La tecnología de los fabricantes de coches para evitar accidente

Desgranamos, a partir del nuevo Audi Q7 e-tron quattro, las novedades en los sistemas de asistencia a la conducción. El objetivo: minimizar los riesgos

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Aunque el riesgo cero en la carretera no existe, en los últimos años los fabricantes de coches han invertido tiempo y dinero en mejorar al máximo los mecanismos de seguridad de los vehículos. Las ventas de coches les van en ello: la fiabilidad y la minimización de riesgos en la carretera son dos de los elementos más valorados por los clientes cuando van a un concesionario.

Pero en esto los tiempos también han cambiado. De centrarse exclusivamente en los sistemas de airbag o en la capacidad del chasis para resistir grandes impactos las grandes marcas han pasado a potenciar cada vez más la prevención de accidentes. Es en este campo donde los asistentes a la conducción han tenido un mayor recorrido.

Si se parte del ejemplo de uno de los últimos SUV en salir al mercado, el nuevo Audi Q7 e-tron quattro, se pueden observar interesantes novedades.

Ventanillas que se cierran solas

El sistema Audi pre sense basic, conectado a otras funcionalidades del vehículo, detecta cuándo las condiciones de conducción se convierten en inestables. En ese momento activa medidas preventivas para proteger a los ocupantes: los cinturones de seguridad se tensan ligeramente, se cierran las ventanillas y el techo corredizo, y se activan los intermitentes de emergencia para alertar a los coches que le suceden.

Otro mecanismo innovador es el Audi pre sense city, que trabaja según las interacciones que detecta en el entorno urbano (otros vehículos o peatones). Cuando advierte un riesgo de accidente –además de los sensores integrados cuenta con una cámara posterior de 100 metros de alcance—implementa varias señales al conductor (aviso sonoro, primero, y aviso con vibración, después). Si el conductor no reacciona, el vehículo activa el frenado automático.

En el caso que el coche circule a una velocidad elevada (por encima de los 40 km/h), aun no evitando la colisión, sí reduce el impacto de ésta. Cuando la colisión es inevitable, el sistema realiza maniobras sucesivas de frenado para que el vehículo no desvíe peligrosamente su trayectoria tras el impacto, provocando una segunda colisión.  

Luces LED para adelantamientos peligrosos

El control de crucero adaptativo (ACC, por sus siglas en inglés), integrado en uno de los paquetes de asistencia del nuevo Q7 e-tron quattro, cuenta entre sus objetivos el de mantener la distancia de seguridad entre los vehículos. El conductor, que puede ajustar la distancia que desea y la dinámica de avisos, será alertado o, en último caso, forzado a detener el vehículo cuando exista riesgo de accidente.
 

Otro mecanismo incorporado es el Audi active lane assist, pensado para ayudar al conductor a mantenerse en su carril.  Mediante los sistemas de vídeo que integra, el vehículo detecta cuándo se está a punto de pisar una línea de la carretera sin que el conductor ponga el intermitente. Según la configuración seleccionada, el asistente puede intervenir levemente en el sistema de dirección devolviendo al coche al centro del carril o advirtiendo al conductor mediante vibraciones en el volante.

Relacionado con este sistema también figura el Audi side assist, que facilita los adelantamientos o los cambios de carril a través de luces LED en los retrovisores exteriores cuando detecta un vehículo en el ángulo muerto o si éste se acerca a gran velocidad por la parte trasera.

Detectar animales en la noche

La conducción de noche es otro de los escenarios más peligrosos en la carretera. El asistente de visión nocturna del nuevo Audi Q7 e-tron quattro utiliza una cámara infrarroja de largo alcance que detecta los objetos que irradian calor. Esta información se observa a través del control de mandos (Audi virtual cockpit), donde los objetos del entorno más cercano aparecen en negro y los animales y las personas figuran representados en un blanco brillante.

El sistema tiene un rango de visión de hasta 300 metros y permite reconocer a personas y animales grandes a una distancia de 100 metros –en este caso los resalta con marcas amarillas. Si el conductor no reacciona ante esta situación peligrosa, el vehículo emite una señal de advertencia.

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