Del antiguo Egipto a Versalles: así se han diseñado los jardines a lo largo de la historia

Viajamos por el Antiguo Egipto, Roma, la Francia de Luis XIV y la Inglaterra victoriana para descubrir cómo diseñaba los jardines (y cómo sus huellas han marcado los actuales espacios verdes)

Recreación del antiguo jardín persa. Imagen: HoushouldQuotes.

Mucho antes de que los paisajistas idearan espacios verdes a golpe de senderos, fuentes y flores, los hombres prehistóricos aprendieron a despejar espacios a través del fuego para asegurarse lugares en los que cultivar sus alimentos. Alrededor de 400.000 años después, en el siglo XVIII, un jardín cuidado era ya un símbolo de riqueza y exclusividad de su propietario.

En algún punto en ese hilo temporal, el jardín se separó de la agricultura para convertirse en un arte refinado que, según los estudios, comenzó a florecer realmente unos 3.400 años en el Antiguo Egipto.

Desde entonces, los espacios verdes creados por el hombre han cambiado mucho, tanto en su forma como en su propósito, con diferentes tipos de jardines en el mundo grecorromano clásico a la Europa medieval, pasando por el chahar bagh persa, el natural y casi salvaje jardín inglés o los geométricos jardines versallescos.

La compañía de servicios domésticos HouseholdQuotes ha recreado además en 3D cómo se verían en la actualidad todos estos jardines históricos y su evolución.

Tipos de jardines

El jardín conocido más antiguo del mundo data del año 1400 a.C. y aparecía en una pintura de la tumba de un noble de la era del faraón Amenhotep II.

Jardín en el antiguo Egipto. Imagen: HoushouldQuotes.

El diseño, muy sofisticado (lo que indica que se perfeccionase durante años o incluso siglos), era el de un oasis capaz de ofrecer sombra y frescor en un terreno árido. También se consideraba un refugio espiritual, con patrones que se repetían y árboles simbólicos, como el incienso y el sicomoro.

Su geometría apunta a la practicidad tanto como a la estética, con agua para el riego, hierbas y especias de uso común e incluso plantas de papiro.

Jardín grecorromano

Las ciudades perimetradas de las antiguas Grecia y Roma entre los años 400 a.C. y 550 de nuestra era no dejaban mucho espacio a los jardines. Solo las casas más nobles tenían un patio amplio en el centro, rodeado de un pórtico techado (peristilo) sujetado por columnas (las de la recreación, de estilo jónico, se inspiran en una casa de Pompeya del siglo II a.C.).

El jardín grecorromano. Imagen: HoushouldQuotes.

Además de fuentes y estatuas, estos espacios incluían también macizos de flores como rosas, violetas, azafrán, tomillo, caléndulas y narcisos, que ofrecían aromas y colores frescos. Los más grandes se dividían con setos de boj.

El ‘chahar bagh’ persa

Chahar bagh o charbagh es el término que identifica el estilo de jardín persa extendido desde el año 550 a.C. aproximadamente.

Según este diseño el jardín, que ocupa un cuadrado, sigue un esquema de planta en cruz y se divide en cuatro partes mediante dos ejes que se cortan perpendicularmente en forma de senderos o canales de agua. La cruz puede ser latina (un brazo más largo que los otros) o griega (cuatro brazos iguales) mientras que el punto de de intersección suele destacarse con una fuente.

Jardín persa. Imagen: HoushouldQuotes.

El Chahrbagh-e Abbasi (o avenida o bulevar Charbagh) en Isfahán, Irán, construido por Shah Abbas el Grande en 1596, y el jardín del Taj Mahal, en la India, son los ejemplos más famosos de este estilo, que después pasó al mundo heleno y romano y fue habitual en los jardines de la Edad Media en Europal.

Entre las flores más destacadas se contaban las rosas, violetas, amapolas y arbustos con flor.

El jardín medieval

En la época medieval (entre los siglos XI y XV) era frecuente que las casas contasen con un huerto en el que asegurar parte de sus alimentos, si bien comenzó a extenderse la prescripción médica de paseos por el jardín para la salud mental y aspirar el aroma de las flores para prevenir algunas enfermedades.

Así, los jardines ornamentales florecieron en hospitales y casas de las clases adineradas, que se cerraban hacia el interior de la vivienda, siguiendo el ejemplo de los claustros de los monasterios y los jardines de los castillos

Jardín medieval. Imagen: HoushouldQuotes.

Más inspirados por el renacimiento en Italia, los jardines europeos se diseñaron con mayor regularidad de forma, adoptando filas y cuadrantes simétricos.

A partir del Renacimiento en Italia, el jardín como símbolo de estatus se disparó, y también la búsqueda de flores más finas y hermosas para embellecerlos. Las rosas y los lirios se extendieron, mientras que el tulipán provocó la considerada primera gran burbuja financiera de la historia.

Aún hoy hay auténticos festivales en torno a estas plantas en Países Bajos.

Jardín de nudos

A principios del siglo XVII los jardineros de la era Tudor en Inglaterra desarrollaron un nuevo diseño, el knot garden o jardín de nudos.

Jardín de nudos de la época Tudor. Imagen: HoushouldQuotes.

Con influencias medievales y renacentistas, crearon jardines muy complejos, divididos en varios espacios y con patrones de plantas entrelazadas. Bajo Enrique VIII y, más tarde, Isabel I, este tipo de seto se convirtió en un elemento ornamental por derecho propio.

Una vez se lograba conectar los setos, se rellenaban los huecos con flores elegantes como caléndulas, rosas y aromáticas como manzanilla, tomillo y romero.

Jardín francés

También a partir del siglo XVII floreció el conocido como jardín francés y que tiene en Versalles su mayor exponente. Su influencia, de hecho, se mantiene en la actualidad, con patrones de diseño formales y basados en el parterre como unidad, es decir, un jardín dividido en patrones por grava, setos y macizos de flores.

Jardín formal francés. Imagen: HoushouldQuotes.

Además de hierbas perfumadas, como lavanda y romero, el jardín formal francés puede presentar árboles como hayas, castaños y tilos.

Jardín inglés

A principios del siglo XVIII, Inglaterra perfeccionó un nuevo diseño de jardín que definió, entre otros, el botánico y arquitecto paisajista escocés John Claudius Loudon. Proclamó que “cualquier creación, para ser reconocida como una obra de arte, debe ser tal que nunca pueda confundirse con una obra de la naturaleza”.

Asociado a la arquitectura georgiana, pese a su pretendida naturalidad, los jardines no eran realmente salvajes sino tan artificiales como los franceses que denostaban. Incluían estanques con puentes, pabellones con forma de templo romano, grutas o ruinas fabricadas ad hoc.

Jardín inglés. Imagen: HoushouldQuotes.

Con abundantes arbustos, malezas y rocas, los colores de la vegetación son variados (aunque para ellos se incluyan plantas no autóctonas, generando una contradicción con su filosofía) y los itinerarios, a menudo intrincados, no se señalan, dejando espacio a la sorpresa y al descubrimiento.

Jardín Arts & Crafts

Ligado al diseño y a las artes decorativas, el movimiento Art & Crafts nació en Gran Bretaña hacia 1880 y se desarrolló hasta la I Guerra Mundial. Asociado a la figura del polifacético William Morris, que fue arquitecto, artesano, impresor, diseñador, escritor, poeta, activista, doctor y político, preconizaba la recuperación de las artes y oficios medievales, renegando de las nacientes formas de producción en masa.

Jardín Arts & Crafts. Imagen: HoushouldQuotes.

También se aplicó a los jardines, donde valoraba la autenticidad y el enfoque práctico que proponía para la construcción de casas o el diseño de muebles, eliminando artificios pero sin renunciar a la estética. Esto se tradujo en el uso de plantas y materiales autóctonos, potenciando los matices particulares del terreno pero también la personalidad de sus dueños.

Ratán, pizarra, uso de vides y árboles frutales son algunos de sus elementos característicos.

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