El audaz rascacielos de Vancouver que parece una pila de cajas de cristal

El estudio japonés OSO diseña un innovador edificio para la firma Deloitte sin una fachada que destaque sobre otras

El edificio de Deloitte aporta un nuevo icono en Vancouver. Foto Ema Peter

Cuando recibió el encargo de diseñar una nueva sede para la consultora Deloitte en Vancouver el estudio de arquitectura OSO vio que el futuro edificio iba a tener un puñado de altos rascacielos de vidrio y acero de un lado, y una serie de construcciones bajas del distrito cultural vecino, donde se encuentran museos, teatros y complejos deportivos.

¿Cómo lograr una transición entre los dos sectores, con una obra que destaque entre las demás pero que también tengan beneficios para sus ocupantes?

La solución fue diseñar esta torre de 91 metros y casi 35.000 m2 que recuerda a un montón de cajas apiladas de forma desorganizada.

El caos más organizado

Pero lo último que tiene este rascacielos es falta de organización, porque construir un edificio así requiere de un complejo trabajo que lleva la arquitectura al límite.

La diversidad de orientaciones de los diferentes bloques crea una silueta en permanente cambio, que varía según la posición desde donde se mire.

Desde el exterior pareciera que las cajas desafían la Ley de la Gravedad. Foto Ema Peters

La diversidad de orientaciones de los diferentes bloques crea una silueta en permanente cambio

Este juego visual es más exagerado por los reflejos de la fachada angular, compuesta principalmente por paneles de vidrio y aluminio, pero también de sofitos de espejo donde los volúmenes están en voladizo.

Cubos de cuatro plantas

El elemento principal del edificio es un cubo de cristal de cuatro plantas de altura, donde seis de estos cubos se agrupan alrededor de un eje central para completar un piso.

En el interior la tridimensionalidad de la torre se percibe con facilidad, donde los ángulos interiores del vidrio traen luz más profundamente a las oficinas, y en que las vistas están enmarcadas por otras partes de la torre, como los voladizos que sobresalen o los volúmenes que emergen por debajo.

Cada cubo está integrado por cuatro plantas. Foto Estudio OSO

Toda la estructura está sostenida por un eje central donde se encuentran los ascensores y seis ‘mega columnas’ que atraviesan todos los pisos.

Al no tener más columnas en el interior las oficinas y despachos se sienten amplios y diáfanos; y desde el exterior, la sensación de ingravidez se refuerza por la falta de detalles entrelazados entre los bloques, lo que crea una ilusión de volúmenes deslizantes.

El edificio funciona como un punto de transición entre rascacielos y edificios bajos. Foto Estudio OSO

Edificio de transición

Al estar al borde de dos zonas urbanas, entre los rascacielos y los equipamientos de baja altura, el edificio diseñado por OSO sirve como punto de transición “de forma simple pero enfática”, indicaron en el estudio japonés.

Además llama la atención que no hay una fachada principal y otras laterales que destaquen menos, ni tampoco niveles que distingan las partes más altas de las más bajas; sino que todo es un conjunto donde la innovación y la audacia lleva la arquitectura a nuevas fronteras.

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