Terraza Martínez: una década de arroces y carnes desde el mejor balcón del Mediterráneo

En un rincón de la sierra de Montjuïc, en Barcelona, este restaurante cumple una década y se ‘re-evoluciona’ con un menú que homenajea a sus platos más emblemáticos

Las vistas sobre Barcelona son uno de sus grandes valores. Foto Terraza Martínez

No es fácil llegar a Terraza Martínez: enclavada en la falda del Montjuïc, a pasos del elegante Hotel Miramar, solo se puede acceder si uno tiene buenas piernas y fatiga una buena distancia desde Poble Sec, si se camina un buen rato desde el funicular, si se paga un serpenteante trayecto en taxi o si se dispone de coche.

O sea, a nadie le queda de paso, está fuera de los polos gastronómicos y tiene un par de discretos carteles a modo de aviso a los navegantes.

Y sin embargo es un éxito, donde más vale reservar mesa -no importa la hora y el día- porque si no se corre el riesgo de hacer el viaje en vano.

El antiguo chiringuito transformado en restaurante. Foto Terraza Martínez

Las vistas del Martínez

Lo primero que uno hace al llegar es apartar la vista. Es que es imposible no caminar unos metros y apoyarse en la baranda de piedra para contemplar las panorámicas del puerto de Barcelona y la zona marítima del Barrio Gótico con el Mediterráneo como telón de fondo.

Esas mismas vistas hechizan dentro del local, sobre todo si se puede sentar en las mesas altas al lado de la cocina o en la ansiada mesa 23, un balcón dentro del balcón que ofrece perspectivas casi en 360 grados.

La ansiada mesa 23. Foto Terraza Martínez

La evolución de Terraza Martínez

Nacido hace una década de un chiringuito sin muchas pretensiones, Terraza Martínez ha ido evolucionando en sofisticación y diversidad, bajo la batuta del grupo Los Reyes del Mango; lo que se ve en los últimos cambios en coincidencia con el aniversario: desterraron los manteles de papel y renovaron el mobiliario con materiales como el mármol, la rafia y la madera; con una estética abundante en plantas que es un guiño al pulmón verde del Montjuïc.

Uno de los grandes valores de Terraza Martínez son las vistas desde la falda del Montjuïc, sobre todo si se logra sentar en la ansiada mesa 23

En tanto, los camareros y otros empleados (algunos están desde la apertura en 2013) se han uniformado con chaquetillas blancas con delantal y charreteras.

“Por lo menos ahora no llueve dentro”, bromea la directora general del grupo Mar Martin recordando los orígenes del actual restaurante.

Selección de entrantes y arroz. Foto Terraza Martínez

El menú homenaje

Martínez presenta un menú homenaje (75 euros, 90 euros con champagne) que recorre algunos de los platos más emblemáticos que han pasado por el local, como la ensaladilla rusa con ventresca y la exquisita croqueta de jamón y bellota. “No hemos tocado ni un ingrediente en 10 años”, confiesa su director gastronómico Juanba Agreda.

Esos dos entrantes fueron la alfombra de bienvenida a un paseo histórico y culinario, donde el espíritu del chiringuito se mantiene con una relectura más elaborada de platos de toda la vida, como el puerro rostizado, el boquerón a la malagueña (ojo a cómo la combinan con la salvia frita), el tartar de atún rojo y los berberechos súper King.

“No solemos innovar mucho. Preferimos tocar muy poco el producto y confiar en proveedores de calidad, que en lo posible sean pequeños y de kilómetro cero”, apunta Agreda

Y para confirmarlo trajo unas gambas rojas de Palamós a la brasa que, de no ser por el precio, dan ganas de pedir un kilo.

Otras opciones de entrantes, además del clásico pan de coca de Cal Mossèn, son el queso de cabra con tomates Cherry escabechados y vinagreta de avellanas, la cazuela de mejillones al vermut blanco o las zamburiñas con pesto de cilantro y cebolla roja.

El clásico arroz Martínez. Foto Terraza Martínez

Los arroces, carnes y pescados de Terraza Martínez

Uno de los pilares de Terraza Martínez son los arroces. Y no hay una o dos opciones sino nueve, ya sea el negro con chipirones a la andaluza, el socarrat (caldoso de gamba roja o de bogavante), el de verduras ecológicas, el senyoret (“es el que más se vende”, indica el director gastronómico) o el que hemos probado, el Martínez de conejo y pollo; una versión de la paella valenciana con el arroz tostado en su punto justo.

Además de platos del mar como el bogavante y la langosta al estilo Formentera, la cazuela de rape y bogavante (hay que reservar mucha hambre para afrontarla) o la ración del pescado del día, en Terraza Martínez hay un lugar reservado para las carnes a las brasas.

Chuleta de vaca vieja. Foto Terraza Martínez

Hay pocas opciones, entre la chuleta de vacuno mayor madurada 40 días o la más fuerte de buey El Capricho (finca de León), además de la hamburguesa de esa raza o el coquelet de Bresse (variedad de pollo francés). Pero basta pedir una que ya se quedará más que satisfecho.

En el remate de los postres, están la piña con helado de coco, el banana Split o el popular mini brazo Martínez ideal para golosos; entre otros.

El famoso brazo Martínez. Foto Terraza Martínez

Cócteles y otras bebidas

La carta de bebidas varía continuamente, con 150 referencias que se caracterizan por buscar la innovación (sino basta ver la cantidad de vinos naturales, ecológicos, biodinámicos, etcétera), además de interesantes añadas de las DO de España y otras regiones de Europa.

Pero como el lugar también da pie al tapeo con cócteles, además de las preparaciones clásicas se pueden probar creaciones propias como el Martínez Spritz, el Expresso Martínez, el Montjuic, el LRDM, el Spiced New York Sour o el Pinneaple Mezcal Margarita; combinados para dejar pasar las horas mientras al atardecer los colores de puerto, el centro y el Mediterráneo van mutando a los tonos oscuros.

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