1.000 ideas para viajar por España

Espectaculares paisajes y pecios hundidos, cascadas y playas salvajes, pueblos costeros y refugios de montaña, kayak extremo y faros solitarios: Lonely Planet recopila mil planes para salir del asfalto y perderse por España

Una nueva guía de Lonely Planet despierta las ganas de viajar por España. Foto: JP Files | Unsplash.

España no se acaba nunca. El país con más diversidad de Europa y el que cuenta con más reservas de la biosfera del mundo es capaz de sorprendernos con paisajes que cambian radicalmente en apenas unos kilómetros. Y, sin embargo, qué difícil a veces escoger nuestro próximo destino. Una nueva guía de Lonely Planet viene a terminar para siempre con la duda (o, al menos hasta haber puesto en práctica un total de 1.000 ideas para viajar por España).

El periodista y aventurero Jorge Jiménez Ríos firma esta obra con mil planes. Mil escapadas para descubrir la naturaleza más vibrante y las actividades más exigentes, ya sean una vía ferrata de 1 km vertical como la de La Hermida (Cantabria) a una ascensión en mountain bike al Angliru y los Lagos de Covadonga o un descenso en kayak por las aguas bravas de Noguera Pallaresa, en Cataluña.

En sus las más de 400 páginas de 1000 ideas para viajar por España también hay espacio para tranquilos paseos en globo sobrevolando Toledo o el Valle del Jerte (nota mental, hacerlo coincidir con la floración de los cerezos para descubrir un impresionante manto blanco que cubre todo el valle), rutas a caballo o para iniciarse en la navegación, con recomendaciones como las islas Columbretes, en Castellón.

Aigüestortes. Foto: Jan Padilla | Unsplash.

Fantasías viajeras

Organizado en 10 grandes capítulos, cada uno contiene 100 ideas para sumar esos mil planes: grandes aventuras, microaventuras de un día o fin de semana, experiencias de observación de fauna y flora, amantes del outdoor, primeras aventuras al aire libre, lugares icónicos para fotografiar, destinos para viajar en compañía, a un paso de las fronteras y paisajes humanizados.

La guía se organiza en 10 capítulos, cada uno con 100 planes para recorrer España a pie, nadando, escalando, navegando, pedaleando o incluso volando

Cierra el libro un capítulo dedicado a libros, grandes relatos de viajes, películas y documentales para reconectar con la naturaleza, podcast, canciones y obras de arte que, de un modo u otro, han inspirado aventuras y espoleado el ansia de descubrir.

Sin ánimo de ser exhaustivo, cada una de las mil entradas es una pista, actúa como una llamada que resuena en la mente y que busca despertar ese espíritu de exploradores que (la mayoría) llevamos dentro.

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Un país para escalar, pedalear, nadar, caminar y volar

Por eso encontramos lugares populares, como el Camino de Santiago, la Ruta de los Pantaneros de Chulilla, el Caminito del Rey, Las Médulas, la Selva de Irati, la playa del Silencio en Asturias o el Lago de Sanabria, inspiración de Miguel de Unamuno en las estribaciones de Zamora.

También nos presenta rincones escondidos y propuestas que muchos considerarán exóticas pero que sin duda entenderán los adictos al mountain bike, los surferos en busca de las mejores olas, los espeleólogos, los escaladores de picos exigentes o los corredores de trail.

Cada una de las mil entradas, apunta en el prólogo el escritor, guionista y periodista Gabi Martínez, exponente español de la literatura de viajes, “es un murmullo que te dice ven”. Son ideas que confirman que este mundo, que incluye tierra, aire y agua, “merece ser escalado, pedaleado, comido, nadado, caminado, rapelado e incluso sobrevolado”.

Caminito del Rey. Foto: Turismo de Andalucía.

La naturaleza como nexo

Desfiladeros y lagunas, festivales y playas salvajes, burbujas para dormir bajo las estrellas, pueblos costeros y escenarios de películas, lugares para avistar linces, santuarios de montaña y bodegas para visitar desfilan por este libro, que tiene la naturaleza como único hilo conductor.

No todos nos llevarán al límite. Un capítulo describe experiencias especialmente recomendadas para disfrutar en pareja, como navegar hasta la isla de Tabarca, en la Comunidad Valenciana, o alojarse en cabañas en los árboles en plena sierra de Gata, al norte de la provincia de Cáceres.

Otras son perfectas para ir con perros, como la ruta del Flysch por Zarautz, Getaria y Zumaia, los antiguos molinos de La Hiruela, en la Comunidad de Madrid, o la Ruta del agua de Taramundi, en Asturias.

Ruta del Flysch. Foto: Raúl Entter | Unsplash.

También las hay para disfrutar con personas mayores y con niños; rutas adaptadas; outdoor con diversidad funcional como pueda ser la cueva del Soplao en Cantabria o el museo del vino de Vivanco; y también ideas para disfrutar en soledad.

Entre estas últimas, no hay que perderse cascadas como las de la Cimbarra, en el Parque Natural de Despeñaperros, y el Purgatorio, en el madrileño Valle del Lozoya, un trail running por la Costa Quebrada en Cantabria o la ascensión a la vertiente segoviana de la Pinareja.

Postales para coleccionar sin parar

Entre los lugares más curiosos están los relacionados con leyendas, como el castillo de Pedraza (Segovia) vinculado con una historia de romance y venganza a la que no le faltan los fantasmas deambulando; el bosque de San Juan Xar, en Navarra, con ecos de cazas de brujas; o el lago de Banyoles, vinculado a diferentes misterios sin resolver, entre ellos el de un monstruo marino capaz de predecir desastres.

Lago de Banyoles. Foto: Tibor Janosi Mozes | Pixabay.

Armados con cámaras y móviles podemos ir en busca de las postales más hermosas, como los fotogénicos bosques de Muniellos, el valle de Ambroz, las secuoyas de Cabezón de la Sal o el sendero del bosque encantado en Tenerife.

O quizás perdernos en playas salvajes como las de Torimbia (Asturias), Los Genoveses (Almería), el Papagayo (Lanzarote), Macarella y Macarelleta en Menorca o Barra, en Pontevedra, y perseguir el encanto del agua dulce en lagos como los ibones de Anayet, Gallocanta o la Laguna Negra.

No falta tampoco la ruta de esculturales faros repartidos por toda la geografía, desde el faro de cabo Vilán en la Costa da Morte gallega al faro del cabo de Palos en Murcia, pasando por el de Formentor en Mallorca, que ha hipnotizado durante décadas a artistas y escritores como Camilo José Cela, que puso en marcha en 1959 un encuentro literario de talla mundial.

Faro de Formentor. Foto: Daniel Agudelo | Unsplash.

Entre los rincones curiosos descubrimos lugares como la llamada playa más pequeña del mundo, la de Gulpiyuri, en el concejo asturiano de Llanes, al casi extraterrestre paisaje de las minas de Riotinto, las sabinas doblegadas por el viento en El Hierro, la impactante geoda de Pulpí en Almería o el bosque pintado por Agustín Ibarrola en Vizcaya.

De vuelta a lo rural

Otro capítulo vuelve la vista a las raíces, pero también las costumbres y sabores de los pueblos. Hay municipios de montaña, tan recios como O Cebreiro, hito del Camino de Santiago a caballo entre León y Lugo, Candelario en Salamanca y Ochagavía en Navarra; y alegres pueblos costeros como Caleta de Famara en medio del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, en Lanzarote, Combarro en Pontevedra y el hermosísimo Calella de Palabrugell en la Costa Brava.

Hay localidades que nos trasladan a películas, como Las Fraguas, en Cantabria, escenario de rodaje de Los Otros de Alejandro Amenábar, Formentera, donde se grabó Lucía y el sexo de Julio Médem o la playa de la Caleta, en Cádiz, donde emergía una imponente Halle Berry en la cinta Muere otro día de James Bond.

Caleta de Famara. Foto: Turismo Islas Canarias.

Tampoco se olvida de mencionar algunos de los platos y licores más representativos de esos lugares, desde el morteruelo de Castilla-La Mancha a la manteca colorá de Extremadura y Andalucía, el txangurro vasco, los calçots en Cataluña, el gofio canario, el risol andaluz, la frígola balear, el zurracapote riojano o la queimada gallega.

A un paso de las fronteras

Es tan ambiciosa la guía, que la presencia de las fronteras físicas no detiene su afán de aventura. Así, sin ir demasiado lejos, propone paisajes y actividades en Andorra (dónde más cerca podríamos dormir en un iglú o pasear con pieles de foca en un circo glaciar), el Alentejo portugués (para qué renunciar a las impresionantes playas de Comporta) o el Algarve, con excelentes rutas de senderismo y playas para practicar surf y kayak.

También abarca el País Vasco francés, el Pirineo galo y el norte de Marruecos, con míticas rutas en bicicleta por el Alto Atlas o trekking por la montaña más alta del país, el Tubkal.

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