Álava se disfruta de otra manera desde el aire
En parapente o en globo los valles y pueblos de las sierras alavesas se pueden contemplar en silencio desde las alturas

La elegante silueta del globo se recorta en el bosque. Foto Globos Estratos
Desde siempre la humanidad envidió a las aves: el silencioso planear del albatros o el águila o los kilómetros que realizan las especies migratorias eran una sueño que solo en último siglo y medio fue capaz de cumplir.
Pocas sensaciones son tan impactantes como el silencio a cientos de metros de altura, con el viento que golpea la cabeza y el cuerpo o la brisa que parece la caricia de una mano gigantesca e invisible.
Estas son algunas de las experiencias que se pueden disfrutar en Álava, en el País Vasco, donde las condiciones climáticas y geográficas son ideales para realizar vuelos en globo, parapente, paramotores o ultraligeros.
En globo por Airaldea
Muchos vuelos en globo aerostático se realizan en Aiaraldea (Cuadrilla de Álava), una de las siete regiones en que se divide el territorio alavés; comarca también conocida como la Cantábrica Alavesa.
Por la mañana, a eso de las 8:00, el personal de empresas como Globos Estratos inflan la gigantesca tela de estos vehículos con aire caliente para, minutos más tarde, subir la canastilla a las alturas y volar lentamente por los campos que parecen un tapiz de verdes y amarillos, y por los valles flanqueados por sólidos acantilados.
En globo nunca hay una ruta fija, porque se determina por el viento. Pero el valle de Orduña suele ser un destino que nunca falla
No hay una ruta fija, ya que el viento determina el rumbo del día. Pero a grandes rasgos, hay tres zonas de vuelo.
Una es por las cercanías de Orduña, donde se ve el Monte Santiago y el nacimiento del río Nervión.
Otra es por Valdegobia, en el límite con la provincia de Burgos; y si el viento lo permite, se puede salir de Álava y llegar a las Merindades burgalesas, donde se ven pueblos como Frías, Medina de Pomar y Oña, y espacios naturales como los montes Obarenes y Ojo Guareña.
Un vuelo por persona cuesta entre 160 y 170 euros, con almuerzo incluido; aunque hay opciones más exclusivas como viajes solo para dos personas a 840 euros.
Consejos para el vuelo
Una de las ventajas de este tipo de viajes es que no hay que hacer nada. A menos que uno se ofrezca a ayudar en el proceso de inflado, lo cual también es una experiencia recomendable.
En las alturas está más fresco, es cierto, pero es mejor llevar varias capas de ropa fina antes que un abrigo grueso; y más prioritario es tener calzado cómodo para el viaje.
Volar en parapente por Álava
Volar en parapente es la experiencia más cercana a la libertad la de las aves. En Álava Orduña también es una de las mejores zonas para este deporte, gracias a la existencia de laderas térmicas y dinámicas.
Las mesetas, promontorios y otras estribaciones de la Sierra Salvada son plataformas que son aprovechadas no solo para el parapente sino también para otros deportes aéreos como el paramotor, el aladelta o los vuelos en ultraligero.
¿La razón? La disposición de su ladera, orientada al noroeste, sumado al desnivel e inclinación constante así como la presencia de vientos laminares; combinaciones ideales para que las corrientes se encarguen de elevar y guiar a los amantes de estas actividades.
Una gran ventaja de Ordoña es que es un valle muy ancho, sin obstáculos que puedan perjudicar la práctica de parapente
Otra ventaja del valle de Ordoña es que presenta una extensión muy ancha, sin obstáculos a la vista ni peligrosos cables de alta tensión que puedan perjudicar al viaje.
Los vuelos, como los que ofrecen empresas como la Escuela Vasca de Parapente y Motor o la Urdu Hegan Parapente Eskola cuestan 100 a 120 euros por persona, y la experiencia dura entre 20 y 30 minutos.
También se ofrecen vuelos desde Vitoria a cargo del Club de Parapente Cormorán y Parapente Gasteiz, o desde Izarra con las propuestas de Air Works Team.
Enganchado a volar
Puede ser que al principio haya temor o temor a sufrir de vértigo. Pero cabe recordar que el control de los mandos del parapente siempre está en manos del instructor, y que al no estar los pies sobre una superficie se reduce la posibilidad de mareos.
Eso sí: los que han subido y contemplado el colorido mosaico de las tierras alaveses reconocen que quedan ‘enganchados’, con una mezcla de fascinación y adrenalina.
Por ello estas empresas también ofrecen cursos y venden equipamiento para los que quieran aventurarse solos y animarse a imitar a Ícaro por los valles de Álava.