Glamping de alta gama y vida al aire libre: una forma diferente de descubrir Sitges

Para aventureros o sedentarios, pero todos amantes de la naturaleza, Garrofer Green Camping propone nuevas opciones de conocer esta ciudad al sur de Barcelona

Uno de los alojamientos que ofrecen Garrofer Green Camping. Foto HolaCamp

A media hora al sur de Barcelona, Sitges es asociada con su festival de cine fantástico, su frenético carnaval, por ser uno de los epicentros del turismo gay de Europa, el glamour de sus playas y por el legado que brilla en sus mansiones y museos modernistas.

Pero también hay otra Sitges, la del turismo de naturaleza y relax, que se asocia a actividades por el Parc del Garraf y las costas del Mediterráneo. Y para ello, nada mejor que establecer como base uno de los campings más emblemáticos de esta comarca: el Garrofer Green Camping (Carretera C-246A, KM 39)

Aunque abrió sus puertas en 1963, no hay rastros que estemos en un camping con más de seis décadas de vida: las instalaciones de sus 10,5 hectáreas presumen de modernidad, a los que se añaden las nuevas opciones de alojamiento para aquellos (como este servidor) que no tiene ni caravana ni tienda de campaña.

El domo, otras de las opciones de Garrofer Green Camping. Foto HolaCamp

La relectura del camping de toda la vida

Su ubicación a un par de minutos del centro de Sitges permite llegar con comodidad en coche o incluso en transporte público, aunque tampoco faltan los que se animan a caminar media hora por carreteras y urbanizaciones hasta alcanzar la villa.

En Garrofer Green Camping hay casi 140 opciones de alojamiento, desde jaimas hasta bungalows

Garrofer Green Camping es arrendado por HolaCamp, que cuenta con otros establecimientos en la cercana Gavà, Palamós (Girona), Chilches (Castellón), Mequinenza (Zaragoza) y Gandía (Valencia).

En el camping hay un abanico de actividades deportivas. Foto HolaCamp

Las opciones de alojamiento

En el camping de Sitges hay un abanico de alojamientos para elegir: hay 72 bungalows para parejas, familias y amigos, como los Classic, Comfort, Premium, Horus o Vesta, de hasta seis personas, y con detalles de confort que quisiera más de un hogar.

También hay 32 más tipo glamping, como futuristas domos y los Safari a los que se suman 32 más del estilo Hola Jaima, de dos a cuatro huéspedes.

Y a todos ellos se suman 90 parcelas para autocaravanas, furgonetas, caravanas y tiendas de campaña, de las que algunas parecen auténticas casas con ruedas.

No en vano, este sitio ha sido reconocido como el camping con alojamiento más original del país, galardón otorgado en la IV Gala de los Campings de España. “Son como los premios Goya del sector”, describe Alfonso Leprevost, CEO de HolaCamp.

También hay tiempos y espacios para el relax como las clases de yoga. Foto HolaCamp

En nuestro caso nos alojamos en las nuevas Tiny, pequeñas cabinas para dos personas dotadas de un baño con ducha, cama doble, aire acondicionado, nevera, microondas, cafetera eléctrica y una reducida cocina equipada de vajilla y menaje. Lo mejor, claro, es el porche con tumbonas y mesitas ideales para desayunar y comer bajo la media sombra del techo de cañas y oír al silencio.

Qué se puede hacer en el camping

Garrofer Green Camping es como una microciudad. Gran parte de sus visitantes son extranjeros -como se puede deducir en el juego de detectar las patentes de los coches-, lo que en ocasiones crea interesantes interacciones mientras se disfruta de algunas de las actividades del lugar.

Claro, porque en un lugar de estas características se puede elegir: o no hacer nada y pasar las horas entre siestas, paseos y lecturas, o aprovechar las instalaciones para mover el cuerpo con los primeros calores estivales.

En este camping se pueden matar las horas entre siestas y caminatas, o aprovechar las instalaciones para hacer toda clase de deportes

Periódicamente se organizan conciertos y otros espectáculos. Foto HolaCamp

Seguramente que muchas familias prestarán especial atención a la piscina, con capacidad para 450 personas, con toboganes de agua y divididas para adultos y niños, con chiringuito de bebidas y escenario donde se suelen realizar espectáculos musicales.

Otros por ahí preferirán ejercitarse en la zona deportiva, donde hay pistas de tenis, pádel, vóley, fútbol, skate, petanca y hasta sacos para los que presumen de saber boxear. O en todo caso, hay una veintena de bicicletas para adultos y niños que se alquilan por horas o días.

Cerca de la entrada se ve un gigantesco tipi como los de las películas de vaqueros: es el centro Sprint, donde se organizan eventos y se ofrecen servicios como masajes.

Lamentablemente por las restricciones ante el riesgo de incendios no se puede hacer barbacoas al carbón, pero sí es posible usar las planchas que funcionan con monedas (3 euros por 5 minutos), que sacan del paso para los que no pueden estar sin los chuletones y chorizos reglamentarios de un camping.

Una de las tiendas ideales para grupos. Foto HolaCamp

Opciones gastro

En todo caso, ya sea para comer, cenar o desayunar, Garrofer Green Camping cuenta con el restaurante La Sínia, donde se ofrecen platos para el picoteo (como nachos, huevos rotos o tabla de quesos y embutidos), ensaladas, pizzas, varias opciones de carnes a las brasas (pollo, hamburguesa de black angus, entraña de ternera y chuletón) o pescados (desde tartar de salmón y dorada a pulpo a la brasa); con precios que rondan los 30 euros por persona.

En todo caso, a un lado su mercadito está bien dotado para salir del paso con una buena provisión de alimentos, bebidas, panificados y elementos que necesita cualquier amante de la vida de camping.

Que nunca falte la barbacoa. Foto HolaCamp

Sitges en clave natural

Desde una salida trasera de camping, tras desandar un camino de 900 metros bordeando los bonitos jardines de Terramar, se puede decidir qué hacer: si se gira al norte, se recorre el elegante paseo marítimo de Sitges que tras la larga hilera de residencias modernistas es coronado por la famosa iglesia de Sant Bartomeu y Santa Tecla, y de ahí, al complejo de museos como el Maricel y el de Cau Ferrat.

Si se toma hacia el sur, se desanda uno de los senderos más bonitos de la costa sur de Barcelona, el que conduce a Vilanova i la Geltrú por las calas.

Los más aventureros pueden explorar la riera de Ribes hasta el pueblo de Sant Pere de Ribes, o en todo caso, animarse a recorrer en bicicleta o a pie el dédalo de circuitos en el Parc del Garraf.

Claro que eso no quita que uno por ahí quiera pasarse las horas en la playa, de discoteca en discoteca o conociendo los restaurantes de Sitges. Pero si también está la opción del programa de naturaleza como el que ofrece Garrofer Green Camping, pues hay que aprovecharlo.

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