Cuatro museos únicos que puedes descubrir en Mallorca
En la variada vida cultural que tiene esta isla balear se encuentran estos curiosos museos ubicados en pueblos de la sierra o la costa mallorquina

El antiguo monasterio de la Cartuja en Valldemossa
Además de los programas de turismo activo y al aire libre que se puede hacer en Mallorca, en esos días de tramontana en invierno lo que más apetece es buscar refugio y vivir otras experiencias.
La hermana mayor de las Baleares tiene una intensa vida cultural, y de ella sobresalen estos museos que son diferentes a lo que uno espera. Vamos a conocerlos.
La celda-museo Chopin y George Sand de Valldemossa
Dicen los residentes de Mallorca que Valldemossa es el pueblo más bonito de la Serra de Tramuntana, en la franja occidental de la isla.
Entre los diferentes sitios de valor histórico se encuentra la Cartuja de Valldemossa, que nació como residencia real y en 1399 pasó a ser monasterio de los Cartujos; hasta que fue alcanzado por la desamortización de 1835.
Allí sea alojaron Frédéric Chopin y la escritora George Sand en 1838, donde el músico polaco compuso algunas de sus obras destacadas como la segunda Balada o varios de sus Preludios. Y lo hizo con un piano que se hizo traer desde París.
La celda, claro está, no es de una prisión sino de las habitaciones de los monjes, el punto destacado de un bonito paseo que incluye los jardines, la antigua farmacia, una colección de arte sacro, una imprenta del s.XVI y una iglesia con frescos de Ramón Bayeu, cuñado de Francisco de Goya.
Museo Modernista de Can Prunera
Vamos a Sóller, en la costa noroeste de Mallorca. Allí encontramos dos museos, el dedicado a la historia de la ciudad y alrededores y el de Can Prunera centrado en el arte Modernista.
Sóller sorprende con su patrimonio de edificios Modernistas y Art-Nouveau
Como cabe esperar, se encuentra en una antigua casa diseñada a principios del siglo XX bajo los parámetros de ese estilo y el Art-Nouveau francés.
Allí se puede ver una colección de grandes maestros de la pintura como Joan Miró, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Klee, Fernand Léger o Maurice Vlaminck; junto con una selección de obras de pintores mallorquines o vinculados a la isla, como Miquel Barceló o Santiago Rusiñol.
Museo de Robert Graves en Deià
No muy lejos de Sóller se encuentra Deià, una pintoresca localidad recostada sobre el Mediterráneo que ha sido (y sigue siendo) un imán para artistas y escritores.
Uno de ellos fue Robert Graves, que quizás todo el mundo reconozca por su obra cumbre Yo, Claudio, pero que en realidad fue autor de un centenar de libros sobre historia clásica, mitología, biografías, poesías y relatos infantiles.
La casa donde vivió desde 1929 hasta su muerte en 1985 se convirtió en un museo administrado por la Fundación Robert Graves; donde se puede conocer cómo era su vida cotidiana y cómo trabajaba con ese ritmo intenso que siempre le caracterizó.
Además la visita se puede complementar con una escapada al cementerio que está junto a la iglesia de la localidad, donde Graves está enterrado.
Museo de Sa Bassa Blanca
En Alcúdia se puede descubrir el Museo Sa Bassa Blanca, donde el arte dialoga con la naturaleza en un entorno declarado como reserva biológica.
Entre árboles y arbustos emerge un zoológico de esculturas con obras realizadas en granito por Ben Jakober y Yannick Vu.
En el Museo de Sa Bassa Blanca unos animales de granito de gran tamaño emergen entre la vegetación
En realidad la génesis del museo comenzó en un antiguo aljibe subterráneo que alojaba una colección de retratos infantiles realizados entre los siglos XVI y XIX.
Luego se expandió al exterior, con más obras de arte en el Jardín de las Rosas y el citado parque de esculturas.