Monty Python: detrás del Santo Grial del humor más absurdo

¿Cómo nacieron los Monty Python? ¿Se llevaban bien o fatal? ¿De qué manera trabajaban? Mejor que lo cuenten ellos en esta autobiografía

Terry Gilliam, Terry Jones, John Cleese, Michael Palin, Graham Chapman y Eric Idle: los Monthy Python

George Harrison decía que los Monty Python habían heredado el espíritu de The Beatles. ¿Es para tanto? Es cierto que en 1969, cuando los Fab Four se bajaron del carro del éxito, la montaña rusa de estos cinco cómicos británicos (más un estadounidense) estaba llegando a la cresta, para crear un estilo de humor que ha creado escuela.

A modo de ejemplo, un par de palabras: llamar spam al correo basura y al lenguaje de programación Python se debe a este sexteto. Y si alguien dice ‘esto es muy pythonesco’ ya sabemos a qué nos referimos: a un humor absurdo, surrealista, que para muchos arranca una carcajada y a otros una expresión de ‘no entiendo nada’.

El regreso (más cómodo) de la autobiografía

La cita de Harrison figura en las primeras líneas de la reedición de The Pythons, la autobiografía del grupo cómico que fue originalmente lanzada en 2003, y que ahora Libros del Kultrum trae en un formato más sencillo de leer.

COMPRAR Monty Python. Autobiografía: The Pythons en Amazon

En sus páginas se puede conocer la génesis del grupo, inclusive ir más allá del nacimiento de sus integrantes, explorar su proceso creativo y seguir su carrera en el programa de la BBC Monty Python’s Flying Circus, sus tres películas y las obras de teatro.

Si alguien dice ‘esto es muy pythonesco’ ya sabemos a qué nos referimos: a un humor absurdo y surrealista

Tras bambalinas estuvo el crítico de cine y periodista Bob McCabe, quien entrevistó a los cinco miembros; y para contar con el testimonio de Graham Chapman (fallecido de cáncer en 1989) recurrió a encuentros con su hermano John y su pareja David Sherlock. Además echó mano a archivos y diarios íntimos para armar el puzle de historias.

Por ello en esta autobiografía coral también podemos escuchar (bueno, leer) a Terry Jones, quien falleció en enero del año pasado.

La difusa frontera entre la seriedad y el ridículo

En las primeras líneas el lector se encuentra –como en los sketches- cómo la ironía se esconde detrás de la seriedad, o que destila el humor corrosivo y frontal de los Python sea una constante en otras páginas.

El sexteto en la época de Flying Circus. Foto Wikipedia

Puede ser el título de un capítulo como “Terry Gilliam se caga en los Monty Python” o la absurda evocación infantil de Eric Idle: “Fui lo que se conoce como un niño de la guerra. Mi primer recuerdo fue un bombardero Wellington en llamas  estrellándose en un campo junto a la guardería. El piloto avistó a los niños y decidió caer en picado”.

Estos guionistas y actores, que nunca pisaron una escuela de teatro según confiesa John Cleese, realizaron sus primeros pinitos en agrupaciones universitarias de Oxford y Cambridge, hasta que dieron el salto a programas cómicos de radio y de ahí, a la propuesta que la BBC les hizo para realizar un espectáculo de TV.

Era 1969, “la BBC le ofreció a John (Cleese) la posibilidad de hacer lo que quisiera y cuando quisiera, y aprovechó la ocasión para subir al carro a Mike (Palin) y a sus colegas”, recuerda Terry Gilliam.

La trastienda de los Monty Python

Los testimonios cruzados recuerdan el proceso de redacción y producción por parejas, Graham-Cleese; Palin-Jones e Idle por libre; con la puesta en común posterior y el filtro de Gilliam para realizar las animaciones que se usaban como transición o como sketchs en sí mismo.

También describe las innovaciones que a nadie se le había ocurrido, como sacar el remate de un chiste en el momento justo: “Nosotros explotábamos el guión hasta que el latiguillo era inevitable y entonces cortábamos por lo sano y metíamos a un hombre que intentaba comerse una catedral o cualquiera otra memez”, señala Palin.

El absurdo en televisión, cine y teatro

Los Python realizaron 45 episodios en cuatro temporadas, vorágine creativa que dieron paso a tres películas, dos de ellas obras maestras del cine cómico: Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores y La vida de Brian.

“Explotábamos el guión hasta que el latiguillo era inevitable y entonces cortábamos por lo sano y metíamos a un hombre que intentaba comerse una catedral o cualquiera otra memez”.

Michael Palin

La parodia de la leyenda del rey Arturo y las desventuras del joven judío al que confunden con un mesías en la Galilea de hace 2000 años fueron trabajos titánicos para los seis miembros, que jamás habían filmado una película, y que casi los arrastra a la quiebra; pero que dieron numerosas escenas que perviven décadas después, como la canción Mira el lado brillante de la vida.

Las memorias de seis grandes del humor

Los cómicos recuerdan los buenos y malos momentos de aquellos años, como el alcoholismo de Chapman que lo hacía desde olvidar sus líneas de actuación hasta desaparecer de las reuniones de trabajo (y dejar a Cleese escribiendo solo).

La muerte de Chapman, el agotamiento creativo y los choques de personalidades y métodos de trabajo, el reencuentro en el teatro, el entusiasmo solitario de Idle por llevar adelante el legado de los Monty Python y la paulatina bifurcación de caminos prolongan las memorias de este sexteto.

El grupo cambió la forma de hacer humor.

La tercera de sus películas se preguntaba cuál es El sentido de la vida. También cabría saber cuál era el secreto creativo de los Monty Python.

Palin da una pista: “cada episodio del programa era una caja que contenía media hora de fuegos artificiales, de modo de cuando uno abría la caja no tenía ni idea de cuáles eran los que se van a disparar”.

Y en esta línea sería el momento en que John Cleese miraría a cámara y diría “y ahora algo totalmente diferente»…

a.
Ahora en portada