7 tesoros por descubrir en Guatemala, el país socio en Fitur 2023

No solo han vuelto a los niveles prepandemia, sino que el sentimiento de tomarnos la revancha por el tiempo perdido puede impulsar los viajes a niveles nunca vistos. Solo en España y según Exceltur, el turismo cerró 2022 superando en un 1,4% el nivel precovid, con 159.490 millones de euros nominales, equivalentes al 12,2 % de la economía española. Y las cifras de Fitur, que celebra esta semana su 43 edición con 131 países, 8.500 empresas y 755 expositores, lo confirman.

Una edición que tendrá, entre sus protagonistas, y con permiso de Ucrania, que participa mientras continúa su guerra con Rusia, a Guatemala, país socio en la feria que convertirá Madrid desde hoy y hasta el próximo 22 de enero en el gran escaparate del mundo.

Guatemala, país socio de Fitur

La Semana Santa, recién declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la Unesco, el Parque Nacional Tikal, el Lago de Atitlán, Chichicastenango o el Volcán de Pacaya son algunos de los exponentes que el país, bajo el lema ‘Guatemala asombrosa e imparable’ mostrará en una edición de Fitur marcada por la cultura chapina.

La primera nación centroamericana en participar como país socio en la Feria (un papel que ya ocuparon República Dominicana, Corea del Sur o Argentina) buscará posicionarse como destino e incrementar la llegada de visitantes internacionales (en 2022 fueron 19.874 los turistas españoles y 122.196 los europeos que se rindieron a los atractivos del país).

Así, a través de diferentes actividades, se destacarán fortalezas como su riqueza cultural y su variedad gastronómica, además de su atractivo en segmentos turísticos como cruceros, naturaleza, voluntariado, deportes como pez vela, aventura, entretenimiento, reuniones, idiomático, salud y bienestar, así como bodas y lunas de miel.

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Imprescindibles de Guatemala

Destino de ensueño para los amantes de la naturaleza y los aventureros, volcanes, lagos y selvas figuran entre sus atractivos.

Entre los imprescindibles destaca, por ejemplo, el Lago Atitlán, de origen volcánico y ubicado a 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar, en el en el departamento de Sololá. De 18 kilómetros de largo y una profundidad de hasta 341 metros, sus mejores panorámicas se obtienen desde la cima del volcán San Pedro. ¿Más emocionante? Contrata un vuelo en parapente sobre sus calmadas aguas.

En el país se localiza un total de 37 volcanes, tres de ellos activos, como el Volcán de Pacaya, ubicado a 47 km de la Ciudad de Guatemala, entre los municipios de Amatitlán, en el departamento de Guatemala, y San Vicente Pacaya, en el departamento de Escuintla, Guatemala. Solo desde la época de la colonización española se han registrado 23 erupciones y en 1963 fue declarado parque nacional.

Corazón maya

Para los amantes de la arqueología y la historia, Guatemala es un paraíso, ya que está considerado el corazón de la cultura maya. Entre los lugares más interesantes donde rastrear las huellas de esta fantástica cultura se encuentra el Parque Nacional Tikal, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1979.

Ubicado en el departamento de Petén, al norte de Guatemala, su principal atractivo es la antigua ciudad maya de Tikal, rodeada de selva, capital de uno de los reinos más poderosos de los antiguos mayas cuyo poderío político, económico y militar se deja ver en monumentos, templos, palacios y tumbas.

Tampoco hay que perderse el parque arqueológico de Quiriguá, en la ribera oeste del río Motagua o Río Grande, que alberga la antigua ciudad maya de Quiriguá, conocida por sus majestuosas estelas, las más grandes y mejor conservadas del mundo maya.

Una de las ciudades coloniales más bellas de América

Sin duda la ciudad más bonita de Guatemala (y puede que de toda Centroamérica), La Antigua (oficialmente la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala) fue la capital del país durante la época colonial, entre 1541 y 1776, hasta que un terremoto obligó a trasladar la capital a la ciudad de Nueva Guatemala de la Asunción.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, la belleza de esta ciudad enclavada entre laderas cubiertas de cafetales y las cumbres volcánicas de Fuego y Acatenango, está en el color que cubre en sus edificios del siglo XVI, sus callecitas empedradas y sus antiguos templos y monasterios que parecen detenidos en el tiempo.

Tras una toma de contacto desde el cerro de la Cruz, que nos ofrece un excelente mirador natural, cabe dejarse llevar entre iglesias y coloridas fachadas barrocas hasta descubrir el palacio del Ayuntamiento, la fuente de las Sirenas y la iglesia de San José, una parte de la que fue la catedral de Santiago, que llegó a ser una de las más grandiosas de la región.

El palacio de los Capitanes Generales, el arco de Santa Catalina, las iglesias de San Francisco y la Compañía de Jesús y los conventos de Santo Domingo o la Concepción son otras de sus joyas, a las que se suman, más actuales, los museos del Jade y el de la Universidad de San Carlos.

Frutas de colores y sabores increíbles, tejidos, cerámicas y todo tipo de piezas de artesanía nos esperan en el Mercado Central de la ciudad, también rica en artesanías como tejidos, cerámica, productos de plata y oro y cerería.

Artesanía de mil y un colores en Chichicastenango

En las verdes montañas del altiplano occidental, el pueblo de Chichicastenango, en la región de Quiché, alberga un famoso mercado de artesanos que se celebra todos los jueves y domingos del año.

Considerado el más grande de Centroamérica en su género, este mercado, que ya se celebraba antes de la llegada de los españoles, sigue ofreciendo una magnética mezcla de productos, colores, dialectos y costumbres.

Entre los puestos brillan especialmente los textiles, de pantalones a manteles y hermosos cinturones aunque si hay que detenerse en algo es en los huipiles, las blusas tradicionales tejidas a mano por las mujeres indígenas.

Además, objetos de cerámica, artículos de cuero y jade, tallas de madera, joyas de oro y plata y magníficas máscaras pugnan por atrapar nuestra atención.

Río Dulce: la puerta de entrada al Caribe

En el departamento de Izabal, entre el Lago de Izabal y la Bahía de Amatique, encontramos el Río Dulce, de 43 kilómetros de largo y puerta de entrada al Caribe en Guatemala.

El cañón en la desembocadura del río sobre la bahía ofrece una belleza escénica única por su vegetación y por ser refugio para diversas aves nativas y migratorias. Hay que recorrer los 16 kilómetros en los que las aguas discurren entre altas paredes de roca caliza y exuberante vegetación mientras evitan cayos e islotes de diferentes tamaños.

El Parque Nacional Río Dulce que protege este ecosistema desde el año 1955, en el que habita una enorme variedad de fauna, incluidos manatíes y cocodrilos.