El testamento de Armani tiene instrucciones: los herederos tendrán que vender de forma gradual la empresa de moda
Los herederos deberán desprenderse de hasta el 70 % de Armani en varios años, priorizando su venta a gigantes del lujo como LVMH, L'Oréal o EssilorLuxottica

Archivo – Giorgio Armani
La muerte del legendario diseñador italiano ha abierto un nuevo capítulo en la historia de la icónica casa Armani. El testamento de Giorgio Armani, conocido como el “Rey Giorgio”, ha revelado un plan meticulosamente trazado para el futuro de la firma: sus herederos estarán obligados a vender el grupo de moda de forma progresiva o a sacarlo a Bolsa en los próximos años. Este documento, que sorprende por su nivel de detalle, podría transformar por completo el destino de una de las últimas grandes marcas de lujo que seguían siendo independientes en el mercado global.
Armani falleció el pasado 4 de septiembre a los 91 años, dejando un vacío en el mundo de la moda. Sin descendencia directa, el diseñador dedicó medio siglo a construir un conglomerado valorado por los analistas del sector en entre 5.000 y 12.000 millones de euros, una auténtica joya del lujo italiano. Su testamento, dividido en dos documentos firmados ante notario en marzo y abril de este año, establece las pautas que deberán seguir sus sucesores para gestionar este legado colosal.
El plan contempla que, en los 18 meses posteriores a su fallecimiento, se venda un 15% de la empresa a un comprador estratégico. Posteriormente, entre tres y cinco años después de su muerte, se deberá vender otro paquete accionarial que podría situarse entre el 30% y el 54,9%, lo que significaría perder el control mayoritario de la compañía fundada en Milán en 1975.
Candidatos de peso: LVMH, L’Oréal y EssilorLuxottica
En una decisión que ha sorprendido al sector, Armani menciona de forma expresa a varios gigantes internacionales como posibles compradores prioritarios. Entre ellos se encuentran el conglomerado francés LVMH, propietario de marcas como Louis Vuitton o Dior; el líder global de cosmética L’Oréal, que mantiene una licencia con la firma Armani hasta 2050; y el fabricante de gafas EssilorLuxottica, con quien el diseñador tenía estrechos lazos comerciales.
El testamento establece que estos grupos deberán ser considerados con preferencia por los herederos y por la fundación creada por Armani para proteger su legado. Dicha fundación, junto con su socio de vida y de negocios Pantaleo Dell’Orco, tendrá un papel clave en validar cualquier operación de venta. Si ninguna de estas opciones prospera, el documento abre la puerta a una oferta pública de venta (OPV) en Italia o en otro mercado de similar relevancia.
La revelación de estas disposiciones testamentarias ha causado asombro porque Armani se caracterizó durante décadas por rechazar cualquier intento de venta o salida a Bolsa. El diseñador defendía la independencia como un valor esencial de su marca, y se había resistido sistemáticamente a las ofertas de compra que periódicamente surgían de grandes grupos de lujo.
Sin embargo, el testamento parece reconocer que, sin una figura de liderazgo personal como la suya, la continuidad a largo plazo del grupo requiere un cambio de estrategia. De hecho, el documento detalla que el proceso de venta deberá hacerse de forma gradual, planificada y supervisada legalmente, para proteger tanto la esencia de la marca como el empleo de miles de trabajadores que dependen de ella.
Una fortuna en juego y tensiones familiares a la vista
La valoración estimada de la empresa, que podría alcanzar los 12.000 millones de euros, convierte este proceso en uno de los movimientos corporativos más esperados del sector del lujo. Los herederos designados, que forman parte del círculo íntimo de Armani, afrontan ahora el reto de coordinarse y ejecutar una transición ordenada que cumpla con los plazos y condiciones establecidos en el testamento.
Expertos legales señalan que este tipo de instrucciones son jurídicamente vinculantes en el sistema notarial italiano, por lo que cualquier incumplimiento podría derivar en litigios entre los herederos. La presión será doble: conservar el legado artístico y, al mismo tiempo, obtener el máximo valor económico posible para los activos de la firma.
Las empresas mencionadas han reaccionado con cautela ante la posibilidad de participar en la adquisición. EssilorLuxottica ha confirmado que analizará en profundidad la oportunidad, mientras que L’Oréal ha mostrado su disposición a estudiar cualquier propuesta que surja. LVMH, por su parte, ha declinado hacer comentarios, aunque fuentes del sector recuerdan que su presidente, Bernard Arnault, ha manifestado en el pasado su admiración por la maison italiana.
La potencial entrada de uno de estos gigantes supondría un cambio histórico en el mapa global del lujo, donde cada vez quedan menos marcas familiares de gran tamaño que no formen parte de conglomerados multinacionales.
El futuro de un legado legendario
A falta de que se inicien formalmente las conversaciones, el testamento de Armani marca el rumbo: la era de la independencia absoluta ha terminado para la casa que revolucionó la moda italiana. En los próximos años, su nombre seguirá presente en las pasarelas, pero probablemente bajo un nuevo paraguas corporativo.
El propio diseñador solía repetir que “la moda pasa, pero el estilo permanece”. Ahora, el reto para sus herederos será que su estilo permanezca intacto mientras se produce la transformación empresarial más importante de la historia de Armani.