La masificación amenaza a los grandes museos

El creciente volumen de visitas en los principales museos del mundo pone en riesgo su patrimonio e infraestructura

Los museos necesitan al público visitante para sobrevivir. Pero cuando se trata de millones de personas que cada año pasan por las salas, con congestiones en los pasillos y accesos, estos centros temen que puedan morir de éxito.

Los principales museos del mundo lograron registros récord el año pasado. El Louvre fue visitado por 8,1 millones de personas (+9,5%), el Metropolitano de Nueva York por siete millones (+4,5%), los Museos Vaticanos por 6,42 millones (+5,9%), el Hermitage por 4,22 millones (+2,5%) y el Prado por 2,82 millones (-6,9%).

Bajo el peso del éxito

Los directores de algunos de estos museos debatieron en unas jornadas el peligro que las grandes pinacotecas afrontan por el turismo de masas. “Los museos siguen siendo una de las instituciones más apreciadas y respetadas por la gente, pero corren el riesgo de sucumbir bajo el peso de su propio éxito”, dijo el director del National Gallery de Londres, Gabriele Finaldi.

“La afluencia de visitantes, por un lado, es la principal fuente de riqueza de los museos, pero también es el principal elemento de riesgo“, afirmó Miguel Falomir, director del Museo del Prado a Efe.

Hay importantes museos que agradecen no tener a grandes íconos del arte como La Gioconda, que atraen a millones de visitas

En estas jornadas, organizadas por la directora de los Museos Vaticanos Barbara Jatta, y el exdirector de la Escuela Normal de Pisa Salvatore Settis, se analizó el dilema de cómo gestionar un volumen de 25 millones de visitas anuales con la tarea cotidiana de conservar, mantener y preservar tesoros únicos del arte.

Alternativas ante la masificación

Incluso hay museos que agradecen no tener en sus salas grandes íconos del arte que atraen, como un imán, a las multitudes. El director de la National Gallery, comentó que este museo “tiene la suerte” de no conservar una obra maestra tan llamativa como La Gioconda en el Louvre o la Capilla Sixtina en los Museos Vaticanos, “y este factor permite un flujo más regular de turistas en las salas del museo”.

Para evitar que un alto flujo de visitantes dañe el patrimonio artístico se plantea la ‘conservación preventiva’, que es el cuidado constante de las obras para prevenir su deterioro y estar siempre alerta de los posibles riesgos de su exposición.

“Es esencial preservar las obras de arte, manteniéndolas fuera de peligro mediante intervenciones adecuadas, pero también compartirlo trabajando juntos y comunicando con los demás, abriéndonos a la confrontación y al mundo exterior” dijo la Barbara Jatta.

Edificios cerca del colapso

Los museos no solo exponen, sino que también restauran y protegen. Precisamente, en las salas se exhibe solo un pequeño porcentaje del total de obras guardadas en los depósitos. Por ejemplo, en los museos papales hay 40 depósitos que atesoran su inmenso legado.

El tráfico de visitas que crece cada año se busca regular por medio de la venta anticipada de entradas a través de internet y otras formas de evitar las congestiones. Pero no siempre es suficiente: “los edificios que actualmente albergan muchos museos no fueron creados para aguantar las grandes multitudes“, dijo el director del Hermitage de San Petersburgo, Mijail Piotrovski.

Y eso que este museo es uno de los más grandes del mundo, con seis edificios que acogen a tres millones de piezas.

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