Just Eat ultima la batalla final para imponer su monopolio envejecido

Just Eat prepara un plan de inversión para inyectar 22 millones de euros en la expansión de un modelo que muestra síntomas de obsolescencia

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Al viejo monopolio de Just Eat han llegado tres jóvenes intrusos y la compañía responderá como sabe: inyectando dinero e intentando liquidar a la competencia con dinero contante y sonante.

Just Eat ha madurado su modelo basado en el reparto de comida y se ha catapultado como el número uno en la mayoría de países donde opera. Las cifras son óptimas y tiene dinero para seguir comprando mercado y ahogando a los competidores, pero su modelo de negocio comienza a mostrar grietas ante los nuevos rivales que han ido perfeccionando un servicio más completo y atractivo.

El modelo que triunfó pero que envejece

Just Eat fue desarrollado como una web que pone en contacto a los compradores con los restaurantes, pero los establecimientos debían invertir en la infraestructura (moto, bicicletas y red de repartidores) para llevar los encargos. Es decir, Just Eat fue diseñada como la plataforma de contacto, un mero intermediario entre restaurantes y clientes.

Pero los nuevos competidores, mucho más agresivos, están poniendo en jaque el monopolio de Just Eat creado en Dinamarca en 2001 y con sede central en Londres. Glovo, Deliveroo y Uber Eats han salido al mercado con cadenas de reparto propias que perfeccionan las entregas con logaritmos cada vez más eficientes.

Se trata de un modelo mucho más agresivo para la venta. Glovo, Deliveroo y Uber Eats ponen toda su red de ciclistas y motoristas a disposición de los restaurantes, que ahora se pueden desentender de alquilar motos o subcontratar servicios a cambio de una comisión de las entregas. 

Las amenazas

Los nuevos actores intentan ganar mercado a toda costa sin importar las pérdidas. Es lo que le exigen los inversores. Ganar más restaurantes asociados y estar presentes en más ciudades.

Es la evolución del modelo de negocio de Just Eat, pero en versión 2.0. Los operadores dan todas las facilidades a los restaurantes, que sólo se preocupan de pagar una comisión por reparto que se ubica entre el 25% y el 30%.

Parece que es el modelo de futuro, la amenaza de Just Eat. Pero el nuevo esquema también lleva con un enorme riesgo: hasta ahora el modelo de Glovo, Deliveroo y Uber Eats gana popularidad pero engorda las pérdidas y retrasa cada vez más la llegada de los beneficios.

Mientras tanto, Just Eat, sigue ganando dinero y muestra cifras sólidas. Cuenta con un monopolio de facto en buena parte los países en los que opera y tiene dinero para seguir creciendo y poniendo trabas a la competencia. 

22 millones para la expansión

Frente a la amenaza emergente, Just Eat prepara, al menos, el desembolso de unos 22 millones de euros en los próximos dos años para lograr acuerdos con cadenas de restaurantes similares a Mc Donald’s, según explica un informe financiero de Deutsche Bank al que ha tenido acceso este diario, y que valora de forma positiva la expansión de la compañía. Mc Donald’s, precisamente, se ha ido con su competidor Uber Eats. Es la primera gran alerta. 

Hasta ahora, el foco de Just Eat había estado en captar restaurantes individuales, pero los nuevos enemigos obligan a un cambio estratégico. La compañía avanza en la expansión también a segundas y terceras ciudades en los países donde opera: Dinamarca, Reino Unido, Canadá, Irlanda, Francia, Suiza, Noruega, Italia, España, Brasil, México, Australia y Nueva Zelanda.

“Ellos aseguran que su modelo es completamente diferente al de Deliveroo y Glovo. Se consideran un marketplace, no una empresa logística. En España, heredaron al equipo de La nevera roja, cuando la compraron (en febrero de 2016), pero se niegan a ampliar al equipo. Sólo lo mantendrán al mínimo por «márketing». Siguen empecinados en que el reparto no es su modelo y que ellos solamente son un intermediario entre el cliente y el restaurante. No quieren saber nada de motos ni bicicletas ni contratos con repartidores. Eso no es lo suyo, dicen. Pero el mercado parece apuntar en dirección contraria”, explica un allegado a la compañía.

Jesús Rebollo, el director general de la empresa en España, aclara en su entorno que las nuevas compañías que abarrotan las ciudades españolas con bicicletas y motos no son su competidor directo. Mientras Deliveroo, Uber Eats y Glovo continúan su guerra por el mercado, Just Eat planifica el asalto a las grandes cadenas de comida rápida de pizzas y hamburguesas. Quieren ganar volumen rápidamente para consolidar el monopolio. Así, sus competidores, más ágiles y atractivos, no tendrán capacidad financiera para aguantar la expansión.

El descuido de la red de reparto en las calles también podría estar amenazando algunos mercados clave. “Dejé de utilizar Just Eat porque la comida comenzó a llegar tarde, fría y en mal estado y eso perjudica nuestra imagen”, explica el propietario de una cadena de comida rápida de una decena de locales en España que ahora trabaja con Deliveroo.

Just Eat sigue creciendo con fuerza y presentó buenos resultados en el primer semestre de este año con un aumento de facturación del 44%. El ebitda ya supera los 73 millones de libras (unos 80 millones de euros), el 38% más que en 2016. Pese a ello, los inversores muestran sus reticencias de un modelo que se resiste a evolucionar y que parece cómodo desde su posición de dominio. El precio en bolsa ha caído desde entonces el 15%. Toda una señal. 

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