Una ruta divina por los dulces de Madrid

En conventos y monasterios de la Comunidad de Madrid se elaboran desde hace siglos deliciosos dulces, postres y mermeladas. ¿A qué esperas para probarlos?

Dulces de Madrid que saben a gloria.

Hechos con tiempo y calma, con recetas ancestrales e ingredientes naturales, sin aditivos artificiales, lejos de las prisas y el ritmo frenético que impera en la sociedad actual y, sobre todo, con mucho mimo y cariño, los dulces de Madrid que se elaboran en conventos y monasterios merecen un capítulo aparte en lo que a repostería se refiere.

Rosquillas, compotas, pastas, trufas, turrones o mazapanes, rastreamos los dulces conventuales tanto en la capital como en los pueblos de Madrid, para encontrar estos bocados que saben a gloria y que nos transportan directamente al cielo.

Monasterio del Corpus Christi en Madrid

En Madrid, en el Monasterio de Corpus Christi (Plaza del Conde de Miranda, 3), se encuentra la congregación de las Jerónimas, llamadas ‘las carboneras’ por un cuadro de la Virgen de la Inmaculada encontrado en una carbonería y donada al convento.

Además de conocer el edificio del siglo XVII, obra de Miguel de Soria y encuadrado en el primer barroco madrileño y las obras Antón Morales o el cuadro de La Última Cena, de Vicente Carducho que alberga, merece la pena dejarse caer por este lugar en el corazón del barrio de los Austrias por otra suculenta razón.

Mantecados de yema.

Y es que aquí se preparan algunos de los postres conventuales con las recetas más antiguas de Madrid, concretamente de mantecados de yema, naranjines, sequillos, nevaditos, mantecados de Jerez, pastas de té, pastas de almendras y galletas.

Atento a los horarios porque se venden únicamente a través del torno ya que las manos que las elaboran artesanalmente son las de sus monjas de clausura.

Garrapiñadas en Alcalá de Henares

En el Convento de San Diego (callejón de Santa María, nº 3), las Clarisas elaboran las famosísimas almendras garrapiñadas. Estas monjas, popularmente llamadas «almendreras» o «las Diegas de Alcalá», permiten adquirir los dulces, a través del torno, todos los días.

Situado en el corazón de Alcalá de Henares, en la calle Beatas, 7, se encuentra la comunidad de monjas clarisas que residen en el Convento de San Diego.

Las famosas garrpiñadas de las clarisas de Alcala. Foto: ©Sara Paniagua | Comunidad de Madrid.

El humilde edificio no llama demasiado la atención y, si ha cobrado fama el lugar, es más bien por el buen hacer de sus monjas de clausura, llamadas ‘almendreras’ o ‘las Diegas de Alcalá’.

La fama de sus almendras garrapiñadas se ha extendido más allá de los límites de la ciudad y son muchos los fans de este producto, el único que elaboran y que venden también a través de tornos.

Mermeladas en Loeches

En Loeches, un municipio situado al este de la Comunidad de Madrid, entre Alcalá de Henares y Arganda del Rey, residen desde 1596 las hermanas del convento de las Carmelitas Descalzas (Plaza de la Duquesa de Alba, 3).

Con frutas de temporada recogidas de su huerto y de forma completamente artesanal, elaboran mermeladas y compotas, así como delicias e higos carmelitanos, la principal marca de la casa, que la mismísima Santa Teresa de Jesús disfrutó en el que sería el último viaje de su vida hacia Alba de Tormes en 1582.

Higos carmelitanos de Loeches.

Las hermanas Carmelitas también realizan escapularios bordados en oro y otros artículos religiosos.

Turrones en las clarisas de Chinchón

Fundado en 1653 por el V Conde de Chinchón, Francisco Faustino Fernández de Cabrera y Bobadilla y con un edificio en el que participaron maestros canteros que habían participado en la construcción de El Escorial, el Monasterio de la Inmaculada Concepción de Chinchón (Plaza Duquesa de Alba, 2) es otro lugar a tener en cuenta en la ruta de dulces conventuales de Madrid.

Las monjas clarisas elaboran aquí numerosos tipos de dulces entre los que destacan las rosquillas fritas, los soplillos, los mantecados nevados, el turrón de praliné de almendra y la pasta de almendra con masa de mazapán.

Palitos de San Antonio de las clarisas de Valdemoro.

En Semana Santa también se pueden adquirir los tradicionales hornazos.

Trufas de chocolate en Valdemoro

También monjas clarisas son las encargadas de elaborar las deliciosas trufas de chocolate que han hecho famoso a Valdemoro.

En este municipio se levanta el Convento de la Encarnación (Duque de Lerma, 4), del siglo XVII, de cuyo horno salen dulces elaborados de forma artesanal, con materias primas de primera calidad y sin conservantes.

Corazones de yema.

Las monjas son especialistas en pastas castellanas, trufas de chocolate, empanadas de atún o tartas de almendras, además de otros exquisitos dulces como los almendrados de la abuela, las pastas corazones y las pastas florecillas. En este caso se admiten pedidos por teléfono y se venden también online.

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