmente porque mantuvo una dirección de arte coherente y una intención artística definida, algo que los críticos echan en falta en el anuncio navideño de este año.

En 2024, Coca-Cola ya había experimentado con IA para recrear su anuncio festivo, con resultados aún más desastrosos: figuras humanas deformadas, camiones con ruedas que no giraban y rostros inexpresivos se convirtieron en un ejemplo viral de los riesgos de depender totalmente de la tecnología.

Aunque el nuevo spot de 2025 demuestra un avance técnico evidente, las críticas apuntan a que el problema no está en la herramienta, sino en su propósito: priorizar la eficiencia económica frente a la conexión emocional con el público.

Un debate sobre el alma de la publicidad

El uso de IA en campañas publicitarias ha abierto un debate profundo sobre la creatividad, la ética y el papel del arte humano en la era digital. Muchos profesionales del sector cuestionan que una marca tan asociada a la emoción y la tradición como Coca-Cola apueste por anuncios donde no interviene ningún actor, diseñador ni animador humano en las fases clave del proceso.

La Navidad no se puede automatizar”, escribía una columnista especializada en comunicación emocional. “Puedes generar luces, nieve y paisajes perfectos, pero sin la imperfección humana no hay magia.” Aun así, la compañía no parece tener intención de retroceder. Thakar ha insistido en que Coca-Cola seguirá explorando las capacidades de la IA en futuros proyectos, asegurando que “la innovación forma parte del ADN de la marca”.

El nuevo anuncio de Coca-Cola, con su Santa Claus digital y su caravana de animales con mirada vidriosa, refleja a la perfección el dilema de una época que busca modernizar lo clásico sin perder su esencia. Para algunos, representa un paso adelante hacia la publicidad del futuro. Para otros, es el símbolo de cómo la tecnología puede diluir la emoción que solía unirnos alrededor de una botella de Coca-Cola.

Lo cierto es que, guste o no, la compañía ha conseguido lo que toda campaña busca: que se hable de ella. Y mientras el debate continúa, los camiones rojos siguen recorriendo las pantallas —esta vez, impulsados por algoritmos—, recordándonos que incluso la nostalgia puede ser recreada por una máquina.

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Alba Carbajal

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