Votar por internet implica múltiples riesgos, excepto para Estonia

Estonia logra un récord de participación de voto electrónico, mientras que en general el resto de países europeos suspende en las pruebas de seguridad

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El número de países europeos que adoptado el voto electrónico se puede contabilizar con los dedos de una mano. Solo unos pocos países han logrado implementar un sistema de voto electrónico, y en su mayoría se encuentran todavía en fase de pruebas.

Las dudas sobre la seguridad y el miedo a la injerencia de otras potencias que quieran desestabilizar la actividad política y social son un riesgo demasiado grande. Excepto en el caso de Estonia.

Récord de asistencia telemática a las urnas

El país báltico realizó en marzo sus elecciones parlamentarias con un récord de asistencia electrónica. Casi la mitad de los votos se realizaron telemáticamente, 247.232 de los 561.131 votos registrados se ejercieron por de forma electrónica a través de internet.

El sistema de i-voting, como lo llaman en Estonia, permite elegir a sus representantes en el parlamento de la forma más sencilla. Solo se necesita un ordenador conectado a internet, lo cual no es difícil teniendo en cuenta que en Estonia la penetración de internet alcanza del 91% de la población, y un carné de identidad o un número móvil local con un certificado válido.

Para ejercer el voto se requiere una aplicación que además de conectar a sus servidores realiza un escaneo del disco duro para comprobar que no tiene virus.

Desde las elecciones de 2015 se puede conseguir un código QR que se genera tras realizar el voto. Este código se puede escanear desde un móvil para abrir una aplicación oficial del estado y verificar si el voto es igual al que se realizó. Todo de forma cifrada y segura.

Suiza cancela de momento el voto electrónico tras detectar graves fallos

El caso de Estonia es una autentica rareza, una excepción; quizá porque es un país pequeño altamente conectado y digitalizado. En cambio otros países europeos con, en teoría, mayor capacidad y fondos para implementar este sistema fallan estrepitosamente. 

En la última semana de marzo la empresa postal suiza Swiss Post encargada de organizar tanto el voto por correo como el voto electrónico decidió cancelar su sistema de votación electrónica, por cuestiones de seguridad.

La decisión se tomó cuándo transcendió a la prensa el descubrimiento de serios problemas de seguridad en el sistema de voto electrónico suizo. Los fallos encontrados eran tan serios que permitía a un atacante modificar votos ya registrados por el sistema

En concreto fueron dos investigadores de la universidad Johns Hopkins quienes dieron la voz de alarma sobre el sistema de votación electrónico suizo: era tan débil que no quedaba registro alguno de que se había efectuado un cambio en el sentido de los votos ya contabilizados.

Por suerte este proyecto de Swiss Post se diseñó precisamente para detectar este tipo de problemas, de modo que cualquier programador, investigador o experto en seguridad podía registrarse para buscar problemas de seguridad y reportarlos.

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