Un verano con Schubert en la Costa Brava

La Schubertiada de Vilabertran, un festival con tres décadas de historia, regresa en agosto con una programación que se expande por la Costa Brava

Joan Seguí & Quartet Gerhard en la Schubertiada 2020. Foto: ©David Borrat.

Un pequeño núcleo urbano situado a escasos cuatro kilómetros de Figueres, la ciudad cuna de Dalí, en pleno corazón de la Costa Brava catalana, se convierte cada verano en epicentro de uno de los festivales más singulares de todos los que pueblan en esa época el territorio español, la Schubertiada de Vilabertrán.

Una propuesta intimista y clásica, centrada en la música vocal y de cámara, que nació con la idea de trasladar a esa tierra áspera y dura, donde los Pirineos se encuentran con el mar, la esencia de las refinadas reuniones musicales de los salones vieneses del siglo XIX.

Así nació la Schubertiada, un festival que desde 1993 viene apostando por hacer de la música de Franz Schubert y sus contemporáneos, el eje de su rigurosa oferta.

Kallias Ensemble en la Schubertiada 2020. Foto: ©David Borrat.

Tras capear casi incólume el devastador verano de la pandemia, no sólo fue el primero en desvelar sus cartas para esta temporada, sino que regresa con una edición en plena expansión, que se extiende más allá de las fronteras catalanas.

El festival incorpora este año nuevos emplazamientos para sus conciertos: la iglesia gótica de Castelló d’Empúries y los manantiales naturales de Vilajuïga

Detrás de ello hay una inteligente programación —el festival se precia de haber sido introductor en España de artistas que luego serían consagradas figuras y que hoy siguen siendo fieles a la convocatoria—, servida en una bombonera histórica, la Canónica de Santa María de Vilabertrán, un monasterio románico del siglo XI.

Se le añaden este año otros dos emplazamientos vecinos, la iglesia gótica de Castelló d’Empúries y los manantiales naturales de Vilajuïga, además del imponente entorno natural del valle de Valdegovía, en el País Vasco. Una potente fusión de cultura y turismo que ofrece a los melómanos la posibilidad de combinar una exquisita oferta musical con múltiples opciones de ocio y descanso.

El pianista Nicholas Angelich en una edición de la Schubertiada.

Conciertos en el Ampurdán

La Schubertiada ampurdanesa arrancará el 12 de agosto en la Basílica de Santa Maria de Castelló d’Empúries, a 13 kilómetros de Figueres y a tiro de piedra de la bahía de Roses.

La cita, dedicada a Bach, estará a cargo del barítono Matthias Goerne que acompañado por el organista titular del templo de la Sagrada Familia, Juan de la Rubia, y por la joven violinista María Dueñas, ofrecerá un programa de preludios, arias y sonatas del maestro de Eisenach.

En esta misma iglesia se presentará también el cuarteto liderado por el violonchelista Arnau Tomàs (15 de agosto), con un programa que hará dialogar las músicas de Bach y de Hindemith.

A tan sólo diez kilómetros y vigilado de cerca por el castillo de Quermançó, se encuentra el municipio de Vilajuïga. Además de ser una de las puertas de entrada al Parque Natural del Cap de Creus y con conexión directa al mágico monasterio de Sant Pere de Rodes, Vilajuïga es también conocido por su agua mineral, que se envasa y comercializa desde principios del siglo XX.

Allí el festival abre este año un nuevo escenario, el Espai Misteri-Deu d’Aigua, un auditorio situado en el subsuelo del manantial, en lo más profundo de un antiguo pozo.

En este espacio actuarán el Kebyart Ensemble (14 de agosto), una formación que reafirma cada vez más su singular y dúctil propuesta integrada por la voz de cuatro saxofones, y la mezzo Esther Valentin (29 de agosto), que ofrecerá un programa de lieder cuyo leitmotiv es, cómo no, el agua.

Lied y piano en la canónica

El grueso de la programación se desarrollará en el pequeño municipio de Vilabertrán, un núcleo urbano de menos de mil habitantes, cuya historia está estrechamente vinculada a su monumento más famoso, el monasterio de Santa Maria de Vilabertran, una de las canónicas medievales mejor conservadas de Cataluña.

En el interior de su iglesia, la misma que en 1292 acogió el enlace del rey Jaime II de Aragón y Blanca de Nápoles, se celebrarán 15 conciertos, muchos de ellos con nombres ya habituales en este festival.

Los tres grandes ciclos de lied de Schubert, el Viaje de invierno, La bella molinera y El canto del cisnepodrán escucharse en las voces de los barítonos Andrè Schuen (13 de agosto), Konstantin Krimmel (20 de agosto 08) y Florian Boesch (21 de agosto), respectivamente.

Otras voces que se podrán escuchar en esta Schubertiada 2021 serán las de las sopranos Katharina Konradi y Julia Kleiter, la del tenor Christoph Prégardien y de la mezzo Ema Nikolovska, que debuta en el festival.

El apartado instrumental contará con pianistas como Javier Perianes, Nicholas Angelich e Imogen Cooper, y Wolfram Rieger, un artista vinculado al festival desde su primera edición, dirigirá el concierto de la Academia de la Schubertiada.

El hoy reputado Quartet Casals, en su día una joven formación que se dio a conocer en este mismo escenario, despedirá la cita el domingo 29 de agosto con un programa que incluye el estreno absoluto de una obra del compositor y pianista Daahoud Salim.

En un verano sobre el cual aún planean incertezas, la Schubertiada enfoca la celebración de esta 29 edición con plena confianza. Para su director, Víctor Medem, el hecho de haber sido en 2020 “el único festival, junto con Granada, que no modificó su programación original” le concede un plus de experiencia a la hora de gestionar las limitaciones que pueda seguir imponiendo la pandemia.

Las entradas para todos los conciertos ya están disponibles y el mismo festival ofrece a los espectadores diferentes opciones de alojamiento en la zona.

Música y naturaleza

En el extremo occidental de la provincia de Álava, lindando casi con la de Burgos, el municipio de Valdegovía/Gaubea, un enclave paradisíaco paradigma de lo que podría denominarse “naturaleza en estado puro”, acogió durante julio la Schubertiada, que celebró un ciclo de seis conciertos en tres recintos históricos.

Turismo cultural y los más bellos rincones se han combinado en el santuario marista de Nuestra Señora de Angosto, un lugar de culto y peregrinación desde que en el siglo XI un pastor de la zona encontrara una imagen de la Virgen durante una riada; la llamada ‘catedral de Valdegovía’, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Tuesta, uno de los mejores ejemplos del románico alavés; y la iglesia de San Martín de Bachicabo.

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