La ruta de los molinos de viento de Fuerteventura

Los molinos de Fuerteventura recuerdan cómo durante siglos se aprovechó el viento para extraer agua y moler cereales, gigantes silenciosos que se descubren en esta ruta

Fuerteventura, otra tierra de los molinos. Foto Turismo de Canarias

Algún despistado podría creer que Fuerteventura está plagada de homenajes a Don Quijote, pero no: si hay tantos molinos de viento es que la isla canaria es una de las que tiene una mayor presencia de los vientos alisios, que fue aprovechado para impulsar la agricultura local.

Estos son vientos que soplan a unos 20 km/h a ambos lados del Ecuador, corrientes cálidas y secas que el Atlántico va impregnando de humedad, y que durante siglos sirvieron como autopistas invisibles en el tráfico marítimo entre América y Europa.

En Canarias los alisios ayudan a que el clima insular no sea tan caluroso y árido como en las tierras africanas que están en su misma latitud.

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Motores de la agricultura majorera

Sin embargo, que los de Fuerteventura recuerden tanto a los molinos de Castilla no es errado, porque estas maquinarias fueron importadas por la población europea desde el siglo XVIII, como una evolución frente a las tahonas (molinos de tracción animal o de sangre) o los manuales de los aborígenes.

En el s.XIX se inventó la molina, una estructura de cuatro aspas más sencilla cuyo mecanismo se podía trasladar a otro lugar de la isla

Museo de Molino. Foto Turismo de Canarias

Un paso siguiente se dio en La Palma con la invención de las ‘molinas’, donde la estructura se podía desmontar y trasladar a una nueva ubicación.

En Fuerteventura hay varias molinas. Se diferencias de los molinos clásicos en las primeras son de cuatro aspas y están montados en estructuras más pequeñas, mientras que los segundos también podían tener cinco o hasta seis aspas.

El Centro de Interpretación de Los Molinos

Quizás el punto de vista para descubrir estos gigantes silenciosos sea el pueblo de Tiscamanita, en el centro de Fuerteventura, donde al lado de una casa tradicional majorera se encuentra el Centro de Interpretación de Los Molinos.

En esta estructura rehabilitada se puede conocer la cultura en torno al gofio, uno de los alimentos vitales de la dieta autóctona, creado con la molienda de cereales.

En el lugar se ve cómo se tritura el maíz con un sonido único, que forma parte de un circuito que detalla cómo se construyeron estas estructuras con barro, piedra y cal, y de qué forma los molinos formaron la cultura agrícola de la isla.

Museo de Molino. Foto Turismo de Canarias

Los molinos sobrevivientes

De los 38 molinos catalogados en Fuerteventura hay 23 que fueron restaurados y declarados Bien de Interés Cultural (BIC), y uno de ellos es el de Tefía, en el municipio de Puerto del Rosario, dotado de seis aspas.

El Centro de Interpretación de Los Molinos permiten conocer cómo estas estructuras impulsaron la agronomía local con la producción de gofio

Molino de Tiscamanita. Foto Turismo de Canarias

La visita se complementa con el Ecomuseo de La Alcogida, que profundiza en la arquitectura y los oficios tradicionales locales.

A ocho minutos del centro de Fuerteventura está el molino de Antigua, en el municipio homónimo, que abre las puertas de la historia del campesinado, su artesanía y la producción de gofio; en un recorrido que se enlaza con el cercano Museo de Queso Majorero.

Desde el pueblo de Villaverde se divisan dos molinos gemelos en un cerro cercano, con sus cuatro aspas intactas que giraban para moler trigo, cebada, garbanzos, avena y centeno, entre otros cereales.

Allí se ve claramente su estructura con dos puertas, con una escalera de piedras que permite acceder a la entrada superior.

Molino de Punta Arena. Foto Turismo de Canarias

La última molina en activo

La última molina de Fuerteventura en activo es la de La Asomada. Según precisan en el portal Mil Viatges, el artilugio quedó en desuso en los años ’50 pero el trabajo de un agricultor llamado Francisco lo recuperó, y produce gofio que los visitantes pueden degustar en el camino de regreso.

Otra molina se puede descubrir es la de Juan Morera en pleno centro de Corralejo, que fue trasladada en 2015 a una plaza de la localidad.

A unos minutos, en otra plaza, está el molino de Domingo Estévez; restaurado el mismo año con cuatro curiosas aspas.

También se pueden encontrar más molinos en Llanos de la Concepción, uno de seis aspas y otro de cuatro; y camino al pueblo de El Cotillo, llamado Molino de Roque, entre muchos más.

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