El error más común al repartir un décimo de la Lotería de Navidad (y cómo evitarlo)

Cada año se reparte suerte a los españoles, pero un pequeño descuido puede convertir la alegría del Gordo en un auténtico quebradero de cabeza

Una lotera vende décimos de Lotería para el sorteo navideño de El Gordo en la Puerta del Sol de Madrid. EFE/ Mariscal

Una lotera vende décimos de Lotería para el sorteo navideño de El Gordo en la Puerta del Sol de Madrid. EFE/ Mariscal

La Lotería de Navidad es, sin duda, uno de los momentos más esperados del año en España. El sorteo del 22 de diciembre, con los tradicionales cantos de los Niños de San Ildefonso, despierta la ilusión colectiva de millones de personas que sueñan con escuchar su número acompañado de las mágicas palabras: “Cuatro millones de euros”.

Sin embargo, compartir un décimo sin tomar precauciones puede tener consecuencias muy serias. De hecho, este gesto tan habitual entre familiares, amigos o compañeros de trabajo esconde uno de los errores más comunes y costosos en el mundo de la lotería: no dejar constancia por escrito de la participación.

Una tradición que une… y a veces separa

Cada Navidad, en oficinas, bares o grupos de WhatsApp, se repite la misma escena: alguien propone comprar un número “por si acaso toca” y los demás ponen su parte. Lo que empieza con ilusión y confianza puede terminar en conflictos legales si el décimo resulta premiado y no se ha documentado correctamente quién participa y con qué porcentaje.

Un décimo de lotería es un título al portador, lo que significa que quien lo tenga físicamente puede cobrarlo, sin importar si otras personas contribuyeron a pagarlo. Este detalle, que muchas veces se ignora, es la raíz del problema más habitual: cuando uno de los miembros del grupo cobra el premio y desaparece o no reparte la parte correspondiente, el resto queda en una posición muy débil para reclamar.

El fallo más frecuente al compartir un décimo es no dejar constancia de la participación de cada persona. Según los expertos en derecho civil, basta una simple fotografía del décimo junto con los nombres, DNI y porcentaje de cada participante para evitar posibles disputas. Aun así, miles de españoles siguen confiando únicamente en la palabra y la buena fe, sin pensar que un pequeño malentendido puede acabar en los tribunales.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerda que el documento no tiene por qué ser notarial ni oficial: una imagen enviada por WhatsApp en la que aparezca claramente quién juega, con qué cantidad y qué número es, tiene validez legal. Lo importante es que todos los participantes puedan demostrar su implicación si fuera necesario.

Cómo hacerlo correctamente

Para compartir un décimo de forma segura, los especialistas recomiendan seguir unos pasos básicos:

  1. Fotocopiar o fotografiar el décimo completo, incluyendo el número, la serie y la fracción.
  2. Anotar los nombres completos y DNI de todos los participantes, así como el porcentaje o cantidad jugada por cada uno.
  3. Si el grupo lo prefiere, firmar todos en el reverso del documento o imagen.
  4. Enviar la imagen a todos los implicados a través de un medio verificable (WhatsApp, correo electrónico o incluso Telegram), de modo que quede constancia de la fecha y hora.

Con estos simples pasos, se crea una prueba sólida en caso de que haya problemas a la hora de repartir un premio.

Si la suerte sonríe y el número compartido resulta premiado, hay que tener en cuenta cómo y dónde se cobra el dinero. Si el importe no supera los 2.000 euros, puede cobrarse directamente en cualquier administración de Loterías y Apuestas del Estado. En ese caso, lo habitual es que una sola persona cobre el premio y reparta el dinero entre el resto, pero siempre con la máxima transparencia.

Cuando el premio supera los 2.000 euros, el procedimiento cambia. El cobro debe realizarse a través de una entidad bancaria autorizada, y es fundamental que el representante del grupo informe al banco de los porcentajes de participación de cada persona. De esta manera, la entidad puede repartir el dinero de forma individual y sin generar problemas fiscales, evitando que Hacienda interprete el reparto posterior como una donación sujeta a impuestos.

loteria de navidad / recargos
Una mujer agarra sus décimos antes del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Foto: Eduardo Parra / Europa Press

Evita problemas con Hacienda

Uno de los aspectos menos conocidos es que, si el dinero no se reparte adecuadamente desde el banco, el fisco puede considerar que se trata de una donación entre particulares. En ese caso, el receptor tendría que pagar el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, que varía según la comunidad autónoma y puede alcanzar porcentajes muy altos.

Por ello, la mejor práctica es que todos los participantes aparezcan identificados en el momento del cobro, de forma que la entidad financiera haga los ingresos directamente a cada uno. Además, los premios superiores a 40.000 euros tributan un 20% a Hacienda, aunque el importe exento se cobra íntegramente.

Más allá de las precauciones legales, la Lotería de Navidad está rodeada de rituales y supersticiones que cada año se repiten: pasar el décimo por la chepa de un jorobado, frotarlo en la barriga de una embarazada o llevarlo junto a una moneda de oro son costumbres tan arraigadas como ineficaces. En realidad, todos los números tienen exactamente las mismas probabilidades de salir premiados: una entre 100.000, lo que equivale a un 0,001%.

Sin embargo, la ilusión es parte esencial de este sorteo. Como dicen muchos jugadores veteranos, “lo importante no es que toque, sino compartirlo”. Y si finalmente la suerte llama a la puerta, mejor estar preparado para que la alegría no se convierta en un problema.

La ilusión no debe nublar la precaución

Compartir un décimo de la Lotería de Navidad es una tradición muy española, símbolo de compañerismo y esperanza. Pero la confianza no excluye la prudencia. El error más común —no dejar constancia escrita— puede convertir una celebración en un largo proceso judicial.

Por eso, una simple foto, un mensaje de WhatsApp o una hoja firmada pueden marcar la diferencia entre un brindis compartido y un disgusto monumental. Este año, cuando compres tu décimo, hazlo con cabeza: porque si la suerte llega, que la alegría sea completa… y sin sobresaltos.

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Alba Carbajal

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