¿Quién diseña los souvenirs más bonitos de los museos?

Detrás de los libros, cuadernos, pañuelos o joyas que se venden en los museos hay artesanos y diseñadores como Carlota Pereiro, responsable de muchos de los artículos de la Tienda del Thyssen-Bornemisza

Carlota Pereiro es una de las creadoras de los souvenirs del Thyssen. Foto: Mariana Borau.

¿Un trabajo que sea pasear por un museo viendo obras de arte increíbles y ponerte a diseñar inspirándote en esas obras? La artista plástica y diseñadora Carlota Pereiro tampoco lo podía creer, pero este es, de hecho, su oficio como una de sus principales colaboradoras de la Tienda del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y responsable de diseño de una gran variedad de artículos y souvenirs a la venta.

“Es un sueño, yo quiero hacer esto”, explica en su estudio en Madrid, al que abre las puertas con motivo del Día Internacional de los Museos que se celebra hoy, 18 de mayo, y que conmemoran espacios de arte en toda España con actividades especiales.

El Thyssen, además de abrir las puertas y ofrecer visitas gratuitas tanto de las colecciones permanente y Carmen Thyssen como de las exposiciones temporales: Hiperreal. El arte del trampantojo, Paisajes emocionales de Ragnar Kjartansson (TBA21) y Arte americano en la colección Thyssen, ha querido desvelar cómo es el proceso creativo tras los productos más bonitos de su tienda.

Arte en el museo… y en la tienda

“La gente se imagina, por ejemplo, que unas tazas con la foto de un cuadro vienen de China. No se conoce todo el proceso que hay detrás, que es artesano, orgánico y muy largo. Vas a un museo, ves unas obras de arte y luego vas a la tienda y te encuentras productos que están hechos de la misma forma, de manera orgánica, cuidada y con detalle”, explica Carlota Pereiro.

En cambio, detrás de cada souvenir elaborado en exclusiva para la Tienda del Thyssen existe un laborioso proceso creativo del que como público o clientes no solemos ser conscientes.

En su estudio, Pereiro muestra los miles de bocetos y diseños, de pruebas con distintos materiales, de muestras desde tejidos a botones. “Es un proceso muy largo y totalmente artesano” que arranca entre los cuadros e incluye visitas a los talleres de los ceramistas o fabricantes de gafas o relojes con los que se dará forma al producto final.

Souvenirs que sí queremos llevar

“Para mi, el arte es una manera de sentir y percibir la vida, de expresarse; no distingo entre la vida y el arte sino que el arte es una manera de entender la vida”. De este mismo modo Pereira entiende también su trabajo en el Thyssen y por eso lo que vemos en la tienda son productos creados con el mismo proceso del arte: lento, cuidado, orgánico, con detalle.

Vajillas que queremos ya son también souvenirs del Thyssen. Foto: Museo Thyssen-Bornemisza.

Es por eso que, desde hace años, los productos que vemos en las tiendas de los museos –y no solo en el Thyssen sino en muchos otros, tanto nacionales como internacionales- con cada vez más hermosos. Lejos están los tiempos en que únicamente se podía comprar un imán, un marcapáginas, reproducción de una obra o un catálogo de exposición. El catálogo incluye ahora desde joyas a moda, textiles para el hogar, vajillas, bolsos, relojes, cámaras de fotos, objetos de papelería, mascarillas o ediciones especiales de botellas de vino.

Gallega afincada en Madrid, Pereiro, que ha colaborado con empresas y organismos como AC Hotels by Marriot, La Cartuja de Sevilla, el Ayuntamiento de Madrid, Alvarno, Grupo Kabuki o la Comisión Europea, pasea también entre las salas del museo deteniéndose y comentando algunas de las obras en las que se inspira para diseñar productos.

La Tienda del Thyssen. Foto Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

Según Ana Cela, directora creativa de la tienda, se trata de una labor que se ve estimulada e impulsada por las diferentes colecciones del museo. Son obras de arte que Carlota Pereiro respeta notablemente y que suponen una importante fuente de inspiración para ella: “No hay mejor trabajo que pasear por un museo viendo obras de arte increíbles y diseñar inspirándote en esas obras”. Un privilegio que podría parecer un sueño pero que era muy real: “Cuando me lo propusieron pensé: ‘no doy crédito de esta fantasía’ […] y me dije ‘yo quiero hacer esto’”.

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