El plan chino para iluminar ciudades con lunas artificiales

Las autoridades de Chengdú quieren ahorrar millones en alumbrado público lazando al espacio satélites que reflejen la luz de sol

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Según se recoge de la publicación People’s Daily Online, investigadores de la ciudad china de Chengdú han desarrollado un proyecto para lanzar tres satélites artificiales capaces de reflejar la luz del sol y de proporcionar luz al centro urbano.

Aunque se desconocen los detalles lo más probable es que las lunas artificiales porpuestas por Wu Chunfeng, investigador del instituto tecnológico y aeroespacial de Chengdú, consistan en grandes superficies reflectantes, tipo que espejo que, desplegadas en órbita a unos 500 kilómetros de altura, dirijan los rayos solares hacia tierra.

El «rayo» de luz cubriría una área de unos 50 kilómetros cuadrados o entre 10 y 80 kilómetros cuadrados, dependiendo la posición y tamaño del satélite —un área que abarcaría desde el centro urbano a todo el municipio— con una luz parecida a la de «las últimas horas del atardecer», al menos en días despejados.

Tres lunas artificiales complementarios a la Luna «de verdad»

Para compensar la rotación terrestre será necesario colocar tres de estos satélites que se alternen para proporcionar en conjunto «cobertura de luz» las 24 horas del día. El plan a cuatro años vista contempla contempla que los tres satélites reflectores estén en el espacio en el año 2022 que funcionen de forma complementaria a la Luna «de verdad».

De este modo es como las autoridades de la ciudad calculan que podrían reducir la factura del alumbrado público en decenas de millones de euros. «Usar la luna artificial para iluminar el centro de la ciudad o un área de entre 10 y 80 kilómetros cuadrados puede ahorrar 200 millones de euros en la factura eléctrica cada año,» dice Chunfeng en declaraciones recogidas por ABC News.

Sin embargo el plan no está exento de críticas que abarcan desde relacionados con el coste hasta un aumento en el problema de la contaminación luminosa, pasando por la más que probable alteración de los ritmos y ciclos noche-día en personas y seres vivos.

«Este proyecto creará nuevos problemas ambientales para dar solución a un problema ya resuelto,» dice el astrónomo John Barentine en Forbes.

El intento ruso en los años de 1990

Esta no es el primero intento de convertir las noches en días: en 1999 Rusia puso fin a un proyecto similar que aspiraba a proporcionar iluminación en zonas remotas de Siberia y del oeste de Rusia con el fin de alargar las horas de luz en aquellas regiones.

El plan ruso era incluso más ambicioso y consistía en un centenar de «espejos espaciales» de 400 metros de diámetro capaces de iluminar diferentes regiones del país usando con la luz equivalente a 50 lunas llenas

El 4 de febrero de 1993 los rusos creyeron demostrar que la idea funcionaba: el satélite Znamya 2 desplegó su espejo de 20 metros para proyectar un punto de luz de 5 km de diámetro y una luminosidad equivalente a una luna llena que no pudo verse en tierra debido a las nubes.

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